Etapa 12: Camino inverso de Santiago Francés, Sarria - Villafranca del Bierzo.

17 de septiembre de 2022.

Etapa 12: Sarria- Villafranca del Bierzo.-

Distancia:  72 km.

Desnivel acumulado:  +1.470 m

Tiempo empleado: 8 horas 20 minutos

Track de la etapa de hoy.

Vídeo de hoy.

Las Fotografías de la etapa.


Vista desde el Alto del O Cebreiro.

   Crónica.-

           A las ocho de la mañana me desperezo y empiezo a recoger todos los útiles que tengo desperdigados por el cuarto, recojo la ropa que tengo en el tendedero y me enfundo la ropa de ciclista que está esperándome en la silla, bajo las alforjas y las coloco en la bici que está en el portal de la casa, después viene la labor de sujetar la cámara de video al manillar y colocar el GPS en el manillar, encendido y con el track de la etapa.

        El día de hoy tiene dos altos importantes en el Camino de Santiago, se tratan del Alto del Poio y que es la cumbre del Camino Francés en Galicia con 1.337 metros de altitud, y el Alto de O Cebreiro que se encuentra a  1.330 metros sobre el nivel del mar dónde se encuentra la pequeña aldea de O Cebreiro, siendo esta el lugar habitado de mayor altitud del Camino Francés en Galicia, con estas premisas comenzamos el día.

Todo preparado para iniciar la etapa de hoy.

        El desayuno lo tomo en el propio bar restaurante dónde me alojé, así entre conversaciones en distintos idiomas reviso mis pertenencias de mano para iniciar la etapa, el día ha salido con una densa niebla, me dirijo cuesta abajo hacia el malecón de Sarria, aquí recuerdo el primer Camino de Santiago que realicé con Alberto hace unos años.

        Debido a las obras del puente sobre el río Sarria tuve que tomar otro puente que esta situado a la izquierda del mismo, la salida de la ciudad se realiza por un camino de tierra paralelo a la carretera local LU-P-5602, siguiendo el camino marcado todo el tiempo, con sus bonitas idas y venidas hacia la carretera pasando por las pequeñas aldeas de San Mamede do Camiño, Aguiada, A Balsa, Calvor, Pitín, Furela, San Xil, todas ellas dedicadas a la ganadería.

En el camino encontramos preciosos paisajes entre idas y venidas de la carretera.

            Bonitos paisajes y fuertes y cortas pendientes, yo sigo fielmente el track que descargué en su momento, me gustan los caminos y no hay nada que me haga ir por las carreteras, aún sabiendo que no nos alejamos demasiado de los caminos o carreteras locales con su piso asfáltico.

Peregrina con su perro.

        En una curva del camino cerca de la parroquia de Fontearcuda, hay una especie de banco dónde decido parar a contemplar el paisaje que me deje ver la niebla, viene un camino muy empinado en medio del bosque, en este momento me cruzo con una peregrina que va tirando de un carrito con sus pertenencias acompañada de su perro, esto no sería importante si al poco de reiniciar la marcha, saliendo al asfalto unos peregrinos me quieren dar una luz roja tipo led creyendo que era mía, les comento que seguro que es de la peregrina que me acabo de cruzar, les comento que más adelante se  la encontrarán con su perro y que se lo den a ella, y así prosigo mi ascenso, en el camino me encuentro con el  Laberinto de Samos, un laberinto realizado por piedras de cuarzo en forma de espiral realizado por el peregrino australiano Simon Keenan, que decidió instalarse en la pequeña aldea de Montán, este laberinto incita a meditar y a perderse por su sendero en forma de espiral, en su entrada reza el cartel de "Bienvenido al laberinto de Samos".

Laberinto de Samos realizado por el Australiano Simon Keenan y la israelí Anat.

        Un poco más adelante en mi camino inverso, se encuentra la antigua casa del herrero, dónde Simon Keenan vive con su compañera israelí Anat, que están rehabilitando poco a poco esta construcción con las propinas que dejan los peregrinos a su paso, a cambio estos obtienen algo de fruta, un plátano, una naranja y también un café o una pequeña charla con ellos mismos, ofreciendo un pequeño descanso a los peregrinos que aquí se acercan.

        En mi caso un plátano y un calentito café con leche que me sirvió para coger un poco de energía para seguir con el camino.

Manjares que la pareja ofrece a los peregrinos a cambio de una voluntaria propina.

