12ª Etapa: Negreira – Finisterre.

 

12 de agosto de 2020.

12ª Etapa: Negreira – Finisterre.

 

Distancia: 71,43 Kilómetros.

Altitud Ganada: 1072 metros.

Altitud Perdida: 1129 metros.

 

Enlace en Wikiloc.


Ricardo y un servidor en el kilómetro cero, El faro de Finisterre.

 

                La ocupación del albergue es muy buena ya que cumpliendo el aforo permitido está completo, resulta extraño ver tanto peregrino alojado en este lugar al contrario de lo que hemos vivido a lo largo del Camino en que estábamos casi solos. No puedo dar una explicación razonable a qué es debido, podría ser, que al estar en medio de unos ciclos de alerta sanitaria y al existir bastantes dudas de lo que pueda ocurrir de un día para otro con cierres perimetrales y demás, que los peregrinos en vez de andar durante varias semanas haciendo la ruta jacobea hayan apostado por hacer este recorrido del Camino hasta Finisterre que es más reducido y que se completa caminando en cuatro o cinco días.

                Último día de travesía en nuestro camino, pero algo no va del todo bien, me refiero meteorológicamente hablando, cada vez que me despierto en la noche y son unas cuantas no dejo de escuchar caer la lluvia con gran persistencia.


Las ocho de la Mañana y la lluvia es intensa.

                 Van pasando las horas sigue lloviendo y se va acercando la hora de levantarse, poco a poco van sonando los despertadores de los peregrinos más madrugadores, hay un sonido que se queda grabado en el ambiente que es el ruido del plástico de los chubasqueros cuando son desplegados para cubrir a los peregrinos con sus mochilas que emprenden la marcha.

                Ahora nos toca a nosotros, es la hora de levantarse somos casi los últimos del albergue, todavía queda algún peregrino desayunando mientras otros emprenden la marcha, desayunamos con la mirada puesta en la ventana porque la lluvia no cesa, hasta ahora habíamos sorteado bastante bien la lluvia, algún chirimiri o fina lluvia mañanera pero hoy es una tromba de agua, las predicciones del tiempo tampoco son muy buenas, según éstas la lluvia no cesa hasta el mediodía.

                 Son casi las ocho de la mañana hemos montado las alforjas y nos encontramos en el exterior del albergue resguardados de la lluvia, este es el momento de la decisión del día, o esperar a que la lluvia amaine o salir con la que está cayendo, Ricardo era partidario de esperar a que parara la lluvia y yo cabezón de mi empecinado en partir como fuera, así que emprendimos la marcha con un día totalmente gris y lluvioso.

                Para protegernos de la lluvia nos forramos con film transparente el casco y las zapatillas, en mi caso como llevo gafas, debajo del casco me puse una gorra con visera para que las gotas de agua no cayeran en los cristales y me quedara sin visión. (cosa que funcionó muy bien).

 

                Comenzamos con el inicio de la etapa:


El arco del pazo del Cotón a la salida de Negreira. (foto google maps).

                Con una lluvia bastante intensa salimos de Negreira sobre las ocho y media de la mañana, la salida de la localidad es por debajo del arco del Pazo del Cotón que es una construcción del siglo XVIII de estilo barroco, y que antiguamente era el paso del Camino Real a Finisterre.

                 Pronto dejamos la carretera a la altura del albergue de peregrinos que se encuentra a un kilómetro escaso de la villa, seguiremos las flechas que nos indican el camino, pero enseguida nos damos cuenta que es mala idea seguir las flechas para seguir el camino, así que en el primera salida del camino a la carretera optamos por dejar las flechas y guiarnos únicamente por el GPS, así que saliendo de la población de Zas puse el Google Maps como si fuesemos en coche o moto y que nos guiara hasta Finisterre.


Abandonamos el camino y proseguimos por carretera. 

