4ª Etapa: Cóbreces - Llanes.-

4 de Agosto de 2020.-


4ª Etapa:
Cóbreces - Llanes.-



Distancia:     65 Km.
Altitud Ganada:  994 metros.
Altitud Perdida: 1078 metros.


Ensenada de Purón, Llanes (Asturias).



Son las ocho de la mañana, toca ir recogiendo y preparando las cosas para montar las alforjas en las bicis para proseguir el camino, pero antes toca el desayuno que está incluido en este albergue, por las sabidas razones del seguridad alimentaria, el desayuno nos lo sirve Raúl con su inconfundible voz.



En la puerta del Albergue, dispuestos para salir.


Coincidimos también con el bicigrino gallego, al que le dejaremos la bomba de presión para meterle aire a su amortiguador ya que se queja de que va bajo, así que le asistimos como taller ambulante, comentar que es la única vez que hacemos uso de herramienta en toda la ruta hacia Santiago y Finisterre, ya que no tuvimos ni la más mínima avería.


Una vez que el gallego realiza su pequeña intervención, se marcha deseándonos un buen camino, nosotros nos quedamos un poco más mientras colocamos las alforjas en las parrillas, así que cuando partimos son las ocho y media de la mañana.



Playa de Luiña en Cóbreces.



Atravesamos Cóbreces y una vez que salimos de la localidad llegamos a su playa, la playa de Luaña, una vez que estamos al nivel del mar, como siempre ocurre en estas latitudes cada vez que estamos pisando la arena de la playa luego toca ver la playa desde la altura de los acantilados, y así ascendemos hasta las localidades de Trasierra, Sierra y más tarde La Iglesia y Pando, aquí, en la ermita de San Roque hacemos una pequeña visita para sellar la credencial y para escribir unas palabras en el libro de registro.




"Revilla menos asfalto y más gravilla"


Interior de la ermita de San Roque.


Seguimos por el camino por Ruiloba hasta ver el mar y entrar en la villa de Comillas por la zona del camping, en el transcurrir del camino por la villa nos llamó la atención el Palacio de Marqués de Sobrellano, como así también pasamos por al lado de la iglesia de San Cristóbal de Comillas a parte de otras edificaciones.


Palacio del marqués de Sobrellano, en Comillas.



Después de unos kilómetros y después de pasar por el rio La Rabia, vamos llegando al parque natural de Oyambre, con su larga playa y con sus dunas, una vez que lo atravesamos por la costa llegamos cruzando el puente de EL Mazo sobre la ría de San Vicente de la Barquera.



Vista del parque Natural del Oyambre.


Aquí hicimos un cambio de planes según la marcha, en el GPS tenía marcada la ruta que me recomendaron hacer, como hice hace dos años, pero las flechas del camino indicaban otra cosa, así que después de pasar por debajo de un arco, en la parte alta de la ciudad, nos volvemos por otra calle paralela para encontrarnos con el cruce que habíamos dejado atrás en el cual se encontraban las flechas amarillas que indicaban la salida de San Vicente de la Barquera.



Puente de La Maza en San Vicente de la Barquera.


Una vez que salimos de San Vicente de la Barquera por el camino marcado por las flechas amarillas nos internamos en las verdes praderas del interior, con sus vacas y bueyes y así pasamos por La Acebosa y el Hortigal.



Entre San Vicente y La Acebosa, este es el verde paisaje que nos acompaña.

En éste trayecto coincidimos unos metros con unas bicigrinas que también estaban de ruta y que llevaban otra marcha distinta a la nuestra, nosotros no nos despegamos de las flechas y así que en alguna ocasión en vez de coger pequeños atajos seguíamos las mismas que nos metían en el centro de los núcleos de casas, como ocurrió en Estrada con su torre, luego pasamos por Serdio, y después de una buena bajada, con susto de un perro y todo, salimos a una carretera comarcal y tras pasar el puente por debajo de la autopista, salimos al cruce con la N-634, reconociendo nuestro pequeño error, volvemos por nuestros pasos para entrar en Pesués por una cuesta de impresión, cabe destacar aquí, el ímpetu de un chaval con su carricoche eléctrico haciéndole una carrera a Ricardo en plena cuesta.