        Después de la pequeña aldea de Montán seguimos hasta su iglesia para meternos en el monte para salir al camino asfaltado a San Xil y A Balsa, para hacer un pequeño descenso de tres kilómetros hasta la localidad de Triacastela, todo ello rodeado de bellos paisajes, que no tienen ningún desperdicio y que son un verdadero festival para los sentidos.

Camino hasta Triacastela.

        Llegando a Triacastela, los peregrinos que hacen el camino en dirección a Santiago de Compostela se encuentran con una bifurcación, dos caminos uno por Samos y otro por el donde acabo de llegar, San Xil, según las notas de viaje, los dos son iguales de intensos y bonitos, en dos palabras, cualquiera que se elija será un acierto, con estas directrices es complicado decantarse por uno o por el otro. 
        
        En esta selección se encuentran dos peregrinas que hacen su camino a pie, y por lo que pude comprobar estuvieron un largo tiempo tratando de elegir la mejor opción, yo me fui alejando de la bifurcación y ahí seguían.

Complicada elección para proseguir el camino.

            En el pueblo veo un supermercado, a el me dirijo para comprar algo para comer y cuando llego a su puerta veo dos bicicletas cargadas con alforjas que me resultan familiares, y tanto, si resulta que son la pareja de alemanes con las que coincidí haciendo noche hace dos días, así que después de balbucear unas palabras nos dimos un fortísimo abrazo para despedirmos, y continuar cada uno con su camino. doy una vuelta por el mini supermercado y cogiendo algo para comer sigo con el camino.

            En Triacastela el camino pasa por al lado de la Iglesia dedicada a Santiago y que está inmersa en el cementerio, la iglesia de tipo románico con la torre de estilo barroco, un paseo por el interior para posteriormente proseguir con la marcha.

            A su salida me cruzo con un numeroso grupo de chicos cantando canciones de campamento, en mi marcha saliendo de Triacastela llego a Ramil. su impresionante castaño de más de 800 años de edad hace de este lugar uno de los mas mágicos y místicos del camino que si pudiera hablar, la de historias que podría contar.

Enorme castaño de 800 años en Ramil, cerca de Triacastela.

        A partir de aquí, comienza el ascenso hacia O Cebreiro, que si en dirección hacia Santiago es dura, no lo es menos en dirección opuesta, evitando todo lo posible la carretera LU-633 y siguiendo fielmente el Camino voy con mi lento caminar hacia la cumbres, con sus fuertes repechos, si bien voy en e-bike, mi desdeño por forzar las piernas, utilizo lo menos posible la asistencia eléctrica que me brinda la montura, tanto que mi cuentaquilómetros ronda los seis kilómetros hora en múltiples ocasiones, claro que me asiste en las rampas casi imposibles, pero nunca desfallezco en mi cabezonería de tirar de pierna.

El camino va ganando altura dejando atrás el valle.

       En el ascenso de a la cumbre de la Sierra de Rañadoiro se suceden las pequeñas aldeas de Pasantes, Fillobal, O Biduedo Fonfría, con sus características construcciones de piedra y tejados de pizarra, el paisaje es espectacular, el ascenso nos lleva desde los 680 metros de altitud de Triacatela hasta los 1.300 metros del alto del Poio.
        
Uno de los hórreos más antiguos de Galicia, se encuentra en la aldea de Fillobal (Lugo).

        Se suceden los lugares donde parece haberse detenido el tiempo, y de hecho es así, me detengo delante del Hórreo más antiguo de Galicia, con su tejado de panocha, es el hórreo de Fillobal, más adelante dejando a mi izquierda el valle e ir ganando altura se encuentra Biduelo, esta curiosa ermita bajo la advocación de San Pedro, también conocida como de Los Abedules, cuya fecha de construcción se remonta a tiempos anteriores se considera como la más pequeña del Camino Francés, está construida con rocas o piedras laminares así como sus alrededores, la foto que realizo en su interior muestra un cierto deterioro ya que la viga principal está sustentada por un puntal.

Ermita de San Pedro en Biduelo, (Lugo).

        En Biduelo me encuentro a 1.168 metros de altitud, llevo recorridos unos 28 kilómetros y es la  una menos diez de la tarde, ya quedan los últimos tramos de bosque, ya que con más altura este desaparece, dejo atrás el concello de Triacastella para entrar en el de Piedrafita do Cebreiro.

        
Llegando al Puerto de Poio, los bosques desaparecen para dar paso a los pastos. 