                En Zas ya por la carretera AC-5603 vamos hasta Rioseco y de ahí al Alto da Pena, una vez pasado este alto, llegamos a un cruce con la carretera AC-5604 en la que cogemos dirección hacia el norte como bien dice el GPS, ya hemos dejado el Camino de Santiago para convertirnos en cicloturistas totales, hasta que llegamos a Barbeira, a la salida de esta localidad no se me ocurre otra cosa que parar y preguntar si vamos bien para ir a Finisterre. error, craso error.

Punto de inflexión en el Camino.

                El buen hombre con toda su buena fe, (nosotros teníamos toda la confianza en el GPS), nos comenta que íbamos a dar un rodeo más largo por donde íbamos, que lo que teníamos que hacer era regresar sobre nuestros pasos hasta no sé que indicaciones, el caso que tras un momento de no saber que hacer, optamos por hacerle caso al hombre e intentar seguir al pie de la letra las indicaciones que nos repitió aquel hombre una y otra vez, tantas veces hasta que creímos entender las indicaciones.

                El caso es que el hombre nos intentó dirigir hacia el camino otra vez, siguiendo sus indicaciones hicimos el cambio de dirección, nos encontrábamos transitando por la carretera AC-400 en una gran recta con la gracia de tener el aire en contra y aderezada con una fina lluvia que hacía que la travesía no fuera espectacularmente agradable, y después de tres laaaargos kilómetros, llegamos a la localidad de As Maroñas, palabra clave para saber que nos estábamos moviendo siguiendo las indicaciones de aquel hombre.


El camino que equivocadamente cogimos no tenía mala pinta.

             Después de pasar As Maroñas debemos tomar un cruce a la izquierda para proseguir el camino, pero la pregunta es, ¿Qué camino?, como todo en esta vida hay que aventurarse,  Ricardo y yo aguantábamos la lluvia y el aire en contra, pero con las ganas de abandonar esa carretera cogí el primer cruce que me encontré, y es que de verdad la carretera era interminable, cuando nos metimos a la izquierda y apenas habíamos andado unos 100 metros nos tuvimos que parar para dejar pasar un tractor de grandes dimensiones, cuando el agricultor empezó a bracear, diciendo que por ahí no era, así que otra vez a desandar lo andado y volver a nuestra “amable” carretera.


                Una vez retomada la carretera a unos pocos metros nos encontramos un lugar dónde hacer una parada para tomar algo y entrar en calor, es el bar Casa Victoriano, que más tarde en casa resulta que estuve en otro camino hace cuatro años y yo sin saberlo, con la calma de la parada volvemos a preguntar si estábamos bien orientados, tuvimos problemas para entendernos con el hombre al que preguntamos ya que no se le entendía muy bien y nosotros somos duros de oído, el caso es que cuando salimos del bar la lluvia ya empezaba a amainar, eran las 11 de la mañana y llevábamos 24 Km, en los que parecía que solamente habíamos estado dando tumbos alrededor de la ruta.


Dentro del Camino oficial, captura Google Maps, nuestro día más gris y lluvioso.

                Bueno ya con la lluvia remitiendo poco a poco proseguimos con la ruta hacia Finisterre y así pasamos por la localidad de Guelmo, más adelante en Castro tomamos la bifurcación asfaltada para seguir por Lago y As Albeleiroas, no abandonamos el asfalto y ahora toca el  ascenso, menos mal que las bicicletas se están portando mejor de lo que podríamos esperar, según la mañana va avanzando empieza a remitir la lluvia y aunque está nublado, se empieza a ver algún que otro claro en el cielo, el tiempo está mejorando y ya estamos enfilados en el camino y eso hace que nos vayamos olvidando de cuantos cruces y decisiones equivocadas hayamos tomado hasta el momento.


Olveiroa, dejamos el Camino marcado para ir por la DP-3404..

                Hasta ahora hemos ido por camino marcado,  asfaltado y con buen firme, llegando a la villa de Ponte Olveira, tomaremos la opción de ir por la carretera para no subir al parque eólico del Alto do Sino por lo que evitaremos caminos de tierra que puede que estén cuando menos encharcados, además de no coger tanta altitud y será bastante más llevadero el trayecto por el puerto de montaña, una vez alcanzada la máxima cota del puerto de montaña iniciamos un pequeño descenso hasta una rotonda antes de entrar a la localidad de Hospital, dónde se sitúa la bifurcación hacia Muxía o hasta Finisterre, paramos a hacernos unas fotos en este punto y cogemos la dirección a Finisterre.