Carrera de eléctricos.


Una vez pasado Pesués nos internamos en el bosque yendo por un camino que va paralelo a la vía del tren, aquí, nos topamos con un grupo de jinetes que iban con sus caballos de excusión, en la misma dirección que nosotros, así que tratando de no asustar a los caballos nos quedamos por detrás hasta que llegamos a un pequeño claro en el que pararon para descansar y los monitores nos dieron la aprobación para pasar.



Paralelos y pegados a la vía del tren.
 

Así llegamos hasta Unquera, última localidad de Cantabria antes de pasar a Asturias, aquí aprovechamos para tomar un tentempié y ver el ambiente de esta Localidad, también por lo que reflejaban los letreros de las pastelerías de la zona son famosas las corbatas de Unquera, un hojaldre en forma de lazo.



Puente que une o separa las comunidades de Cantabria y Asturias.


Una vez que decidimos reanudar el camino nos disponemos a cruzar por el puente que separa Cantabria y Asturias y que nos deja en la localidad de Bustío, dónde las flechas nos mandan hacia arriba, así que toca una buena subida y tanto que buena, encementada y ribeteada con losasmás tarde ya descendiendo poco a poco pasamos por las localidades de Colombres y La Franca hasta llegar al empalme que nos desvía en la playa de la Franca, este destino lo tengo grabado gracias a que algunos de nuestros colegas estuvieron por esta zona de la mano de un que conoce muy bien la zona.



La primera cuesta de Asturias

Lo bueno de la bicicleta es que nos ahorramos el tener que buscar aparcamiento, ya que para llegar a la playa de la Franca había tal fila de automóviles que parece imposible que hubiera sitio para aparcar, no obstante ahí tenían un parking de pago, nosotros aparcamos la bici apoyadas en un murete y como era una hora temprana para que los usuarios de la playa fueran a comer no tuvimos problema en obtener una mesa para nosotros.

Playa de La Franca.

Aquí pasamos buen rato entre plato y plato, estuvimos un buen rato comiendo, sin prisas como degustando cada instante, hasta que ya llegado el momento decidimos reanudar la marcha así que sabiendo que la asistencia de las e-bike nos ayudarían después de este receso seguimos y es que todavía nos quedan 20 kilómetros hasta Llanes.



Puente cruzando el río Purón cerca de Andrín



Los primeros metros los hacemos siguiendo la carretera N-634 hasta la localidad de Buelna y así pasamos por Pendueles y ya por camino cerca de la costa pero con paisajes de montaña, con verdes praderas, con salidas a la playa de La Boriza, mirador de la Boriza en Andrín hasta entrar el Llanes por la playa de Toró.



Playa del Toró en Llanes.


Bordeando la playa llegamos a la zona del puerto, y de ahí a buscar el albergue La casona del peregrino, como su nombre indica una casona en el centro del pueblo, la recepción del albergue, en un primer momento fue un poco brusca ya que paramos al llegar justo delante de la puerta, aunque dejábamos sitio para pasar, después ya de hacer la recepción la cosa ya cambió y nos dispusimos al aseo, colada y preparación de las literas.



Vista desde una de las ventanas del Albergue.


Una vez que nos instalamos, salimos a dar una vuelta por Llanes, lo primero es ir a comprar un bidón de agua, el que perdí ayer, no tuvimos suerte ya que la tienda del bicicletas estaba cerrada, así que no quedando más cosas pendientes fuimos a la zona de bares y restaurantes a echar un ojo para la cena.



Llanes.