        Una vez que dejo atrás la Igrexa de San Xoán de Hospital, construida igualmente con los materiales que se utilizan en estas latitudes llego al Alto del Poio (Lugo), es la cumbre del Camino de Santiago en Galicia, a 1.337 metros de altitud. La subida realizada en mi sentido al igual que han sufrido los peregrinos en  el sentido a Santiago es dura, pero el esfuerzo merece la pena por los extraordinarios paisajes que se encuentran, un lugar que sin duda es de los espectaculares y que dan lugar a una meditada y reflexión del Camino.
        
Alto de San Roque 1.270 metros

        Ya he subido hasta el techo de la etapa, llego al Alto de San Roque (Altitud 1.270 metros), donde en 1993 se colocó una escultura en bronce de un peregrino avanzando contra el viento, obra del escultor gallego José María Acuña, sin duda un lugar privilegiado para mirar y observar el paisaje desde la cumbre de esta Sierra. 

        Después de 40 kilómetros y cinco horas y media, hago el descanso para comer, la aldea donde he parado se llama Liñares, todavía me falta un poco para llegar a O Cebreiro, pero he visto un merendero a pie de carretera y he decidido parar aquí.

Paisaje entre Liñares y O Cebreiro.

        Algún peregrino con los pies rotos del camino también decide a parar en cualquier punto donde haya un lugar donde descansar por lo que estoy acompañado en todo momento, por la hora que es ya son pocos los que quedan caminando, más o menos todos tienen que estar en su punto de llegada, a mí me quedan treinta kilómetros, que según mi mapa una vez que llego a O Cebreiro son de un continuo descenso.

        Después de descansar un rato y de tomar los limpios aires de estos lugares retomo la marcha hasta O Cebreiro, ahora si, cuando son las tres de la tarde y 41 kilómetros llego al conjunto histórico de esta aldea, punto de interés y uno de los más importantes de paso de peregrinos hacia Santiago, es sin dudar un lugar mágico que te lleva a otros tiempos.

Muestra de una de las pallozas de O Cebreiro.

Interior de una Palloza, que servían tanto para recoger el ganado como vivienda.
    
           Una de las cosas que destacan cuando llegamos a O Cebreiro son las Pallozas que son unas viviendas tradicionales de origen celta muy típicas de esta zona de los Ancares, son construcciones con las paredes de piedra y techos hechos de paja, en ellas convivían tanto las personas como el ganado.
 
            Otras de las cosas que destacan es el Santuario prerrománico de Santa María Real do Cebreiro, como curiosidad apuntar que es el segundo santuario que más visitas recibe después de la Catedral de Santiago, un sitio de visita imprescindible tanto si eres peregrino como no.

Santuario prerrománico de Santa María Real do Cebreiro.

        Después de estar observando los paisajes desde el mirador, es hora de emprender el descenso, prácticamente en descenso hasta el fin de la etapa de hoy, un descenso que realicé por asfalto acordándome el ascenso que realicé hace unos años en sentido a Santiago.

        En los primeros metros de descenso todavía me cruzo con algún bicigrino que está sudando la gota gorda en su ascenso a la cima, alguno ya extasiado pregunta si queda mucho para la cumbre, pobres.

Puente en la aldea de Herrerías, ya en la provincia de León.

        Entre las aldeas por la que paso en mi descenso se encuentran Herrerías y Ruitelán, siendo las primeras que me encuentro de la provincia de León, hasta Herrerías han sido ocho kilómetros de fuerte descenso he pasado de 1.297 a los 680 metros de desnivel.

          En este momento el descenso se suaviza y ya no hay que abusar de los frenos como en la fuerte bajada en las que los frenos chirriaban como si no te quedaran pastillas, el siguiente municipio es Vega de Valcarce, para adentrarnos en el valle del rio del mismo nombre, estoy rodando por la zona de El Bierzo.

Viaducto de la autopista A-6, en las cercanías de Vega de Valcarce.

        En la aldea de Ambamestas entramos en la carretera nacional N-6, vamos por su arcén habilitado para el camino de Santiago, separado convenientemente del resto de la circulación por un buen muro de cemento, pasado por La portela de ValcarceRuitelán, Trabadelo y Pereje, todo el tiempo yendo  paralelos al rio Valcarce y antes de llegar al túnel cojo el cruce hacia mi izquierda para realizar los últimos dos kilómetros, por una enrevesada carretera que sigue las curvas del Rio Valcarce para llegar a final de la etapa de hoy en Villafranca del Bierzo.

