Etapa 11: Camino inverso de Santiago Francés, O Coto - Sarria.

 15 de septiembre de 2022.

Etapa 11: O Coto - Sarria.-

Distancia:  62 km.

Desnivel acumulado:  +1.210 m

Tiempo empleado: 7 horas 44 minutos

Track de la etapa de hoy.

Vídeo de hoy.

Las Fotografías de la etapa.

Paseo en las inmediaciones de Palas de Rei ,y que no forma parte del Camino de Santiago.

Crónica.-

        Amanece en O Coto, en la habitación recojo todos las cosas que tengo desperdigadas, no son muchas, la ropa que dejé tendida el día anterior y todo lo que se refiere a cargadores y electrónica en general, también la batería de la e-bike que la cargué en la habitación.

        Cuando tengo todo controlado y metido en las alforjas desayuno en el bar del establecimiento, una vez que termino, saco la bici de su escondite y le voy montando los aparejos, alforjas por un lado, GPS en el manillar con el track de hoy, la Gopro en el manillar preparada para captar todos los momentos del viaje, etc.

Lugar de la salida de la etapa de hoy, O Coto.

        A mi lado también está la pareja ciclista belga que salen antes que yo y estos también hacen el camino en el mismo sentido contrario dirección a su lugar de destino, una vez que ya tengo todo controlado inicio la marcha, son más o menos son las nueve de la mañana.

        Nada más cruzar la carretera observo que hay otro hotel que pareciese que hubiera tenido más movimiento que dónde me alojé ya que se encuentra en el mismo camino, en este lugar aprovecho y le pido a un peregrino que me haga una foto con la escultura en piedra de un Santiago peregrino.

En los primeros compases del día me cruzo con decenas de peregrinos.


        El camino transcurre por caminos en perfectas condiciones y muy transitados por los peregrinos hacia Santiago, estos peregrinos que voy viendo todavía les quedaran tres o cuatro días  para llegara a Santiago.

        También me cruzo con unos cuantos ciclistas, unos van en bicicleta normal y otros con las mágicas bicis eléctricas, se suceden también los lugares que afloran a lo largo del camino como bares y albergues, dónde los peregrinos pueden hacer tanto una parada para recuperar fuerzas o hacer que la etapa del día termine en ese lugar.

 La aldea romana de San Julián o San Xiao como se dice en gallego.

        A los cinco kilómetros paso por la pequeña aldea de San Xiao o San Julián en Castellano, una aldea romana en la que destaca su plaza con el cruceiro y la iglesia, donde entro un momento para ver su interior.

        En la carretera N-547 a 500 metros de la entrada a Palas de Rey me encuentro con un camino a la derecha que comienza con una vieja casona, que bien pudiera ser un viejo molino y un área de descanso con mesas y sillas de cemento, al ver el mapa veo que abandona el camino de Santiago pero que más adelante vuelve al casco urbano de la ciudad, por lo que me dirijo por este bonito paseo.

Camino como opción que elijo para ir a Palas de Rei.

        Después de dos kilómetros llego a una pequeña carretera que lleva a Palas de Rei, en el centro de la ciudad veo un anuncio de un supermercado que no se encuentra muy lejos de aquí, una vez realizada la compra de fruta y embutido para la hora de comer, retomo la marcha cuando son las once y media.

        A la altura de la iglesia de San Tirso de Palas de Rei tengo que variar un poco el track y dar un pequeño rodeo para sortear unas escaleras que en mi sentido pillan de subida y que son imposibles.

        Después de dejar el trazado de la carretera nacional N-547 en A Brea, el amino transcurre por buenos y bonitos caminos, corredoiras, caminos asfaltados o de tierra, siempre rodeados de la verde vegetación de la zona, según subimos de altitud el bosque desparece para dar paso a los maizales y la las verdes praderas, pasamos entre otras localidades por Airexe,  LigondeO Hospital, Castromaior, Gonzar.
Camino por las inmediaciones de Gonzar.

        En la zona de la pequeña aldea o parroquia de Gonzar paso sobre la una de la tarde y llevo recorridos unos 30 kilómetros, en esta zona empieza un descenso hacia la villa de Portomarín, pero un kilómetro después de pasar por Toxibó, en el kilómetro 33 de hoy, existen dos opciones para llegar a la villa Portomarín, una es siguiendo la carretera LU-633 y la opción que elijo es por la aldea de San Roque, en este tramo, me temo que me he equivocado ya que no me encuentro con ningún peregrino, no obstante es tarde para encontrarme con algún caminante, ya que las etapas caminando ya deberían de haber terminado.

Hórreo en el camino, cerca de Toxibó.

        El rodeo es un tanto mágico ante la desaparición total de peregrinos, y no saber si en verdad he elegido la opción correcta, luego veré que efectivamente cogiendo este camino es un poco más largo pero más ameno que la opción de llegar directo por la carretera.

        Cuando se llega a la aldea de San Roque el paisaje nos regala la vista del río Miño y el embalse de Belesar, el embalse está tan bajo, yo diría que bajo mínimos, que deja ver las antiguos puentes y construcciones del primitivo y sumergido Portomarín.

El embalse de Belesar y sumergido el antiguo Portomarín.

