Etapa 10: Aldealengua (Salamanca) - Tordesillas.

  4 de Julio de 2023. 

Etapa 10: Aldealengua (Salamanca) - Tordesillas.

Distancia:  93 km

Desnivel acumulado:  Positivo: 422 m. Negativo: 519 m.

Hora de Salida: 5:46 h.

Hora de Llegada: 12:30 h..

Tiempo empleado:  6 horas, 44 minutos, (Según Wikiloc).


Tordesillas, fin de la etapa de hoy.

        A las seis de la mañana del martes tres de julio, me levanto sin necesidad de usar el despertador, así que preparo mi desayuno: una taza de café con leche acompañada por dos piezas de bollería que compré ayer en la única tienda de Aldealengua.

        Como mi bicicleta durmió en la recepción del hotel que se encuentra cerrada por la noche, ya la tenía equipada con todos los accesorios necesarios para comenzar la ruta, a excepción de las alforjas, el foco y el piloto trasero, el GPS y la cámara GoPro ya estaban instalados, lo que me permitía ahorrar algo de tiempo a la hora de mi partida.

Con todo preparado para la ruta de hoy.

        La ruta de hoy es totalmente desconocida, no existe ninguna ruta que esté señalizada, sino que es una unión que he hecho ayudándome de los mapas para unir estas dos localidades así que no existirán flechas o indicaciones, sin embargo me cruzaré con dos caminos de Santiago, el primero en Nava del Rey con el ramal del  Camino de Levante, y otro punto es al final de la etapa en Tordesillas a través del Camino del Sureste.

Detrás de mí la luna casi llena dominaba la oscuridad de la noche.

       Salgo por las escasamente iluminadas calles de Aldealengua que me reciben con una ligera pendiente al inicio de mi ruta, rápidamente  me adentro en los caminos de concentración parcelaria, rodeado por los ondulantes campos de cereales que flanquean mi trayecto, en estas primeras horas de la madrugada me encuentro con un todoterreno, que tal vez  sea el encargado de supervisar el riego en estos extensos campos.

        Los senderos que atravieso son notoriamente accesibles, con una topografía casi plana, característica común de estos caminos de concentración parcelaria.

        Tras cubrir aproximadamente cinco kilómetros, alcanzo Aldearrubia, el primer punto de referencia en mi recorrido de hoy, la oscuridad aún envuelve la localidad, lo que me lleva a transitar por el centro con una especie de sigilo, como si fuera un forastero respetuoso del sueño de sus habitantes.

En los alrededores de Aldearrubia, el amanecer aún se resiste en la oscuridad de la noche.

        Rodeado de campos de cereal sigo con mi caminar, poco a poco el horizonte va clareando y mi destino hacia el Este se van descubriendo los tonos anaranjados del amanecer, en la penumbra van apareciendo sombras de estructuras para el riego de los extensos campos, cuya importancia es vital para la fertilidad de la tierra y la abundancia de sus cosechas.

       A doce kilómetros de distancia, llego a la segunda localidad en mi travesía, Pitiegua. Son casi las siete de la mañana y me recibe la distintiva silueta del campanario de la iglesia de San Miguel, esta silueta está adornada por las cigüeñas que habitan en sus nidos, creando una estampa curiosa y encantadora. 

Iglesia de San Miguel en Pitiegua, (Salamanca).

       Al dejar atrás Pitiegua, el paisaje se transforma en extensos campos amarillos de cereal. Hasta este momento, la oscuridad de la noche ha dificultado distinguir claramente los tipos de campos; hasta ahora, predominaban los de regadío, mayormente verdes. Sin embargo, ahora se revelan los dorados campos de cereal. Tras recorrer cuatro kilómetros, me topo con otra localidad en mi ruta: Villanueva de los Pavones. Son las siete de la mañana y el sol naciente comienza a asomarse en el horizonte, iluminando mi camino, aunque es muy temprano me cruzo con los primeros habitantes, madrugadores, que aprovechan las primeras horas del día para dar su paseo matutino.

Amanece en los campos de Salamanca.
        
         A unos cuantos kilómetros más adelante, atravieso Espino de la Orbada, un pequeño municipio que comparte la misma esencia de tranquilidad rural que los lugares anteriores. Ubicado en la apacible comarca de La Armuña, en la provincia de Salamanca, estos pueblos encarnan el encanto característico de las localidades castellanas.

Un pequeño rodeo a la Iglesia de San Andrés en Olmo de la Guareña (Zamora).