Arcén habilitado para el Camino de Santiago y túnel en la carretera N-6.

        A las cinco de la tarde y después de 72 kilómetros llego al Hostal Burbia, un buen servicio por parte de los responsables me enseñan la habitación y el garaje dónde hoy descansará la bicicleta.

        Llegamos al punto de asearse, limpiar la ropa y poner todos los cacharros a cargar, ahora si, con todo hecho es hora de dar una vuelta por este importante municipio.

        Villafranca del Bierzo es una villa de la provincia de León, que se encuentra en plena comarca de El Bierzo, es uno de los municipios que aunque sea de León se habla el Gallego, en este municipio confluyen los ríos Burbia y Valcarce.

Vista de Villafranca del Bierzo desde el puente medieval del rio Burbia.

            Un gran paseo para recorrer edificios y lugares emblemáticos como la Colegiata de Santa María de Cluni, la Iglesia de San Nicolás, el ayuntamiento de la ciudad, la Iglesia de San Francisco de Asís, el Castillo-Palacio de los Marqueses de Villafranca y la lejana Iglesia de Santiago, que me hizo andar más de lo normal, aún estando un poco agotado saqué fuerzas para subir a su colina.

Colegiata de Santa María de Cluni.

Iglesia de San Nicolás.

Iglesia de San Francisco de Asís.

              También pude recorrer sus calles como la plaza Mayor y otras calles estrechas, para terminar tomando una cerveza en una terraza en la plaza, el lugar Bar-Restaurante El Casino, dónde aproveché que tenía mesa para terminar cenando.

Vista de la Plaza de Villafranca del Bierzo.

            Según estaba cenando iba cayendo la noche y por consiguiente la temperatura ambiente, los lugareños estaban todos perpetrados con sus chaquetas o abrigos de manga larga, así que una vez terminada el grueso de la comida me metí en el establecimiento para refugiarme de la fresca noche, para terminar, con el café, mantuve conversación con dos personas del lugar, que me comentaron que esperaban la actuación de King-Africa.

            De hecho estaban montando el escenario en un hueco de la plaza del pueblo, la actuación estaba anunciada para las doce de la noche, pero era muy tarde para mi, todavía me dio tiempo para dar una vuelta en la oscura Villafranca para llegar a la habitación del hotel sobre las once de la noche.

Tienda de bicicletas en Villafranca del Bierzo.

            Ya en el hotel, recapitulo todo lo que esta intensa etapa ha sido, sin duda es una de las más mágicas del camino, es estar a una altitud de 1.300 metros, visitar O Cebreiro y las pequeñas aldeas dónde parece que el tiempo se ha detenido acompañado de los bellos paisajes y caminos lo que hace que sea una de las etapas más bonitas y mágicas del Camino Francés.

            Revisando los apuntes y viendo las fotografías y videos acaba este intenso día, tan cansado que ni siquiera King África fue capaz de despertarme.

Así que mañana más.

Etapa 11: Camino inverso de Santiago Francés, O Coto - Sarria.

 15 de septiembre de 2022.

Etapa 11: O Coto - Sarria.-

Distancia:  62 km.

Desnivel acumulado:  +1.210 m

Tiempo empleado: 7 horas 44 minutos

Track de la etapa de hoy.

Vídeo de hoy.

Las Fotografías de la etapa.

Paseo en las inmediaciones de Palas de Rei ,y que no forma parte del Camino de Santiago.

Crónica.-

        Amanece en O Coto, en la habitación recojo todos las cosas que tengo desperdigadas, no son muchas, la ropa que dejé tendida el día anterior y todo lo que se refiere a cargadores y electrónica en general, también la batería de la e-bike que la cargué en la habitación.

        Cuando tengo todo controlado y metido en las alforjas desayuno en el bar del establecimiento, una vez que termino, saco la bici de su escondite y le voy montando los aparejos, alforjas por un lado, GPS en el manillar con el track de hoy, la Gopro en el manillar preparada para captar todos los momentos del viaje, etc.

Lugar de la salida de la etapa de hoy, O Coto.

        A mi lado también está la pareja ciclista belga que salen antes que yo y estos también hacen el camino en el mismo sentido contrario dirección a su lugar de destino, una vez que ya tengo todo controlado inicio la marcha, son más o menos son las nueve de la mañana.

