11ª Etapa: Arzúa - Santiago de Compostela - Negreira.-.

 11 de Agosto de 2020.-


11ª Etapa:
Arzúa - Santiago de Compostela - Negreira.-.



Distancia:     62,16 Km.
Desnivel positivo:  1.140 metros.
Desnivel negativo: 1.357 metros.





Ricardo y yo,  en la plaza del Obradoiro.




        Son la Siete de la mañana, hemos dormido como señores en un hotel de lujo, ni un solo ruido en toda la noche, suena el despertador, tenemos el cuerpo tan acostumbrado a madrugar que no hace falta ni que nos despierte pues ya llevamos unos minutos en silencio esperando la hora así que con sigilo y con celeridad vamos preparando las alforjas y nos vamos enfundando el traje de ciclista.

        Sabemos que hoy es una etapa especial, es la llegada a Santiago de Compostela, lo que hace que se respire un ambiente especial entre nostalgia y hormigueo en el estómago, porque el camino va llegando a nuestra primera meta como así también la aventura, pero como todo en esta vida tiene su inicio y su final, pero no podemos vender la piel del oso antes de cazarlo así que tenemos que realizar esta etapa, además todavía nos queda otra hasta Finisterre.

        Ya somos unos maestros en colocar las alforjas, aquellas cinchas que tanto costaban enhebrarlas ya no cuestan tanto, una vez que estamos preparados y además revisado que no nos dejamos nada olvidado, abandonamos el albergue en el silencio por los pocos huéspedes y debido también al estar cerradas las dependencias comunes, cocina y salón de estar debido a las medidas sanitarias vigentes.


La e-bike de Ricardo preparada.



        Nos dirigimos a la plaza del pueblo dónde terminamos desayunando en el mismo lugar dónde cenamos ayer, una vez terminado nuestro petit dejeuner, arrancamos por la misma calle del albergue para iniciar el camino hacia Santiago de Compostela.

        La ruta de hoy no termina en Santiago de Compostela, pero como no debe ser de otra manera haremos la parada más que obligada, así como las fotografías de rigor en la plaza del Obradoiro para que quede reflejada nuestra aventura, y luego lo que haremos es continuar un poco más adelante hasta Negreira, y así no hacer tan larga la última etapa hasta Finisterre.


Comenzamos la etapa de hoy.



Comenzamos:


De Azúa a Santiago de Compostela.-

A las Ocho de la mañana comenzamos a rodar por la Rúa do Carme dónde se inicia el Camino a Santiago, este año siguiendo las flechas y mojones, ya que, como he dije en la anterior crónica la presencia de peregrinos es prácticamente testimonial, sobre todo habiendo conocido esta parte tan concurrida y alegre por la cercanía de Santiago. 

Abandonamos poco a poco Arzúa pasamos el río Brandeso y llegamos a la aldea de Pregontoño, dónde a su salida atravesamos un túnel para cruzar la carretera N-547 para encontrarnos con unos pequeños repechos, esta parte del camino podemos observar las praderas y las tierras de cereales que nos rodean, el desnivel no es muy accidentado y se acerca más a un sube y baja constante pero sin pedir mucho esfuerzo a nuestras monturas lo que hace que vayamos rodando a una buena marcha, a lo que hay que añadir que el tiempo es agradable con nubes y claros en el cielo y una buena temperatura para la práctica de la bici, (aunque ésta sea eléctrica).

        Al contrario de otros años, la presencia de peregrinos es casi testimonial si lo comparamos con los años anteriores, lo que hace que esta etapa al contrario de lo que pensara cuando planificamos el camino sea un etapa tranquila, por lo menos vemos algunos peregrinos ya que a lo largo de los días los que vimos se podían contar con los dedos de las manos y... de los pies.


Preciosa corredoira.


        Bueno como comentaba una vez pasada la aldea de Pregontoño, las poblaciones se van sucediendo pasaremos por A Peroxa, As Quintas, A Calzada, todas ellas unidas por un bonito camino cubierto por la frondosidad del arbolado lo que hace en su conjunto una bonita corredoira.

        

El rodar es agradable por As quintas.


                En el camino se reflejan innumerables recuerdos y señas que han ido dejando los peregrinos a lo largo del tiempo, tanto que hasta los lugares de descanso, como pensiones restaurantes y establecimientos dedicados a dar un servicio al peregrino están diseñados y tienen muchas alegorías al trasiego de peregrinos, como ejemplo en  el bar ubicado a 8 Kilómetros de Arzúa, adornado por los cientos de botellines dejados por otros tantos caminantes, por aquí pasamos a las Ocho de la mañana, un poco pronto para la cerveza, así que seguimos nuestra andadura.