        A una distancia de treinta y tres kilómetros desde mi punto de partida, se encuentra Olmo de la Guareña, una localidad perteneciente al municipio de Vallesa de la Guareña, en la provincia de Zamora.

        Este lugar está enclavado en la comarca de La Guareña, reconocida por su topografía de altiplanicie con una cota media de entre 800 y 820 metros, salpicada por pequeñas elevaciones y un amplio valle por el cual serpentea el río Guareña. Está rodeado de campos agrícolas destinados al cultivo de cereal de secano, así como áreas dedicadas a cultivos de regadío y viñedos.

 La Guareña se caracteriza por su geografía de altiplanicie, su valle fluvial.

        Transito por la comarca de Guareña tocando la provincia de Zamora, cruzo el río Guareña, que aunque lleva poca agua, hace que el paisaje cambie por un momento dando la sombra y vegetación ofreciendo un cambio de color entre los campos de cereal. Los campos de La Guareña están dedicados principalmente al cultivo de cereal de secano, lo que implica cultivos como trigo, cebada o centeno, y también cuenta con áreas de cultivos de regadío, lo que permite el desarrollo de productos agrícolas más diversos. Además, la viticultura es una actividad significativa en la comarca, con viñedos que producen vinos de calidad.

        Con la luz del día adueñándose del paisaje, mientras avanzo por caminos bien cuidados y concentrado en mi recorrido, diviso a lo lejos lo que parecen ser dos imponentes torres que resaltan en el horizonte. No logro distinguir su naturaleza, pero su imponente altura sugiere que son estructuras de dimensiones gigantescas, sobresaliendo por encima de todo lo que las rodea.

Dos torres emergen del horizonte, se trata de Alaejos (Valladolid).

        
        Aunque las torres de San Pedro y Santa María, son el distintivo que otorga a Alaejos el apodo de 'el pueblo de las dos 'giraldas'', lamentablemente están un poco apartadas de mi ruta planificada y a pesar de que merecen una visita, decido continuar por el camino que tenía previsto.

        Después de dejar atrás la localidad de Alaejos, el paisaje se transforma, alternando entre campos de cereal y viñedos de la zona, en la distancia diviso una pequeña elevación montañosa que se asemeja a una pequeña cordillera. Antes de enfrentarme su pendiente, me encuentro con las ruinas de un cortijo y nada más dejarlo debo atravesar el seco lecho del Río Trabancos, desde su seco cauce me enfrento a la pequeña dificultad de identificar la continuación de la ruta, ya que debo encontrar la entrada por una senda apenas marcada en el terreno, lo que me obliga a detenerme y buscar el camino adecuado a seguir.

Cortijo en ruinas en la vega del río Trabancos.

En el seco cauce del rio Trabancos buscando la senda de izquierda.

        Una vez que he retomado el camino, éste prosigue por otras pequeñas construcciones denominadas casas de aperos, voy ascendiendo por la colina, el terreno se puebla de pinos salteador en el terreno, el camino casi borrado de su poco tránsito sigue convirtiéndose en arena haciendo que este tramo sea, aunque corto, el que más dureza tenga de la etapa.

Casa de aperos en mi transitar por la zona del Rio Trabancos.

        El reloj marca las diez de la mañana y ya he cubierto sesenta kilómetros de esta etapa, calculo que me quedan alrededor de treinta para llegar a Tordesillas. En este momento, alcanzo la localidad de Nava del Rey, un lugar animado con un bullicio notable en sus calles, lo primero que me llama la atención es encontrarme, en el primer cruce con la calle principal, una flecha amarilla, símbolo inequívoco de que el Camino de Santiago atraviesa la ciudad descubro más tarde que se trata del Camino de Levante, es  reconfortante encontrarse con señales que conectan con el trazado alguna vez recorrido por peregrinos, aunque sea por un breve instante.

Iglesia de los Santos Juanes en Nava del Rey, Valladolid.

        Una pequeña vuelta para ver centro de la ciudad y su patrimonio, un lugar fascinante que merece ser descubiertoEs el momento perfecto para hacer una pausa, descansar y saborear cada instante, haciendo que estos momentos sean aún más intensos y memorables, momento que aprovecharé para localizar un alojamiento en Tordesillas y reservar para mi llegada.
        
Parada en Nava del Rey.