        Nada más cruzar la carretera observo que hay otro hotel que pareciese que hubiera tenido más movimiento que dónde me alojé ya que se encuentra en el mismo camino, en este lugar aprovecho y le pido a un peregrino que me haga una foto con la escultura en piedra de un Santiago peregrino.

En los primeros compases del día me cruzo con decenas de peregrinos.


        El camino transcurre por caminos en perfectas condiciones y muy transitados por los peregrinos hacia Santiago, estos peregrinos que voy viendo todavía les quedaran tres o cuatro días  para llegara a Santiago.

        También me cruzo con unos cuantos ciclistas, unos van en bicicleta normal y otros con las mágicas bicis eléctricas, se suceden también los lugares que afloran a lo largo del camino como bares y albergues, dónde los peregrinos pueden hacer tanto una parada para recuperar fuerzas o hacer que la etapa del día termine en ese lugar.

 La aldea romana de San Julián o San Xiao como se dice en gallego.

        A los cinco kilómetros paso por la pequeña aldea de San Xiao o San Julián en Castellano, una aldea romana en la que destaca su plaza con el cruceiro y la iglesia, donde entro un momento para ver su interior.

        En la carretera N-547 a 500 metros de la entrada a Palas de Rey me encuentro con un camino a la derecha que comienza con una vieja casona, que bien pudiera ser un viejo molino y un área de descanso con mesas y sillas de cemento, al ver el mapa veo que abandona el camino de Santiago pero que más adelante vuelve al casco urbano de la ciudad, por lo que me dirijo por este bonito paseo.

Camino como opción que elijo para ir a Palas de Rei.

        Después de dos kilómetros llego a una pequeña carretera que lleva a Palas de Rei, en el centro de la ciudad veo un anuncio de un supermercado que no se encuentra muy lejos de aquí, una vez realizada la compra de fruta y embutido para la hora de comer, retomo la marcha cuando son las once y media.

        A la altura de la iglesia de San Tirso de Palas de Rei tengo que variar un poco el track y dar un pequeño rodeo para sortear unas escaleras que en mi sentido pillan de subida y que son imposibles.

        Después de dejar el trazado de la carretera nacional N-547 en A Brea, el amino transcurre por buenos y bonitos caminos, corredoiras, caminos asfaltados o de tierra, siempre rodeados de la verde vegetación de la zona, según subimos de altitud el bosque desparece para dar paso a los maizales y la las verdes praderas, pasamos entre otras localidades por Airexe,  LigondeO Hospital, Castromaior, Gonzar.
Camino por las inmediaciones de Gonzar.

        En la zona de la pequeña aldea o parroquia de Gonzar paso sobre la una de la tarde y llevo recorridos unos 30 kilómetros, en esta zona empieza un descenso hacia la villa de Portomarín, pero un kilómetro después de pasar por Toxibó, en el kilómetro 33 de hoy, existen dos opciones para llegar a la villa Portomarín, una es siguiendo la carretera LU-633 y la opción que elijo es por la aldea de San Roque, en este tramo, me temo que me he equivocado ya que no me encuentro con ningún peregrino, no obstante es tarde para encontrarme con algún caminante, ya que las etapas caminando ya deberían de haber terminado.

Hórreo en el camino, cerca de Toxibó.

        El rodeo es un tanto mágico ante la desaparición total de peregrinos, y no saber si en verdad he elegido la opción correcta, luego veré que efectivamente cogiendo este camino es un poco más largo pero más ameno que la opción de llegar directo por la carretera.

        Cuando se llega a la aldea de San Roque el paisaje nos regala la vista del río Miño y el embalse de Belesar, el embalse está tan bajo, yo diría que bajo mínimos, que deja ver las antiguos puentes y construcciones del primitivo y sumergido Portomarín.

El embalse de Belesar y sumergido el antiguo Portomarín.

        Sin llegar a cruzar el puente para llegar a la villa, se encuentra la bifurcación de los dos caminos hacia la aldea de Toxibó, para elegir son camino de Santiago y el complementario, cuando uno va andando el ahórrate un par de kilómetros aunque sean por asfalto bien merecen la pena, pero si hay fuerzas suficientes es mejor evitarlo, ante esta duda me encuentro una peregrina que observaba y revisaba sus manuales, yo le comenté mi parecer, pero la última opción se lo dejo a ella que sabe como y cuanto quiere andar.

Iglesia de San Nicolás, trasladada piedra a piedra del sumergido Portomarín.