La cena la hicimos en la terraza del restaurante que se llama El Almacén, cerca de la torre del castillo y al lado de la Basílica de Santa María del Concejo, tuvimos suerte de empezar a cenar pronto y sin cita previa, ya que al terminar la fila de espera para cenar era importante, cenamos muy bien y bien regado con la sidra del país.



Zona de bares y restaurantes de Llanes.



Zona de restauración y la torre del homenaje.



     Un café en una céntrica plaza de la localidad, cerca del albergue indicaba que el día tocaba a su fin, así que hasta mañana.




Parque Natural de Oyambre.


Más fotos de hoy.



 

 

 

 




3ª Etapa: Güemes - Cóbreces.-


 3 de Agosto de 2020.-


3ª Etapa:
 Güemes - Cóbreces. 



Distancia:     74 Km.
Altitud Ganada:  924 metros.
Altitud Perdida: 917 metros.

Amanece en el Albergue de Güemes.
 
          Amanece en Gūemes, son las siete de la mañana, el tiempo parece que va a ser bueno,  se intercalan las nubes con los azules claros del cielo, lo primero es asearse, recoger todos los trastos que tenemos en la habitación y preparar las alforjas para posteriormente colocarlas en las parrillas de las bicis.


Desayuno comunitario.


          Una vez tenemos todo preparado vamos a desayunar que es en el mismo albergue, compartiendo mesa con otros peregrinos, una vez hecha la aportación voluntaria partimos para seguir en nuestro particular camino hacia Santiago y luego a Finisterre, pero vamos poco a poco en nuestra pequeña aventura.


Alegría al ver un grupo de peregrinos.



          A los pocos metros de partir vemos a un nutrido grupo de peregrinos, que también hicieron noche en el albergue, da alegría ver que en los extraños momentos que nos está dejando el año todavía se vive el camino.


Peregrinos y gente haciendo deporte.

    
          Siguiendo las instrucciones del Padre Ernesto del día anterior, en Galizano cogemos la opción de la costa, desde luego es impresionante ver las playas y acantilados de un mar que ahora está en calma pero que ha ido amoldando las rocas de los acantilados a lo largo de los siglos. 


Buenas vistas por el camino de la costa.



          Todavía es temprano, así que nos vamos encontrando personas haciendo deporte tanto corriendo como andando, el paisaje es precioso vamos por una senda que va paralela al la orilla del mar, vemos la Playa de Langre y sus acantilados. 


Playa de Langre.


           Avanzamos hacia la Bahia  de Santander, en la que nos saluda la isla de Marina y la playa de Los Tranquilos, aquí hacemos un camino que va cercano a la playa, con sus pasos y puentes de madera pero teniendo cuidado de no aparecer en plena playa y tener que volver sobre nuestros pasos, como me pasó hace dos años.


Playa de Los Tranquilos.



          Una vez rodeamos el camping, callejeando por Somo, llegamos al puerto para coger el barco que nos lleve al otro lado de la bahía pasando por Pedreña y nos deje en Santander. 

           Tuvimos suerte y la espera fue cortita, no obstante hay dos embarcaciones que van haciendo la ida y la vuelta constantemente, se nota que estamos en agosto y es temporada alta ya que el barco va a tope, hacemos una pequeña escala en Pedreña, al fin de al cabo es como si fuera un autobús para los que viven aquí, después del agradable paseo en barca, el barco se acerca al muelle.


Cogiendo el barco de somo a Santander.


           Aquí en Santander hacemos un pequeño escarceo en busca de unos cajeros automáticos para rellenar el bote conjunto de dónde salen los gastos, hicimos un cuadrado perfecto ya que hay que buscar los cajeros que no nos cobren comisiones, que bastante se ríen los bancos de nosotros.


Plaza del ayuntamiento en Santander.



              La salida de Santander, es fácil, es una línea recta, no hay ningún problema, es una avenida y que más tarde se convierte en un paseo peatonal, seguimos rectos hasta pasar por las traseras del hospital de Valdecilla, seguimos más adelante por la carretera hasta que las indicaciones nos dicen que hemos de torcer a la derecha, para abandonar, ahora si, la gran ciudad, vamos ahora paralelos a las vías el tren y algún paso inferior para sortear alguna autovía.