Trankas y Barrancas en la bifurcación de Muxía o a Fisterra.

                               En la rotonda cambiamos de carretera ahora vamos por la DP-2302, pasamos por la localidad de Hospital, siguiendo por el asfalto ya que no nos queremos internar en el camino para no meternos en alguna emboscada con el agua y el barro, llegado un punto vamos en contínio descenso para irnos acercando a la costa, ahora mismo estamos a 373 mts. sobre el nivel del mar.

                Son las once de la mañana y el tiempo ya nos va dando un respiro se van abriendo los claros entre las nubes, estamos algo calados de la lluvia así que cada rayito de sol sirve para darnos un poquito de calor, poco a poco van cayendo los quilómetros y nosotros cada vez con más ganas de ver aparecer el mar que  significaría que ya vamos viendo el final de la etapa.

Carretera en continuo descenso hasta la costa de La Muerte.

                El largo descenso comienza en A Pontella dónde ya divisamos las aguas de la costa de la muerte, llevamos 50 km desde que salimos de Negreira, en este momento son las 11 y media de la mañana, a la entrada de la localidad costera de Cee entramos en un pequeño bar con la intención de reconfortarnos de esta etapa pasada por agua, así que guiados por el olor de la cocina nos internamos en el bar para tomar un café o cola cao caliente acompañado de algo sólido para recuperar el esfuerzo, el caso es que en el bar olía a comida pero no tenían nada para acompañar al café, por lo que nos tuvimos que conformar con unos cruasanes industriales, , menos es nada, al después de un rato descansando y haciendo balance de os momentos del día, pagamos y salimos de bar echando cuentas, ya que con l que habíamos pagado escasamente los cafés con leche por lo que nos salió bastante bien de precio.


Bar La Curva donde paramos a reconfortarnos poco antes de salir a la costa.

    Una vez que salimos recompuestos, y viendo que ya nos podemos tomar estos momentos con calma y ya estamos a orillas del mar estuvimos un rato haciendo unas fotos a la bahía y al puerto, sin que nadie ni nada nos metiera prisa.

Villa de Corcubión, la primera toma de contacto con el océano Atlántico.
 

               Parece que viendo la orilla del mar está todo hecho, pero todavía nos quedan unos 15 Km hasta Finisterre y cinco más al faro, el trayecto va por la carretera de la costa abandonándola en algunos puntos y con alguna que otra subida, pero con el motor eléctrico no le tememos a nada.

                Pasaremos por Corcubión para adentrarnos un poco en el interior para salir a la playa del Estorde y seguir por Sardiñeiro de abajo, San Martiño y Fisterra.

 

Al fondo ya vemos Fisterra, vista desde la carretera en la Punta de Sardiñeiro.

                Una vez que llegamos a Fisterra lo que haremos será continuar e ir hasta el cabo de Fisterra dónde se encuentra el faro y nuestro anhelado kilómetro cero de la ruta Jacobea, así que con alforjas todo lo puesto nos vamos por carretera hacia el faro divisando toda la bahía.

                  La carretera cubre la distancia de casi cuatro quilómetros hasta el faro que va flanqueando la costa dejando a mano izquierda un camino de tierra exclusivo para los senderistas, aquí el ir y venir de los coches y de las autocaravanas nos avisa que vamos hacia un enclave totalmente turístico.

Ricardo y yo en el Hito del quilómetro cero. el fin del mundo.


Vista desde la punta del cabo de Finisterre.


                Una vez que alcanzamos el hito con el kilómetro cero, nos hacemos unas cuantas fotografías para inmortalizar el momento, nos entretenemos viendo la bahía y la inmensidad del mar, con la sensación de tranquilidad de haber llevado a buen fin esta particular peregrinación disfrutando de todo lo vivido durante estos días en buena compañía y además divertirnos con nuestra afición que no es otra que pedalear entre buenos paisajes, que de esto hemos tenido mucho, por otro lado un poco de nostalgia al haber terminado y tener que volver a la rutina diaria, pero con una sensación distinta y renovada para volver a casa.