        Entro después de una larga y empinada cuesta hasta el centro de Portomarín, donde se encuentra en el centro dominando la iglesia de San Nicolás, salvada de las aguas del embalse y trasladada piedra a piedra hasta este emplazamiento, al igual que el gran arco del puente romano que existía antiguamente el la primitiva villa, en la plaza y a mi izquierda se encuentra el edificio del ayuntamiento y a la derecha y a lo largo de los soportales un sin fin de restaurantes y terrazas donde los peregrinos encuentran el tan deseado descanso.

        

Arco del antiguo puente romano, destruido en época de Doña Urraca.

        Antes de abandonar la villa observo que son las dos de la tarde, una hora más que buena para parar a preparar lo que será mi comida de hoy, un gran bocata y algo de fruta que compré en Palas de Rei, así que sin pensarlo dos veces paro en un parque casi a la salida o entrada de la población, según se mire.

        Ya llevo unos 40 kilometros por lo que aún quedan otros veinte, poco a poco se hace el camino, prisa no hay, así que después de satisfacer mi estómago monto en la bici para proseguir con la ruta.

Campana de la libertad, dónde los peregrinos avisan de su llegada a Portomarín.

        Según el sentido con el que realizo el camino al salir de Portomarín lo primero que veo es el gran arco del antiguo puente romano que existió en el sumergido pueblo y que también fue trasladado hasta la actual localización, doy un giro a la izquierda y cruzo el largo puente sobre el Miño hasta la otra orilla del embalse, en este lugar observo que hay peregrinos que vienen por la derecha, por una buena carretera y por la izquierda que vienen del monte, sin pensármelo dos veces opté por la opción del monte.

Vista de Portomarín desde el alto de A Cruz de Pedra.

        Desde en nivel de terreno más bajo de esta segunda parte de la ruta de hoy, en el puente sobre el río Miño hasta la parroquia de As Penas se avanza ganando altitud por buena parte de la Galicia rural, entre prados y frondosos bosques de robles y castaños salteados de pequeñas aldeas como Vilacha, A Parrocha, Mercadoiro, As Rozas y a los siete kilómetros se pasa por la parroquia de As Penas, en las proximidades de este lugar se encuentra el hito o mojón que indica que quedan la redonda cifra de100 Km hasta Santiago de Compostela, curioso lugar que retraté en unas cuantas fotografías, ya que de las veces que he pasado por aquí, siempre se me había despistado.
        
Mojón que indica la redonda cifra de 100 Km.
       
         Quedan unos 14 kilómetros para llegar al destino y que son un verdadera delicia para la vista, se recorre la Galicia más auténtica, pasando por un gran número de parroquias o pequeñas aldeas enlazadas por caminos estrechos, algunas veces adoquinados de grandes piedras para sortear pasos de agua, otras veces se dejan ver lo hórreos típicos de la zona, así con el ganado formado principalmente por vacuno.

Hórreo a pie del camino en la parroquia de A Brea.
        
Grandes piedras dispuestas para salvar el riachuelo.

Las praderas y las vacas un símbolo de estas tierras.

        A las cinco de la tarde y después de este 62 kilómetros en total llego a la ciudad de Sarria, nada más entrar en la ciudad encuentro el albergue, está prácticamente en la última calle antes de abandonar el lugar los peregrinos que hacen el camino en el sentido hacia Santiago de Compostela.

        El albergue restaurante se llama Albergue Matías Locanda, un pintoresco lugar dónde fui bien recibido, aquí lo primero que hice fue tomar una gran cerveza con un trozo de pizza gentileza de la casa, me hospedé en la casona de al lado del restaurante, una puerta de las comunes en los pueblos de madera noble dividida en dos partes, en la entrada un pequeño hall que fuese establo dónde durmió mi bicicleta, y la parte de arriba de la casona dónde se encontraban las habitaciones y una sala de estar, creo que existía una segunda planta pero no llegué a asomarme.

Mural del albergue de Sarria, en el mismo Camino de Santiago.

        La habitación individual, pequeña pero lo suficiente para descansar después de una etapa del camino, no se requiera mucho más, el baño compartido y como cualquier casona con el suelo de madera que crujía al caminar.

        Después del aseo y de haber tendido la ropa recién lavada, me dirijo a dar una vuelta por la ciudad, pero al poco de empezar a caminar y ver que me encuentro en la parte alta y que de regreso tengo una empinada cuesta, desisto de mis pretensiones y me quedo por esta zona buscando un lugar para cenar.

