10ª Etapa: Baamonde -Arzúa.

10 de Agosto de 2020.-


10ª Etapa:
Baamonde - Arzúa.



Distancia:     66.53 Km.
Desnivel positivo:  888 metros.
Desnivel negativo: 903 metros.




Como reza en la imagen 48Km y casi 100% de batería, eso es ahorrar.




        A las Siete de la mañana, más o menos nos despertamos y aseamos para comenzar una nueva etapa, ya con un ligero aire de nostalgia, las etapas van cayendo y la cercanía a Santiago va indicando que el camino va llegando a su fin, pero no quiero ponerme melancólico ya que tenemos la etapa extra de Finisterre, así que es mejor ir paso a paso y no adelantar acontecimientos.


Mi bicicleta preparada para la ruta de hoy.

        Después de asearnos y de vestirnos de romanos, o dicho de otro modo, con nuestra indumentaria ciclista, ordenamos las alforjas y hacemos inventario para no dejarnos nada, cerramos la puerta de la habitación y montamos las alforjas en las bicicletas, después de tantos días ya somos unos expertos en colocarlas, sobre todo las que lleva Ricardo que van con cinchas las puñeteras y no son prácticas aunque eso si, hacen su función.

        El día ha salido nublado, tónica habitual desde que entramos el Galicia, nos dirigimos al bar restaurante del área de servicio y ahí tomamos nuestro habitual desayuno, intercambiamos unas palabras con el camarero y así comenzamos la etapa de hoy que nos llevará hasta Arzúa, donde conectaremos con el camino francés.

Saliendo de Bahamonde el bosque no defrauda.



        Iniciaremos la marcha dirigiéndonos hacia la estación de tren para un poco más adelante girar a la derecha para coger el camino que cruza las vías por un paso inferior y pasar por al lado del centro recreativo Cercud, visitado ayer,  cruzamos el rio Parga  y volvemos a a girar a la derecha para ir unos tres kilómetros paralelos al rio hasta la ermita de San Alberto, en este tramo el camino esta bastante estropeado con grandes escalones, a parte de ser cuesta arriba que nos hace bajarnos de la bici y sortear este tramo a pie, en estos momentos, nos adelanta un peregrino en una gravel me pareció a mi y prácticamente sin  equipaje, que tal como nos adelanta desaparece visto y no visto a lo lejos del camino, a mi parecer eso no es hacer el camino, es ir a batir una marca, pero bueno para gustos los colores.



Puente medieval sobre el río Parga.



        El camino va por un frondoso y húmedo bosque, hasta que llegamos a los ocho kilómetros del inicio a una bifurcación, como otras veces ya teníamos decidido por cual tenemos que ir, tenemos dos opciones ir por As Cruces o por Miraz, el camino que elegimos es el de la izquierda que nos lleva por Miraz, que según las guías es el tradicional es un poco más largos pero tiene todos los servicios que necesita el peregrino el otro camino es otra opción, menos transitada y con menos albergues y de reciente señalización (2017).


Toma de decisión en el camino.


        El camino es estrecho y combinando tramos asfaltados con tierra pero bien integrado en el paisaje, salpicado de pequeños y alargados hórreos característicos de la zona, pasados dos kilómetros pasamos por Raposeira, más adelante pasaremos por una fuente de piedra a la altura de Eirexe, a su altura está la iglesia de Santa Locaia de Parga, por la cual no pasa el camino.


Uno de los abrevaderos o fuentes por los que pasamos en el día de hoy.



        Llegamos Seixon de abajo dónde el camino serpentea por la rúa, una casa en concreto nos llamó la atención, el muro que la rodea está llena de figuras alegóricas al Camino de Santiago, paramos a observar los detalles, pero no pudimos contactar con nadie ya que la casa parecía estar cerrada, más tarde buscando información, resulto ser la casa taller del artista y templario Francisco López Chacón, una vez que disfrutamos de los detalles del muro exterior y de la puerta, seguimos nuestro camino.

La casa taller del artista y templario Francisco López Chacón, en Xeixón.


        Salimos ahora por un camino asfaltado hasta que vemos la torre de Miraz, antigua fortaleza que se mantiene robusta en el tiempo, Miraz de momento es el primera población con un núcleo definido, por decir algo, ya que hasta ahora lo que hemos encontrado han sido aldeas o caseríos desperdigados, Saliendo de Miraz volvemos a los caminos bordeados por los clásicos muros de piedra y ya en continua ascenso, pasando por las ruinas de O Predrouzo das Cavadas el camino de tierra pasa a un terreno en que la tierra desaparece para aflorar unas grandes lascas o losas de roca, dándole un toque lunar por el sitio por el que marchamos. 


Torre de Miraz en Friol.


        Es curiosa la formación rocosa de la zona, probablemente antigua cantera en tiempos muy pero que muy lejanos, después de unos pasos en el que el camino es pura roca pasamos otra vez a la tierra y así hasta volver a ser bosque autóctono.



Paisaje austero, probablemente antigua cantera,.