        Después de estar un ratito saboreando mi pequeño tentempié, es el momento de seguir con la aventura, saliendo de Nava del Rey por su arteria principal, un edifico me llama la atención resultando bastante curiosa su antigua utilidad, se trata de un nevera, lugar donde antiguamente se guardaba la nieve prensada para la extracción del hielo y cuya finalidad es conservarlo para poderlo usar posteriormente, me resultó bastante curioso ya que hasta la fecha, los neveros naturales los conocía como excavaciones realizadas en el terreno recubiertos de muros de piedra, pero no como una edificación, donde dentro se haya el propio nevero.

Nevero o pozo de nieve en Nava del Rey.

       Dejo atrás la ciudad de Nava del Rey y ahora los paisajes cambian, alternando entre campos de cereal y extensas áreas de viñedos. Me adentro en la zona vitivinícola de la denominación de origen de Rueda.

        En esta fase final de la etapa transcurre por parte de la Cañada de Pollos después de pasar bajo las vías del ferrocarril mediante un paso inferior , continuando el camino paralelo a otra línea ferroviaria para luego cruzarla por un paso a nivel.

Viñedos de Rueda entre Nava del Rey y Tordesillas.

         Ahora el camino va en paralelo a la autovía de Castilla A-62, y aunque el recorrido es ágil, este se ralentiza por los bancos de arena existentes en una zona entre pinares.
        
Camino paralelo a la autovía A-62.

Zona de pinares en los alrededores de Tordesillas.

        A las doce y veinte del mediodía, tras haber recorrido 93 kilómetros, llego al puente de acceso a la ciudad de Tordesillas, una flecha del Camino de Santiago me da la bienvenida, señalando que por aquí transcurre el Camino del Suroeste, que se unirá posteriormente al Camino Francés.

        Queda grabada en mi memoria una hermosa imagen: la entrada a Tordesillas a través del puente medieval que cruza sobre el río Duero.

El Rio Duero a su paso por el puente medieval de Tordesillas.

        En la entrada a Tordesillas, cambio el GPS de montaña, por la aplicación del Google maps para que me dirija directamente al alojamiento de hoy, en esta ocasión es el hotel El Tratado, está cerca de la estación de autobuses, y cerca del centro de Tordesillas.

Esta noche la bici dormirá conmigo.

        En esta ocasión me dejaron meter la bici en la habitación sin ponerme ninguna pega, y después del aseo y de tender la ropa, bajé a la recepción con la intención de preguntar por algún lugar que dieran bien de comer y que no fuera su precio excesivo.

Mural de Tordesillas en el Restaurante.

        Así me lo hicieron saber, me indicaron la dirección del restaurante Duque II, algunas veces o casi todas es bueno dejarte dirigir por las experiencias de las gentes del lugar.

        Después de una merecida siesta, llega el turno de dar una vuelta para conocer un poco de la ciudad de Tordesillas, Tordesillas es una ciudad conocida por su relevancia histórica durante el reinado de Isabel la Católica. En esta ciudad se firmaron los Tratados de Tordesillas en 1494, que dividieron el mundo conocido entre España y Portugal. Este acuerdo influyó significativamente en la exploración y colonización de América. Además de su historia, Tordesillas también destaca por su arquitectura medieval y por ser un punto de interés en el Camino de Santiago.

Plaza mayor de Tordesillas.

        En la actualidad Tordesillas es conocido por el "Toro de la Vega" que era un evento controversial donde se perseguía a un toro por las calles hasta una llanura donde se permitía su lanceamiento, en septiembre de 2016, el gobierno regional de Castilla y León prohibió la muerte del toro durante este evento, cambiando significativamente su formato tradicional.

Monumento al Toro de Tordesillas.

Interior de un palacete en ruinas en Tordesillas.

 Desfile de Farolillos, cuya tradición se remonta a la Edad Media

       Hoy ha sido un día intenso, y no dejo de sorprenderme con los pueblos, localidades y ciudades por los que he pasado. Cada uno tiene algo único que enseñar. Además, resalto la experiencia de viajar en bicicleta por caminos secundarios. Esta elección, alejada de la rapidez de las carreteras y autovías, me sumerge en una España tranquila, lejos del estrés de las grandes ciudades.

        El día va llegando a su termino y hay que cenar, para la cena comeré algo en los restaurantes que hay más cercanos al hotel, una vez que termine iré a la habitación dónde ultimaré el recorrido de mañana que me llevará hasta la ciudad d Palencia, pero eso será mañana.

Hasta mañana.





        

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