8ª Etapa: Navia - Mondoñedo.

8 de Agosto de 2020.-


8ª Etapa:
Navia - Mondoñedo.



Distancia:     79,33 Km.
Altitud Ganada:  1604 metros.
Altitud Perdida: 1513 metros.







Ria de Ribadeo, aquí diremos adiós a la costa para adentrarnos en Galicia. 


        Hoy nos toca otra ruta larga y además nos despedimos de este mar Cantábrico que tan bonitas vistas nos ha dejado, pero no adelantemos acontecimientos porque todavía es pronto y tenemos que empezar el día.


Ría de Navia a la salida de la localidad del mismo nombre.


         Haciendo El Camino llega un momento en el que se pierde la noción del tiempo y del día en el que estamos así que hoy sin darnos cuenta es Domingo, será difícil encontrar un sitio para desayunar, por lo menos a primera hora, así que salimos dando un rodeo por Navia buscando un sitio para desayunar pero fue en vano, son las siete y media de la mañana y no encontramos ningún sitio, así que nos disponemos a seguir las flechas amarillas que indican hacia donde debemos ir.

A nuestra salida de Navia va amaneciendo.


        Lo primero que hacemos es cruzar la Ría de Navia para iniciar la toma de contacto con la etapa, después de pasar el puente abandonamos la carretera nacional, para ir subiendo en paralelo al Río Navia, dejando a la localidad de Navia a nuestra izquierda, después de unos metros nos desviamos nuevamente a la derecha para ir dirección a Jarrio, una pequeña flecha en un poste nos indica la dirección correcta, menos mal que también nos guiamos del GPS, la verdad que el camino está generalmente bien marcado, pero hay alguna zona que bien porque vamos despistados o por falta de alguna indicación nos salimos del trazado pero el camino se puede seguir sin mayor dificultad.  


Rodeados de maizales vamos siguiendo el camino.

        El camino por el que discurrimos es de asfalto y en ascenso pasamos por el término municipal de Barqueros, las casas cada vez van estando más aisladas y ahora el camino se encuentra rodeado de maizales, la verdad es que no hemos dejado de verlos desde hacía  varias etapas.

        Las flechas nos van guiando por caminos estrechos y asfaltados acompañados constantemente del verde de la zona, pasamos algún cruce con alguna carretera comarcal, hasta que el camino nos indica que debemos transcurrir por la carretera nacional N-634, y así continuaremos hasta llegar una rotonda antes de A Caridá donde dejamos la nacional, nos adentramos en la localidad y a pie de carretera vemos un bar abierto, son las ocho y media de la mañana es el momento justo del desayuno.


En A Caridad paramos a "repostar".

        Aparcamos las bicis apoyándolas en la pared junto al bar, pedimos los asiduos cafés con leche y cruasanes, nos los tomamos en la terraza del bar en unas mesas habilitadas en el aparcamiento de la calle.


    
Cruz de Santiago
Buen Camino nos desean
 desde El Franco.





















    Proseguimos nuestra andadura, dejando atrás A Caridad, nos toca un leve descenso para ir buena parte de la ruta en llano, no tocamos la nacional salvo para cruzarla en dos ocasiones hasta llegar a San Pelayo, donde iremos mano a mano con los acantilados y el borde del mar Cantábrico,  desviándonos en algunas ocasiones del trazado tradicional para ir visitando los innumerables acantilados y playas que hay a lo largo del recorrido.

Rodeados de cereal y aproximándonos al mar.


       Después de la localidad de San Pelayo, Ricardo y yo vamos rodeados de campos de cereal, en donde el camino de asfalto se transforma en caminos de concentración parcelaria, que nos llevan hasta Cabo Blanco donde podemos disfrutar de un espectacular paisaje, viendo como el mar choca contra las rocas, después de haber desenfundado los móviles para inmortalizar la ocasión,  retrocedemos sobre nuestros pasos, o rodadas, para seguir yendo a la orilla del mar y llegar hasta la punta de La Atalaya, otro enclave que nos permite seguir disfrutando de las espectaculares vistas de los acantilados y el mar azul de la zona en la que nos encontramos.

Grandes acantilados en Cabo Blanco, (El Franco).


    Una vez que hemos  contemplado este mirador natural en Cabo Blanco, volvemos a retroceder para salir de la punta del cabo para proseguir nuestro camino sin dejar el mar a nuestra derecha,  observando desde el camino la cantidad de cuevas, recovecos y pequeñas calas de la zona, hasta llegar a la playa de La Porcía, en este lugar perdemos de vista el mar para adentrarnos un poco en el interior, apenas unos 600 metros, por decir algo para volver a dirigirnos otra vez hacia él, a la altura del monte de  Mirayos,  pasando por las Lagunas de Salave, lagunas artificiales construidas por los romanos para la explotación minera de oro, este trayecto se sale del camino de Santiago pero es fácil de seguir ya que está marcado como senda costera E-9. 

Vista desde el Mirador de Atalaya.



Vista general con la playa de la Porcía.