Bar Cafetería "Casa Dolores", con sus botellines.



            Seguimos por caminos flanqueados por altísimos eucaliptos y cubiertos por las hojas alargadas de dichos árboles motor de la economía gracias a la celulosa para la industria papelera y maderera.

            

        
Bonito y frondoso bosque cerca de O Cabo, O Brea en el (concello de O Pino).


            Un tanto complicado es saber por qué localidades pasamos ya que algunas las vemos más o menos cerca y si entramos en ellas no tenemos un rótulo indicador del nombre de la localidad, lo que hace que no nos acordemos por las localidades por las que pasamos.

            Dejamos atrás las bellas corredoiras para dar paso a campos de cereal pero con su color verde característico, después de A brea, iremos por la carretera Nacional N-547 durante unos tres kilómetros, son las nueve y cuarto de la mañana y hemos recorrido quince kilómetros, las flechas del camino nos indican que debemos abandonar la carretera, pero esta será por unos pocos metros para cruzar la carretera, en este punto hay un bar restaurante, que puedo reconocer porque hace unos años me sellaron la credencial y está presidido por una figura de grandes dimensiones que es mascota del camino de Santiago y su nombre es Pelegrín.


Cruzamos la N-547, restaurante con el Pelegrín.

            Siempre tenemos la carretera nacional cerca de nosotros, ahora el camino se abre un poco más, ya no son las corredoiras tan tupidas, sino que el camino está flanqueado los eucaliptos pero esta vez con más anchura, pasaremos por las localidades de A Rúa, O Pedrouzo, aunque en Amenal se volverá a cerrar el bosque, seguirá la localidad de A Souto, donde ya estaremos en las inmediaciones del aeropuerto de Lavacolla, en este punto el camino se vuelve estrecho y nos hace bajar de la bici ya que pasa justo por el vallado del aeropuerto y el pinar, creo recordar.





A Santiago, vamos por buen camino.



            Llevamos 30 kilómetros y estamos en la localidad de Lavacolla, aquí paramos en la escalinata de la ermita de San Pelayo de Sabuguería, una ermita que va saludando a los peregrinos que ya ven como nos vamos acercando hacia la meta del camino, curioso destacar que observamos como una 
mujer rosario en mano lo iba desgranando, nos imaginamos que hasta Santiago, recitando los misterios...

Escalinata de acceso a la Iglesia de San Paio, (Pelayo).



        Poco a poco vamos abandonando los caminos de tierra y se convierte en camino asfaltado en ascenso hacia el Monte do Gozo, todavía estamos rodeados de arbolado con altos eucaliptos que van desapareciendo según avanzamos.


Subiendo al Monte do Gozo en Vilamaior.


 

La subida al monte do Gozo es por una zona residencial, por una calle asfaltada, se puede vislumbrar que vamos acercando al alto ya que pasamos por los centros repetidores de TVE, de la televisión gallega y de telefonía,  con ganas llegamos a la cima de la colina es el Monte do Gozo, unas fotografías como el momento se merece, va quedando  menos para la ciudad de  Santiago.

Este alto de 380 metros está a 4,8 kilómetros de la Catedral Compostelana, es el primer lugar desde el que el caminante observa la meta y es uno de los símbolos vinculados a la peregrinación jacobea, es la primera toma visual con la Ciudad de Santiago de Compostela y también de las torres de su Catedral.




Ricardo y yo en el Monte do Gozo.

Una vez que nos llenamos de monumento, seguimos nuestro camino hacia Santiago, ya en continuo descenso, a la entrada a la ciudad ponemos el GPS en modo coche para que nos acerque al casco antiguo, a la entrada de éste vamos andando con la bici a mano, pasamos por la plaza de Cervantes y al contrario de otros años el transito de paseantes es casi nulo, entramos a la plaza del Obradoiro, casualidades de los números resulta que estamos en la etapa 11, son las 11 horas y 11 minutos cuando atravesamos la escalinata del arco de Xelmírez.


Objetivo cumplido, Ricardo y yo en la Plaza del Obradoiro.

Después de esperar pacientemente en la calle nuestro turno para el sello de la credencial del Camino para la obtención de la Compostela, ya la tenemos en nuestra mano, Nota: no quise decir nada en el Camino pero llevaba en la alforja desde casa el canuto para transportar la Compostela una vez conseguida, pero por si las meigas no dije nada, antes de salir de la oficina me acerco a la oficina de Información y Turismo que hay en el interior para que nos den una especie de cartilla para obtener, esta vez la Fistellana, que da fe de que hemos realizado el Camino que resta hasta Finisterre o fin del mundo.