Los de esta foto no somos nosotros, pero quería una vista del hito y del faro
(de todas las maneras Saludos Cordiales).

                El faro de Finisterre es un sitio turístico y este año de pandemia visitado solamente por gente de origen nacional, llegado el momento de volver hacia Fisterra para “desembarcar” de esta aventura, así son casi la una de la tarde y mi cuentaquilómetros marca 838 Kmts.

                Volvemos sobre nuestros pasos para llegar a la localidad de Finisterre, aquí localizamos el Hotel Finistellae, más que localizarlo fui a su encuentro ya que es la tercera vez que me alojo en él, la primera para Ricardo, también dispone de Albergue pero debido a pandemia y las limitaciones de aforo este año sólo está abierto el Hotel.


Hotel Finistellae.

                Nos reciben los responsables del establecimiento, que después del saludo nos enseñan la habitación dónde nos alojaremos, así que después del aseo y convertirnos en personas normales tenemos que preparar el equipaje con los trastos que no nos harán falta en el viaje de regreso a casa para así meterlos en las grandes cajas de la agencia de transporte dónde tambien irán nuestras e-bikes, que tan bien se han portado en todo la ruta, una buena cosa es que no es necesario desmontar la bici con solo aflojar y girarlos manillares es suficiente para que entren en estas cajas, una vez que ya hemos colocado todo en las cajas una buena mano de precinto para asegurar la integridad de las cajas y de su interior.

                Son las tres de la tarde y se va haciendo la hora de comer, los dueños del hotel nos recomendaron un buen sitio para comer una mariscada y así celebrar que la ruta ha sido completada con éxito, dada la hora tardía con la que fuimos resultó que no había sitio en el lugar recomendado así que tuvimos que andar un poco más y enseguida encontramos otro lugar, el Restaurante Lecer, dónde nos dimos un buen homenaje con productos de la zona, navajas, zamburiñas, langostinos, pulpo, etc... todo regado con vino blanco de Ribeiro, fresquito, ¡Vaya homenaje!, vaya rato pasamos un festín que sirvió para hablar de las peripecias y periplos de estos 12 días enteramente de bici, Salud Ricardo.


Parte de nuestro homenaje, ¡qué rico!.


                Una vez terminado el yantar y con un par de botellas de Ribeiro, no queda otra que un poco de siesta, así que haciendo caso a nuestro cuerpo le dimos su merecido descanso.

                Por la tarde dimos una vuelta por el Finisterre, paseando por su puerto y su una pequeña playa y así vamos terminando la jornada, estuvimos en un tanto singular y curioso bar llamado A Galeria, lleno de reliquias y objetos de lo más variopinto, un lugar que con la actuación de un cantautor que no sé su nombre puso el punto y coma a la gran aventura de este año 2020.


Vista del puerto de Fisterra.


                

               Pulsa en la foto para abrir un pequeño video en la bibliotaberna.


La Bibliotaberna A Galería en Finisterre, (pulsa en la foto para ver un breve vídeo).


Más fotos del día de hoy pulsando aquí.


                P.D. Hasta aquí han llegado las peripecias de dos amantes de la bicicleta de montaña, desde luego que no están todas las anécdotas del camino como tampoco está la esencia que ir avanzando poco a poco, en el carisma de la ruta en sí, en la amabilidad de sus gentes, los paisajes y algo de historia, etc.., al terminar las crónicas de esta gran aventura en bici con mi amigo Ricardo hace que ya estemos pensando en la próxima, así que esperamos que no sea la única y que haya más.


Un gran abrazo.                                                   

           

 

               

 

             

1 comentario:

  1. Y se acabo. Una verdadera pena, pero hay que volver al día a día.
    Unos días geniales y una gran experiencia.
    Salud y esperanza,
    Barrancas

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