        Vamos poco a poco y sin darnos cuenta cogiendo altura con lo que a través de la niebla ya se dejan asomar algún que otro parque eólico de alguna cordillera cercana, seguimos y nos volvemos a meter en el tupido bosque para salir a un camino asfaltado en la aldea de A Braña, después de unos cuantos kilómetros por este camino, en teoría por la denominación parece que tenia que ser una carretera pero es más bien un camino asfaltado LU-P-2102, pasamos el alto de Mamoa (625 m.) a 25 Km desde que partimos desde Bahamonde, son las diez y media de la mañana.


La etapa de hoy no defrauda en espectacularidad y belleza .



        Siguiendo las buenas indicaciones de las conchas del camino pasamos por las aldeas de A Roxica, A Cabaña, todo entre verdes prados y salpicado por su ganadería, toca ahora hacer cumbre en el monte Porcariza (702m.), seguimos por el asfalto por A Marcela, en Corteporcos abandonamos el asfalto por un tramo para luego ya coger la carretera AC-934, sin saberlo hemos pasado de la provincia de Lugo a la de La Coruña, siguiendo por un camino desdoblado de la carretera pasamos por el alto de  O Marco das Pias (702m.).


Carretera y paralelamente el camino para los peregrinos.



        A Cuatro kilómetros de este alto llegamos a O Mesón, donde parece que aposta hay un bar restaurante llamado Suso, donde paramos a reponer fuerzas, no obstante son las doce menos cuarto de la mañana y aunque el tiempo no merma las fuerzas, al estar nublado, nos merecemos un descanso.

        Suso quiere decir parte alta, en La Rioja lo tenemos bastante interiorizado por aquello de que se encuentran los monasterios de Yuso y de Suso, así que inocentemente le preguntamos a la chica que nos sirvió que si sabía lo que quería decir Suso, lamentablemente no esperamos la contestación que queríamos oír, sino que el nombre del bar se debía a apellido del dueño, en fin.


Una parada para reponer fuerzas.



        Poquitos peregrinos vimos este agosto del 2020 por culpa de covid, apenas un grupo más de jóvenes estaban descansando de su andaduría.

        Después de abandonar el trazado de la carretera pasamos por las aldeas de A Lagoa y A Unqueira para llegar a Guitiza con su famoso crucero, a hora nos encontramos con la La Laguna de Sobrado, es una laguna artificial para dar servicio en su tiempo a los monjes de Xobrado, un sitio donde se respira paz y tranquilidad, con sus aguas llenas de nenúfares.


Laguna de Xobrado dos Monxes.

        Seguimos el camino y a lo lejos ya asoma el Monasterio de Sobrado de los monjes, llegamos a la ciudad turística por excelencia llena con cierta actividad hacemos una visita después de pasar por un arco al exterior del monasterio, tenemos suerte porque  han limpiado la piedra de la fachada y ésta luce con todo su esplendor.


Monasterio de Santa maria de Xobrado dos Monxes.

        También aprovechamos para pasar por la oficina de turismo para sellar la credencial, tuvimos que entrar de uno en uno por las normas de separación social que rigen en este momento, una vez ya visitado el monasterio y sellado, es mejor sellar primero ya que la oficina es lo primero que te encuentras en Sobrado, nos disponemos a salir de esta turística ciudad.

        Abandonamos este lugar por la carretera que va hacia Arzúa, nuestro destino de hoy, hasta ahora llevamos 44 Km y nos quedarán unos 22 Km hasta nuestro destino.


Atrás queda Xobrado dos Monxes con su Monasterio.



       Vamos viendo el majestuoso monasterio de Xobrado de los Monjes que cada vez es más pequeño debido a nuestro inexorable avance del camino, enseguida abandonamos la carretera provincial AC-934, para pasar por las aldeas de A Pontepedra, Vilarchao, proseguimos por pista forestal también pasaremos por O Peroxil y O Castro, Casanova y Madelos para desembocar en la carretera que dejamos a la salida de Sobrado de los Monjes, por asfalto pasamos por las aldeas de As Corredoiras y Boimil, y debido a la hora que es ya estamos buscando un sitio para comer, a un kilómetro más delante de ésta última localidad a la entrada de Boimorto, vemos un restaurante con todas las pintas de ser de los típicos de carretera y nada más lejos de la realidad, preguntamos si nos daban de comer y así nos señalaron el comedor, dejamos nuestras bicis con las alforjas en la parte de atrás del edificio con la tranquilidad de no perderlas de vista de la ventana donde estaba nuestra mesa para comer.


Parada a pie de carretera, esta vez para comer.


        Los comensales que aquí se encuentran son trabajadores que o son de a zona o están de paso desempeñando sus tareas por la zona, enseguida nos percatamos de la cantidad tan generosa y enorme platos del menú.

        Tanto Ricardo como yo, somos de buen comer y máxime si llevamos todo el día pedaleando, aclaramos aquí que el hecho de llevar eléctricas no nos exime del cansancio producido del peregrinaje, aunque eso sí, no tiene nada que ver con ir a riñón, (doy fe).