Susto de muerte que se llevó la chica que nos atendió al decir que éramos naturales de La Rioja, empezó a ponerse nerviosa y a hacer aspavientos con los brazos, hasta que pudo articular algunas palabras, resulta que La Rioja fue de las primeras comunidades en estar confinada por la COVID-19 y pensó que todavía no nos habían levantado el mismo.


Tuve que decirle a la par que su compañera que ya llevábamos unas semanas libres y que podíamos salir de nuestra comunidad, que situaciones más rocambolescas nos han tocado, (y nos tocará) vivir.


Bueno una vez aclarado todo volvió a sus cauces normales y pudimos emprender el camino hacia el fin del mundo, por lo menos para los romanos así era.


Credencial y La Compostela,
  (foto realizada en el parterre de la propia oficina al peregrino).


De Santiago  Negreira.-


Otra vez envueltos en las corredoiras.

A la Una y cuarto salimos de Santiago de Compostela de la plaza de El Obradoiro por una calle siguiendo un línea recta hacia el oeste siempre cuesta abajo, cuando desaparecen las edificaciones volvemos a estar rodeados de eucaliptos, salimos a Sarela de Abaixo donde cogemos otro camino a As Moas de Abaixo, Carballal, O Pedrido y antes de salir del claro del último monte en Roxos preguntamos a unos caminantes que nos recomendaran algún sitio para comer el caso que nos mandaron a un  restaurante el cual no encontramos, después de ir de un sitio para otro terminamos en una bar restaurante a pie de carretera, que por cierto nos dijeron que no fuéramos allí, el caso que el calor y la hora ya apremiaban así que nos lanzamos a la aventura.


La Comida de hoy toca aquí.


Entramos con un  poco de miedo como quien entra a lo desconocido, pedimos unas jarras de cerveza muy bien tiradas en jarra helada, para el calor que hace a estas horas son una bendición, mientras nos hacen los bocatas nos ponen unas pipas de girasol, que qué cantidad, bueno esto ya es otra cosa, la cosa pinta mejor de lo que nos habían dicho.

Los bocadillos tremendos, y así saciamos la sed y el hambre, una sobremesa gtranquila para descansar nuestras doloridas piernas, pero toca reanudar la marcha, menos mal que tiramos de e-bike que sino a ver quien arranca, por cierto yo cargue un poco la batería ya que no me fiaba de los últimos quince kilómetros.

Aún nos entretuvimos en buscar buenas instantáneas.

             La parte que me daba miedo eran unos dos kilómetros de fuerte subida en los que ascendíamos doscientos metros con pendientes según el GPS del 15%, bueno nada que nos detenga ya que hay que llegar a Negreira y ya estamos cerca.



Vista del río Tambre por Ponte Maceira.


Quintana, Portela, Aguapesada y otras tantas aldeas, una de las que más recuerdo y me llamó la atención es cuando cruzamos el río Tambre, en Ponte Maceira, no obstante es uno de los cien pueblos más bonitos de España, pequeño pero que sus casas de piedra nos hacen rememorar los pueblos medievales.

Ya no queda nada para Negreira, pasamos por carretera a aldea de Barca y ya estamos en los albores de Negreira, no nos costó nada encontrar el albergue y eso que está en una de las partes exteriores de la ciudad, a lado de un centro de salud y del cuartel de la Guardia Civil.

El Pazo do Cotón es una construcción del siglo XVIII,
 de estilo barroco en la villa medieval de Negreira

Son las Cuatro y media de la tarde cuando entramos en el albergue San José, dónde nos atiende el responsable del establecimiento comentando dónde podemos dejar las e-bikes para la noche y las literas que nos asigna, así que una vez realizado el recibimiento aparcamos las e-bikes en el local de al lado y comenzamos con el trasiego de las alforjas hacia el albergue.

Después de hacer las labores cotidianas, nos disponemos a dar una vueltecita por Negrira donde tomamos una cervecita y terminamos comiendo en un agradable y buen restaurante "Café bar Imperial" para terminar el día.

Una vez de regreso al albergue y siendo casi la hora de dormir, resulta que la ropa no se secó del todo, el responsable de establecimiento, amablemente nos ayudo a poner la secadora en marcha para que todo saliera bien.

Un día largo pero con una buena sensación al culminar la meta de llegar a Santiago, mañana último día de peregrinación, con final en Finisterre, pero de momento...

... más fotos aquí.

 

1 comentario:

  1. Ahora si que si. Los nervios hacen su aparición por ls cercanía del destino..
    El final está ( desgraciadamente) cerca.
    Salud y esperanza,
    Barrancas.

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