Totalmente paralelos a las vías del tren.



          Con el estrés que supone el paso por las grandes urbes, más que nada por las ganas de coger la tranquilidad del camino, deseamos ya hacer una parada y retomar un poco las fuerzas, y tomar el camino con calma.

             Nada más pasar por Santa Cruz de Bezama, un hombre nos aborda para preguntarnos acerca del camino, y todo lo relacionado con los preparativos, ya que esta animado en hacerlo en alguna ocasión, nosotros aprovechamos también para que nos indicara algún sitio cercano dónde hacer una pequeña parada de descanso.

Bonita Calle en el municipio de Santa Cruz de Bezana.



              Con sus indicaciones, llegamos a Boo de Piélagos pero los sitios que nos dijo el hombre estaban cerrados, así que continuamos hacia adelante, como ya habíamos entrado en la dinámica de preguntar, le dijimos a una chica que estaba por ahí, y esta vez nos indicó un lugar que si estaba abierto en el Barrio de San José, se llama La Taberna de Boo, aquí estuvimos un buen rato ya que nos amenizó la estancia un señor ya entradito en años y que nos contó cosas curiosas de su juventud, como esa de que en la bici que tenía por aquel entonces para cambiar de piñón tenía que soltar la rueda trasera y engranar el piñón deseado, todo un avance en su día, tampoco se le escapó que el Corsa que conduce es un tres en uno, sin papeles, sin carnet y sin ITV. Todo un buen partido. 


Parada en Boo de Piélagos.



           Después de tan amena conversación marchamos para continuar la ruta, cuando llevábamos un ratito y después de una bajadita con sus baches, me doy cuenta de que he perdido el bidón, así que me doy la vuelta dejando a mi compañero a la espera, en su busca pero no hubo manera de encontrarlo, así que ya sabemos qué comprar en la próxima ocasión que tengamos. 


Pasarela para cruzar las vías del tren en la estación de Polanco.



              Ahora vamos por un parque a lo largo del río Pas, en Oruña lo cruzamos por carretera, más adelante en la población de Polanco, tenemos que pasar una pasarela para cruzar las vías del tren, el calor ya empieza a ser sofocante y las ganas de comer también, así que a pie de carretera nos topamos con un restaurante, Restaurante Palacios, antes de llegar a el tuvimos que lidiar con un semáforo de peatones con pulsador  dada la excesiva circulación por este tramo de carretera en el barrio de La Requejada, aquí a la sombra y con tranquilidad comimos y después de descansar proseguimos la marcha. 


El descanso de las e-bikes.


          Seguimos un tramo por la carretera N-611 para coger el cruce hacia Santillana del Mar, antes de llegar a este peculiar enclave, el camino se vuelve empedrado hasta entrar por detrás de la Colegiata de Santa Juliana, donde se nos abre una calle larga y con el estilo más puro medieval, sus casas de piedra y el suelo empedrado, hay que decir que Santillana del Mar, ni es Santa ni es llana ni tiene mar, unas fotos a uno de los pueblos más bonitos que he visto y proseguimos calle arriba, hasta que las flechas nos indican girar a la derecha para llegar a la plaza Mayor, y de allí en constante subida, abandonamos esta maravillosa villa.


Hermosa villa de Santillana del Mar.



  Seguimos nuestro camino dejando atrás los bungalows de Santillana y vamos pasando por otras dispersas localidades, como EL Arroyo y Oreña, aquí, encontramos en una loma, en solitario a la Ermita de San Pedro, a la que no pudimos acceder al ser lunes y estar cerrada, aprovechamos para ver las bonitas vistas que se divisan desde ahí, más adelante pasamos por Caborredondo y Cigüenza, todo ellos comunicados por caminos asfaltados.