        En lugar de cenar en el Hostal elijo el restaurante O Tapas, dónde me llamaron la atención los platos combinados, y desde luego que acerté con la elección.

        Ya en la habitación, solo queda la edición del video, que siempre es lo último que hago en el día con el cansancio en el cuerpo, de hecho se me cae el móvil de las manos un par de veces y subirlo a YouTube mientras ya me vence el sueño.

        En resumen una etapa muy agradable, montañosa, llena de corredoiras, praderas, bosques y bonitos paisajes, y mañana más.

Etapa 10: Camino inverso de Santiago Francés, Santiago de Compostela - O Coto.

  14 de septiembre de 2022.

Etapa 10: Santiago de Compostela - O Coto.-

Distancia:  63 km.

Desnivel acumulado:  +1.159 m

Tiempo empleado: 7 horas 38 minutos

Track de la etapa de hoy.

Vídeo de hoy.

Las Fotografías de la etapa.

El Camino transcurre por bonitos y frondosos bosques.

Crónica.-

        A las nueve y media de la mañana y después de un día de parada obligatoria en Santiago de Compostela retomo el camino, esta vez va a ser en sentido contrario lo que supone que tenga unas características especiales que se irán desgranando según vayan transcurriendo las etapas.

        El día de descanso en Santiago sirvió para que los caminos se asentaran y desapareciera el posible barro, después de la manta de agua que cayó el día anterior.

        El día amaneció con un gran sol en el horizonte y como el camino es hacia el Este el sol mañanero molestará un poco hasta que levante un poco más del horizonte.

Rúa de San Roque en Santiago de Compostela.

        Hora de emprender la marcha, pero antes la última vuelta por el casco antiguo de la ciudad, por la plaza de Cervantes, la plaza del Obradoiro, la calle Franco y salida por uno de los arcos de la antigua defensa, la 
puerta de Mazarelos y que daban acceso a la ciudad de Santiago de Compostela en las Edades Media y Moderna, cuando la ciudad estaba defendida por una muralla.

        Salimos del casco antiguo y cruzamos la ciudad moderna, dirección del Monte Do Gozo, en progresivo ascenso abandonamos la ciudad, se pasan por los nudos de carretera por medio de pasos elevados, son pocos los peregrinos que llegan a Santiago, todavía es pronto, pero ya se ven como con paso firme va llegando a los últimos metros a su destino, unos se hacen fotografías con el cartel de entrada a la ciudad, otros con la ciudad al fondo, pero todos con una misma imagen, la de satisfacción al ver terminado su Camino.

Nuevo monumento en el Monte Do Gozo.

        El Monte do Gozo es el primer alto al que arribo, aquí se encuentra un remodelado monumento que inauguró el Papa Juan Pablo II en la visita a España en 1992, personalmente me gusta más el antiguo monumento que se erigía sobre un pedestal y  del que sólo han aprovechado los cuatro chapones de los costados.

Monumento en el Monte Do Gozo en Mi llegada en 2016

        la perspectiva del camino en sentido contrario cambia radicalmente a lo que estoy acostumbrado, poco a poco va aumentado la presencia de peregrinos, no tienes que ir pidiendo paso, ya que casi todos te ven venir, salvo los que van con los auriculares puestos, que no se dan cuenta que te vas acercando a ellos.

        Algunos peregrinos, se quedan sorprendidos de la marcha contraria a todo el mundo y otros en plan de broma, te dicen que Santiago es para el otro lado o si te has dejado olvidada alguna cosa.

Los rayos de primera hora del día atravesando los bosques de eucaliptos.
        
        La mañana deja unas buenas vistas de la niebla que se va levantando, los rayos de sol se van apoderando del día dejando visibles sus rayos de sol, dibujados como si fuesen hechos con tiralíneas.

        El aeropuerto de Lavacolla, O predouzo,A brea, Arúa, O Castro, Azúa, son localizaciones por las que he pasado varias veces, pero esta vez se ven de una manera distinta, durante el rodar confirmo que el descanso de un día a causa de la lluvia en Santiago ha merecido la pena, ya que en los caminos quedan dibujadas las huellas del agua que recorrió el día anterior, hoy ya sólo quedan los vestigios de sus paso.

        
Bosque de eucaliptos en O Brea, señalización del Camino en sentido contrario al mío.

 
        Cuando llego realizados 41Km llego a Arzúa, fin de la penúltima etapa antes de llegar a Santiago de Compostela en las veces que he realizado el Camino en el sentido correcto, el Camino se ha vuelto activo después de varios años hibernando a causa de la pandemia.