      En Mirayos nos encontramos con dos "jardines encantados", el primer jardín más pequeño, pero al ser el primero que vimos, sentimos la curiosidad de quien y con que motivo se había hecho, pero al recorrer un kilómetro más nos encontramos con otro mucho más grande, que parece un zoo, con los animales realizados con las formas de troncos,  ramas y materiales de la naturaleza sin modificar, en la que podemos distinguir girafas, grullas, alguna vaca etc...


Los Jardines encantados de Mirayos.


     Siguiendo el GPS y las indicaciones del G.R. E-9, entramos en la localidad de  Tapia de Casariego  por la playa de Represas, una  playa singular por estar formada por piedras y guijarros y con formaciones rocosas en la misma playa.

Playa de Represas en Tapia de Casariego.


      Entramos en Tapia de Casariego y paramos en una tienda de ultramarinos a comprar algo para la comida aunque sean las diez y media de la mañana, ya que hemos visto que es una localidad bastante importante y no sabemos si más adelante encontraremos otra tienda de alimentación, al salir de la tienda de ultramarinos, entre pitos y flautas Entramos en la oficina de turismo,  donde nos sellaron la credencial, al salir y seguir el GPS, bendito aparato,  dimos una vuelta en redondo entre calles retorcidas hasta llegar al puerto, por lo menos la vista del puerto pesquero merece la pena, después de la vuelta salimos a otra playa en la parte occidental de Tapia, es la playa de Ribera.

Puerto de Tapia de Casariego.


      Abandonamos Tapia de casariego y nos encontramos rodando por pistas de concentración parcelaria, coincidiendo en algún tramo con el recorrido E-9, en un antiguo lavadero y molino, cerca de Villamil, hacemos una parada para comer lo que compramos en Tapia, sin que supiera nada Ricardo, saco de la alforja un cuarto de sandía, y es que cuando la vi en la tienda me entró por los ojos. 

En este viejo lavadero - molino del arroyo Péligos paramos a almorzar.


      Una vez que nos alimentamos,  continuamos siguiendo la señalización del Camino del norte que nos lleva a la última playa que veremos hasta el último día de Camino del Norte, esta es la playa de Penarronda, que esta situada en la parte más  occidental de Asturias, Ricardo y yo vamos hacia el sur para pasar por debajo de la autovía A-8 y pasar por Barres, Lois y Figueras Castropol, seguidamente nos disponemos a atravesar el largo puente sobre la ría de Ribadeo, que separa Asturias de Galicia.

Playa de Penarronda, con ello decimos adiós al mar cantábrico.


        Un puente singular que en los años de su inauguración (1987) hizo un hito por la envergadura del proyecto que además de unir Castropol con Ribadeo con la también consecuente reducción de kilómetros, (26 Km), casi nada, un pero, el pero es que apenas hay espacio para los ciclistas en los pasos peatonales de apenas un metro de anchura, circunstancia que no se tuvo en cuenta en la ampliación del puente en 2008, así que sigo con el relato.

Puente de los Santos se extiende 612 mts. sobre la Ría de Ribadeo.


        Siguiendo las flecha cruzamos el puente dicho por la parte peatonal por el lado izquierdo y que según parece íbamos en dirección contraria ya que tendríamos que haber ido por la derecha, pero siguiendo las flechas nos mandaron cruzar por el sentido contrario, así que con el paso de apenas un metro de anchura, nuestros manillares y las alforjas tuvimos que hacer dibujos para cruzar, primero esperar porque a lo lejos se divisaba un ciclista que venia hacia nosotros y claro no hay sitio posible, la otra fue cuando estábamos en plena travesía, aparece en sentido contrario otro ciclista, menos mal que llevaba una de carretera y la alzó por encima de su cabeza para pasar él, y dejarnos pasar, al terminar de cruzar el puente, otro ciclista nos advirtió que lo habíamos cruzado en sentido contrario, vaya, otra vez lo cruzaremos bien.

Vista de Ribadeo desde la mitad del trayecto del Puente de los Santos.

        Una vez atravesamos el Rio Eo vamos hacia la izquierda para cruzar la localidad de Ribadeo, lo hacemos por la avenida de Rosalía de Castro, atravesamos una zona peatonal, para seguir nuestro trayecto rectilíneo, hasta que dejamos los bloques de casas atrás y ya nos encontramos de nuevo en el Camino, ya en Galicia más concretamente en la provincia de Lugo, me hizo una ilusión tremenda el encontrarme con un mojón indicando los kilómetros restantes a Santiago característicos de Galicia, tanto que le dije a Ricardo que me hiciera una foto con uno de ellos.


Ricardo me hizo la foto junto a un hito señalizando el Camino.


        Sin pérdida ya que es todo recto seguimos por una camino asfaltado que zigzaguea entre las haciendas, una vez que pasamos encima de la carretera Nacional 642 empieza la ascensión, nos vamos  metiendo en terreno montañoso, vamos avanzando teniendo a los dos lados, praderas y praderas donde las vacas pacen tranquilamente solo perturbadas por nuestro pasar, llevamos un poco más de la mitad de la ruta de hoy 44 Km y son aproximadamente las Doce y media, el día está nublado así que el sol no se convierte en nuestro enemigo, seguimos en nuestro avance atravesando tanto praderas con bosques de eucaliptos, altos y erguidos cual columnas sujetando el cielo.