Ermita de San Pedro en Oreña.



  Llegando a Cóbreces ya divisamos de nuevo el mar, casi a la entrada del pueblo está el albergue Viejo Lucas, donde nos atendió Raúl, el responsable del albergue con su voz profunda y característica, y de viejo nada, je je, debido a las medidas sanitarias sobre el COVID-19, decir que en este albergue se cumplen de lo más estricto.


Llegada al albergue.


  El albergue es un antiguo convento y posterior internado no obstante las bicis las guardamos en una antigua capilla, nunca han estado a mejor resguardo que vigiladas por un ser "supremo".


Iglesia de San Pedro en Cóbreces.



  Después de haber cenado unos bocadillos comprados en la tienda de ultramarinos, en la que vendían de todo, vamos a tomar algo en el bar de enfrente del albergue, dónde estuvimos con otro bicigrino, con un gran acento gallego con el que departimos las ultimas horas del día.

  Hasta mañana.



Una foto que tenía que poner es ésta, el titulo lo dice todo:


  
Fotos ¡No!.

  
   Y otras más en el enlace.

  
  
  


2ª Etapa: Castro Urdiales - Gūemes.-

 2 de Agosto de 2020.-


2ª Etapa:
Castro Urdiales - Güemes.-


Distancia:     58.97 Km.
Altitud Ganada:  661 metros.
Altitud Perdida: 586 metros.





Tunel a la salida de Castro - Urdiales.


         Empieza el segundo día, mientras estamos con los preparativos para la marcha entre WhatsApp y WhatsApp, comprobamos que Luis, Un amigo de fatigas, está pasado unos días en Castro Urdiales, así que quedamos para desayunar en un bar que hay debajo de la pensión.

          Una vez que desayunamos nos despedimos de Luis, él deseándonos un buen camino y nosotros que pase unos buenos días de vacaciones, así que vamos saliendo de Castro Urdiales, con lo que respecta al tiempo la mañana ha salida con el típico sirimiri, o quizá con una ligera lluvia, que tan acostumbrados tiene a los moradores y visitantes del norte de la península.


Con Luis, antes de partir el segundo día.


          Los primeros kilómetros de hoy son los que deberíamos haber hecho el día anterior, de no ser por la falta de alojamiento que nos encontramos, así pues viendo la orografía del terreno, hicimos muy bien en no querer avanzar más y quedarnos en Castro Urdiales.

          Así que pasamos por poblaciones como Allendelagua, Verdugo, Islares, aquí en Islares por curiosidad nos asomamos para ver cómo estaba el albergue municipal de peregrinos comprobando que estaba cerrado, como todos los albergues municipales que vimos durante la ruta, maldito Covid. 


Playa de Las Arenillas.


        Viendo el mar y la Playa de Las Arenillas, llegamos a la ría de Orión, haciendo un rodeo por Nocina y Rioseco, para empezar la dura ascensión del día, el puerto de Lugarejos, son cuatro kilómetros en los que ascendemos desde el nivel del mar hasta los 228mts.


Subida al puerto de Lugarejos.


           Después el descenso hasta Liendo, donde decidimos parar y hacer una pausa para reponer fuerzas, en el Bar Villa Mar a escasos 100 metros de la iglesia de Nuestra Señora de Liendo, en este bar pedimos unos calmantes para Ricardo, ya que su hombro le estaba empezando a dar guerra, mientras pedíamos algo que le calmara, los clientes del bar daban la valoración del dolor y lo que le iría mejor para su hombro.

Entrando en Liendo.


          Casi con una dosis doctoral, salimos no sin antes ver el pórtico de la Iglesia y así proseguimos hasta la salida de Liendo, pasamos por Iseca Vieja ahí conectamos con carretera nacional 634, hasta llegar a Laredo. 

Paseo de Laredo.