        Son las doce del mediodía y aprovecho para entrar en su iglesia, que aunque parezca mentira no he entrado nunca, ya que al ser final de etapa siempre llegaba al atardecer y se encontraba cerrada.

        Saliendo de Arzúa siento la necesidad de hacer una parada para comer, como siempre me pasa, busco un sitio y otro y van pasando los locales sin convencerme, pero a kilómetro y medio de salir de la localidad veo un bar restaurante de carretera, la pensión Restaurante O Retiro, un lugar un tanto ajetreado de la mucha clientela que tiene, por lo que decido hacer una parada aquí paro a recuperar fuerzas en la soleada terraza, con mi máquina y las alforjas aparcadas a mi lado, no como mucho ya que no necesito más que un buen pincho de tortilla y además como no podría ser de otra forma, culminada con un buen café con leche.

        Bueno es hora de marchar, el sol que estaba en su pleno esplendor está siendo devorado por las nubes, unas nubes un tanto feas que no auguran nada bueno, así que después del pequeño descanso y del imperdonable café a la una de la tarde prosigo con mi marcha.

Puente medieval sobre el río Iso en Ribadiso.

        En mi kilómetro 44 atravieso el puente medieval sobre el río Iso en Ribadiso, un paraje ideal para descansar, relajarse y charlar con otros peregrinos sobre sus vivencias del camino, porque al peregrino también le gusta hablar y relacionarse con otros y de esta manera, hacer una vivencia conjunta del Camino.
       

Frondoso bosque en las cercanías de Melide.

        La ruta continúa por estos bonitos paisajes de bosques con  altos y frondosos eucaliptos, salpicados con alguna que otra pradera y poblaciones como Ribadiso, Fraga Alta, Boente de abaixo, de vez en cuando aparecen los característicos hórreos, construcciones destinadas a guardar y conservar los alimentos alejados de la humedad y de los roedores principalmente, que se encuentran elevados sobre unos pilares que suelen ser de piedra.

        
Hórreo en la parroquia de Santa María de Melide.

        En las proximidades de Santa María de Melide se encuentra el Ponte das Penas, un puente formado por grandes piedras que sirve para cruzar el riachuelo Catasol, no es muy profundo pero es mejor no mojarse, así que después de dejar que pasaran unos cuantos peregrinos, subí como pude la pesada bici con sus alforjas en la primera gran piedra y haciendo equilibrismos para no terminar en el agua crucé tan singular puente.
            
Ponte das Penas que cruza el arroyo Catasol, cerca de Melide.

        Después de sortear con éxito el puente das Penas, llego a la ciudad de Melide, población que se caracteriza por realizar el mejor pulpo "a Feira", uno de los platos tradicionales más famosos de Galicia.

        Transcurriendo por las calles de Melide encuentro dos peregrinos con una avería mecánica y andan un poco flojos en reparaciones, así que les apaño el asunto de una manera provisional, pero al final decidimos que lo mejor es que busquen una tienda de bicicletas, por lo que buscamos con el móvil un taller mecánico cercano para que solucionen su avería, por lo menos se han quedado tirados en una gran población, dónde los servicios son abundantes.

        
Entrada a la población de  Leboreiro.

        Cuando atravieso la calle de Leboreiro quedan escasos 500 metros para llegar al destino de hoy, se trata de O coto, a decir verdad es un sitio en medio de la nada, se trata de un hotel de dos estrellas a pie de la carretera N-547, el hotel se llama Hotel los dos alemanes, es un motel de carretera sin muchas pretensiones, descansar y punto, no hay muchas cosas que hacer ya que está en medio de la nada, menos mal que con las labores cotidianas de un peregrino se te pasa el tiempo, las habitaciones están limpias pero algo anticuadas, pero valen para una noche, la cena simple pero hecha en el momento, aquí coincidí con unos peregrinos de Francia que hacían el camino andando y otra pareja Belga que hacían el mismo camino que yo, o sea, en sentido contrario hasta su lugar de procedencia.

La habitación del hotel parece ser sacado de un episodio de Cuéntame.

        La cena está hecha por la misma persona que se encarga del establecimiento, una buena cena que sirvió para terminar esta bonita etapa y primera del regreso a casa después del descanso en Santiago de Compostela del Camino Portugués.

        Ahora a descansar, editar el video y preparar la etapa de mañana.