Aún siendo agosto, nos encontramos con bonitos paisajes y altísimos eucaliptos.


        El camino es asfaltado y es un buen sube y baja, pero no nos preocupa ya que , tanto Ricardo como yo vamos con nuestras e-bikes así que disfrutamos del paisaje y no nos damos cuenta de que van cayendo los kilómetros uno tras otro, pasamos cerca de la localidad de Vilella, más tarde de O Vilar, en Villamariz estamos en pleno ascenso al techo del día, cuando ya queda escasos metros para la cumbre e internarnos en el monte paramos a comer, nos preparamos los bocatas y damos con ellos, con el propósito de seguir, los kilómetros ya pesan pero se compensan con los paisajes maravillosos y el terreno, que pasa de caminos asfaltados y a tramos de tierra muy compactada, una maravilla para rodar, tenemos ahora la una y media de la tarde.

Inmensas praderas en la cernía de Vilella.

        La parte más alta de la jornada está una vez que llevamos transcurridos 60 Km a 356 mts de altitud, todavía nos quedan 20 Km y es un verdadero diente de sierra, quedan tres picos pronunciados y algún sube y baja, yo tenía miedo en esta etapa del camino ya que es larga y además el final es apoteósico, la mayor parte del desnivel acumulado se hace en esta última parte, pero vamos que en ello estamos, y si puedo hablar de batería, pues casi casi a tope, el que guarda tiene. (pero más cansado).

un bonito camino con el bosque a un lado y al otro las verdes praderas.

        Después del ascenso, viene el divertido descenso que se alarga hasta los seis kilómetros a la aldea de  San Justo, donde volvemos a ascender para hacer el penúltimo diente de sierra de la etapa hasta llegar a la población de Lourenzá, que en un primer momento iba a ser fin de la etapa, pero por consejos la alargamos hasta Mondoñedo, una foto fugaz al Monasterio de San Salvador, sorprende la envergadura de la construcción, la verdad que la ruta se nos esta yendo de las manos son las tres de la tarde cuando pasamos por Lourenzá y todavía nos queda subir un pico como este último que acabamos de hacer, así que viendo la batería que nos queda, damos caña al motor, que por algo lo tenemos.


Monasterio de San salvador de Villanueva en Lourenzá.


        Menos mal que el motor asiste ya que esta última parte, por lo menos para mí el resto lo puso la bicicleta, ya estaba un poco cansado por lo largo de la etapa y tenía ganas del descanso, el terreno después de alternar bosque y praderas ya se hace más montañoso y cerrado, nos adentramos en las famosas corredoiras, que son sendas que conforman una red que durante siglos ha unido las aldeas para el tránsito de ganado y personas, suelen transcurrir bordeados de muros de piedra que separan abriendo el tupido bosque, en este caso de eucaliptos, el terreno puede ser bueno o de lo más accidentado con escalones o piedras, pero por donde transitamos, se intercalan tramos de buen piso con alguna imperfección pero totalmente ciclables sin ningún tipo de problemas, otra cosa seria con tiempo lluvioso, pero menos mal que no es el caso.



Corredoiras en los últimos kilómetros de la ruta de hoy.
  
      Ya solo quedan 10 Kilómetros que parecen que se estiran pareciendo que son el doble, pasamos por la localidad de Grove nada más cruzar la autovía del Cantábrico y llegamos a Mondoñedo, bueno mejor dicho a la entrada a Mondoñedo ya que nos alojamos en el Albergue Montero, Un hotel restaurante al lado de la Nacional 634-b, la recepción fue excelente y unas instalaciones modernas y actuales, aparcamos las bicis en un cuarto cerradas con llave y nosotros nos dispusimos a la labor de todos los días al llegar al albergue, una vez finalizadas todas las tareas unas vueltas por Mondoñedo, que bien merece ser visitada con su impresionante Catedral y sus alrededores.

Monasterio de Mondoñedo.

        Vimos algunos jóvenes vestidos de medievales y es que en estas fechas, tal y como nos indicaron, se hubieran celebrado las fiestas Medievales, así que después de toda una visita cultural y con alguna cerveza planeamos un poco el comienzo de la etapa de mañana ya que tendremos que elegir entre dos opciones, un panel explicativo a pie de calle nos sacó las dudas.


Calles de Mondoñedo.
        Buscamos sitio para cenar, pero debido a las restricciones sanitarias, los restaurantes de la zona estaban completos, así que nos marchamos a nuestro albergue a cenar y como cenamos, la mar de bien.

        El albergue estaba casi lleno por un grupo de militares que habíamos visto unos kilómetros atrás, menuda panda o banda, por lo menos guerra no dieron por la noche, parece que la educación militar los lleva por buen camino, je je.

1 comentario:

  1. Buena etapa, Miguel.
    Es cierto que se hizo un poco larga, pero se hacen amenas y se pasan sin darte cuenta.
    En cuanto al viaducto de Ribadeo no te sientas culpable, las flechas indican por donde fuimos.
    Salud y esperanza
    Barrancas.

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