          Al entrar en Laredo nos topamos con una fila enorme de coches, era el semáforo que hace que el paso sea alternativo en la calle de entrada a Laredo, atravesamos el paseo, podemos adivinar el trasiego de veraneantes que hay por esta zona por la cantidad de restaurantes que hay en una temporada normal de veraneo, seguimos por su largo paseo hasta el denominado "El Puntal", donde tenemos que coger un barco para cruzar a Santoña.


Todos al barco.



          Cuando llegamos al embarcadero nos encontramos un una buena fila de gente para coger el barco, durante la espera, una persona que está delante nuestro se acerca hacia nosotros y al ver nuestras máquinas, nos empieza a preguntar y a charlar sobre los temas del camino de Santiago y de las bicicletas eléctricas, lo que hizo que la espera fuera más llevadera.

          Llega el barco y subimos casi los últimos antes de completar el aforo lo que nos hubiera hecho esperar una media hora más a otra embarcación. 


Desembarcando en Santoña.

           Es la una y media y el cielo todavía está encapotado, desembarcamos en Santoña, haciendo equilibrios sobre el puente de un metro de ancho para no caer al mar. 

            En Santoña cogemos el carril bici que pasa por al lado del muro del penal de El Dueso, nos asomamos a la playa de Berros para llegar a Argoños, dónde tomamos la bifurcación para coger el camino interior hacia San Miguel de Meruelo. 

Muros del penal del Dueso.



          Son las dos y media de la tarde, hora de empezar a buscar un sitio donde comer, en San Miguel de Meruelo, terminamos comiendo en un bar llamado Brigantium en el que servían comidas, que por cierto es el primero por el que pasamos después de una infructuosa búsqueda de otro sitio en el pueblo, ya que era Domingo y estaba todo completo, aquí compartimos una larga mesa, (ante la imposibilidad de mover las mesas por el Covid), con una familia en la comida de Domingo. 




           A las cuatro de la tarde, con buena sobremesa reiniciamos la marcha, terminamos llendo por una carretera flanqueada por árboles que a estas horas dan una buena sombra y se agradece, entre la comilona y el sol que ya se ha animado a salir, el pedaleo cuesta un poco más.

Llegando al albergue del abuelo Peito.



          Llegamos al albergue de destino en Güemes, es el albergue del abuelo Peito, donde con toda amabilidad nos enseñaron las instalaciones y nos asignaron la habitación para pernoctar.

          Como vamos a hacer costumbre, buscamos alojamiento para el día siguiente y lo reservamos, no queremos que nos pille el toro.  

           Qué decir del albergue, el mejor sin duda de todo el camino, guardando lo esencial del camino, relación e interacción con los demás peregrinos.

Charla de Ernesto, nieto de Peuto.



           Asistimos a una pequeña charla departida por  Ernesto, persona que lleva el albergue y que nos introdujo en el desarrollo del albergue, desde lo que es el edificio principal, casa de sus abuelos, (el abuelo Peito), de sus padres emigrantes a Cataluña, el regreso a su tierra y como ha llegado a ser el albergue hoy en día, sin haber recibido nunca ninguna ayuda o prestación por parte de los organismos públicos, sino todo hecho con el voluntariado y aportaciones de los peregrinos.

Dejando constancia de nuestro paso.


    
          Bueno llega la hora de la cena, como es costumbre en este albergue, se realiza compartiendo mesa con otros peregrinos, lo que hace que la experiencia sea muy positiva. 

          Al término de la cena, Ernesto hace una presentación de los voluntarios que están en el albergue ayudando,en la cocina en la recepción etc, es curioso el caso de una chica que viene del norte de Italia simplemente a ayudar, todavía de queda gente que se mueve para hacer el bien. 

          Una etapa marcada por el puerto de Lugarejos y amenizada en el inicio con la vistita de nuestro amigo Luis, ahora toca dormir ya pensando en la etapa de mañana, buenas noches.


Mural en el albergue.


Más fotos del día en este pinchando aquí.