        Sin llegar a cruzar el puente para llegar a la villa, se encuentra la bifurcación de los dos caminos hacia la aldea de Toxibó, para elegir son camino de Santiago y el complementario, cuando uno va andando el ahórrate un par de kilómetros aunque sean por asfalto bien merecen la pena, pero si hay fuerzas suficientes es mejor evitarlo, ante esta duda me encuentro una peregrina que observaba y revisaba sus manuales, yo le comenté mi parecer, pero la última opción se lo dejo a ella que sabe como y cuanto quiere andar.

Iglesia de San Nicolás, trasladada piedra a piedra del sumergido Portomarín.


        Entro después de una larga y empinada cuesta hasta el centro de Portomarín, donde se encuentra en el centro dominando la iglesia de San Nicolás, salvada de las aguas del embalse y trasladada piedra a piedra hasta este emplazamiento, al igual que el gran arco del puente romano que existía antiguamente el la primitiva villa, en la plaza y a mi izquierda se encuentra el edificio del ayuntamiento y a la derecha y a lo largo de los soportales un sin fin de restaurantes y terrazas donde los peregrinos encuentran el tan deseado descanso.

        

Arco del antiguo puente romano, destruido en época de Doña Urraca.

        Antes de abandonar la villa observo que son las dos de la tarde, una hora más que buena para parar a preparar lo que será mi comida de hoy, un gran bocata y algo de fruta que compré en Palas de Rei, así que sin pensarlo dos veces paro en un parque casi a la salida o entrada de la población, según se mire.

        Ya llevo unos 40 kilometros por lo que aún quedan otros veinte, poco a poco se hace el camino, prisa no hay, así que después de satisfacer mi estómago monto en la bici para proseguir con la ruta.

Campana de la libertad, dónde los peregrinos avisan de su llegada a Portomarín.

        Según el sentido con el que realizo el camino al salir de Portomarín lo primero que veo es el gran arco del antiguo puente romano que existió en el sumergido pueblo y que también fue trasladado hasta la actual localización, doy un giro a la izquierda y cruzo el largo puente sobre el Miño hasta la otra orilla del embalse, en este lugar observo que hay peregrinos que vienen por la derecha, por una buena carretera y por la izquierda que vienen del monte, sin pensármelo dos veces opté por la opción del monte.

Vista de Portomarín desde el alto de A Cruz de Pedra.

        Desde en nivel de terreno más bajo de esta segunda parte de la ruta de hoy, en el puente sobre el río Miño hasta la parroquia de As Penas se avanza ganando altitud por buena parte de la Galicia rural, entre prados y frondosos bosques de robles y castaños salteados de pequeñas aldeas como Vilacha, A Parrocha, Mercadoiro, As Rozas y a los siete kilómetros se pasa por la parroquia de As Penas, en las proximidades de este lugar se encuentra el hito o mojón que indica que quedan la redonda cifra de100 Km hasta Santiago de Compostela, curioso lugar que retraté en unas cuantas fotografías, ya que de las veces que he pasado por aquí, siempre se me había despistado.
        
Mojón que indica la redonda cifra de 100 Km.
       
         Quedan unos 14 kilómetros para llegar al destino y que son un verdadera delicia para la vista, se recorre la Galicia más auténtica, pasando por un gran número de parroquias o pequeñas aldeas enlazadas por caminos estrechos, algunas veces adoquinados de grandes piedras para sortear pasos de agua, otras veces se dejan ver lo hórreos típicos de la zona, así con el ganado formado principalmente por vacuno.

Hórreo a pie del camino en la parroquia de A Brea.
        
Grandes piedras dispuestas para salvar el riachuelo.

Las praderas y las vacas un símbolo de estas tierras.

        A las cinco de la tarde y después de este 62 kilómetros en total llego a la ciudad de Sarria, nada más entrar en la ciudad encuentro el albergue, está prácticamente en la última calle antes de abandonar el lugar los peregrinos que hacen el camino en el sentido hacia Santiago de Compostela.

        El albergue restaurante se llama Albergue Matías Locanda, un pintoresco lugar dónde fui bien recibido, aquí lo primero que hice fue tomar una gran cerveza con un trozo de pizza gentileza de la casa, me hospedé en la casona de al lado del restaurante, una puerta de las comunes en los pueblos de madera noble dividida en dos partes, en la entrada un pequeño hall que fuese establo dónde durmió mi bicicleta, y la parte de arriba de la casona dónde se encontraban las habitaciones y una sala de estar, creo que existía una segunda planta pero no llegué a asomarme.

Mural del albergue de Sarria, en el mismo Camino de Santiago.

        La habitación individual, pequeña pero lo suficiente para descansar después de una etapa del camino, no se requiera mucho más, el baño compartido y como cualquier casona con el suelo de madera que crujía al caminar.

        Después del aseo y de haber tendido la ropa recién lavada, me dirijo a dar una vuelta por la ciudad, pero al poco de empezar a caminar y ver que me encuentro en la parte alta y que de regreso tengo una empinada cuesta, desisto de mis pretensiones y me quedo por esta zona buscando un lugar para cenar.

        En lugar de cenar en el Hostal elijo el restaurante O Tapas, dónde me llamaron la atención los platos combinados, y desde luego que acerté con la elección.

        Ya en la habitación, solo queda la edición del video, que siempre es lo último que hago en el día con el cansancio en el cuerpo, de hecho se me cae el móvil de las manos un par de veces y subirlo a YouTube mientras ya me vence el sueño.

        En resumen una etapa muy agradable, montañosa, llena de corredoiras, praderas, bosques y bonitos paisajes, y mañana más.

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