        Ojeando los platos de los comensales de alrededor, nos decantamos por unos fidegüas de primero, una fuente para cada uno y de segundo un costillas con sus patatas fritas, caseras, que hizo que casi explotáramos, así que para rematar la faena una buen trozo de tarta de queso para el postre y café.


Ricardo con cara de circunstancia al haber tanta comida.

        Una vez que pagamos el citado menú por el módico precio del menú del día, que aunque no lo recuerdo sería unos 10 u 11 Euros, toca ir al jardín donde habíamos dejado las bicis, y que si no hubiera sido por el frío y viento que hacía bien que nos hubiéramos tumbado a echar una siestecita, pero el día en lo meteorológico no acompañaba.

        Son casi las tres de la tarde cuando nos volvemos a poner en marcha ya, para realizar la última parte de la ruta de hoy, según arrancamos paramos enfrente del ayuntamiento de Boimorto para ver un miliario.


Miliario enfrente del ayuntamiento de Boimorto.

        El miliario en cuestión se trata de una referencia de distancia de una vía romana, lo que induce a pensar que por la zona por la que nos encontramos ya existía una comunicación terrestre en tiempo de los romanos, de este tipo de señalización romana me trajo buenos recuerdos de la ruta de la Plata.

        Salimos de Boimorto y todo el trayecto que queda lo haremos por asfalto, son carreteras que no son muy anchas y flanqueadas por los árboles de la zona, el paisaje no pierde su esplendor ya que las mismas hojas que van cayendo en otoño siguen el el húmedo terreno hasta la misma carretera, que casi podíamos decir que son algo más que caminos pero de asfalto, es la AC-0602 pasando por Francomil, A Iglesia, Piñeiro, en el último tramo, cruzamos la carretera AC-234, para llegar a Riadiso y así entrar por Arzúa dejando el campo de futbol a la izquierda, para más adelante entrar y conectar con el camino francés en la calle principal de Arzúa.


Aún marchando por asfalto el paisaje es bien bonito.


        Aquí llegando a Arzúa hicimos una parada antes de llegar a nuestro albergue para que nos sellaran la credencial en la oficina de turismo, dónde nos atendió una chica muy alegre que no paraba de reír, parece que tenía el muelle de la risa flojo.

        Llegamos a Arzúa y enseguida pudimos comprobar que la afluencia de peregrinos era testimonial o casi nula, una pena ya que esta localidad está acostumbrada al bullicio que aquí en la cercanía de Santiago y al ser la entrada de tres Caminos, el del Norte, el Francés y el Primitivo se hacía sentir la gran afluencia de peregrinos.


Arzúa con sus calles casi desiertas y ausencia de peregrinos.


        Buscamos el Albergue, que en esta ocasión es el Albergue Botafumeiro, donde muy amablemente nos atendió la responsable del establecimiento, debido a las restricciones del Covid, estuvimos en una habitación con tres literas para nosotros dos, así que estuvimos la mar de espaciosos, sí que había alguna que otra habitación ocupada.

        Son aproximadamente las cinco de la tarde, después de prepáranos los cargadores y demás artilugios, así como preparar nuestras camas y una buena ducha, salimos a dar una vuelta por Arzúa.


Vista desde nuestra habitación.


        Una desolada villa debido a la falta de peregrinos, los establecimientos hosteleros así como los numerosos albergues permanecían como aletargados esperando tiempos mejores, que algún día vendrán, esperemos que pronto.


Ricardo y yo en Arzúa, poco a poco vamos haciendo camino.


        Unas cervezas con sus correspondientes tapas, sirvieron de antesala a lo que nos venía encima, y no era otra cosa que ir preparando el regreso a casa, que aunque nos faltaban dos etapas había que tenerlo hecho de antemano.

        El plan que tenía previsto para el regreso a casa, que ya fue difícil planificarlo en casa se dio al traste al suspenderse el tren a Ourense que nos tenía que llevar de vuelta a casa por unos desprendimientos, por unos momentos creímos que estábamos incomunicados.

        Después de barajar distintas opciones, optamos por el regreso en Bus, una odisea pero encontramos la ruta de regreso, en la misma terraza donde estábamos tomando la caña, hicimos la compra de los billetes de Alsa, al tener los billetes fue como respirar hondo, resetear y volver a disfrutar del camino.


Calzado para pasear en el lugar de destino.


        Ricardo y yo ya no teníamos de que preocuparnos, ya que también teníamos el albergue donde nos debían acoger al día siguiente, y así fue pasando el tiempo hasta que se hizo la hora de cenar, un buen plato combinado y ya con el fresco de la noche, cualquiera diría que estamos en Agosto, nos volvimos al albergue a descansar.

        Nota: El camino por Galicia no defrauda y la etapa de hoy no ha sido para menos, sus paisajes las corredoiras, el paisaje lunar de una antigua cantera, los prados verdes, las montañas, monasterios e iglesias, la gente, todo esto hace que el camino no se olvide y que tenga esa especia de imán que te hace no importarte en repetirlo en alguna ocasión.



Más fotos aquí.




 




9ª Etapa: Mondoñedo - Bahamonde.

 9 de Agosto de 2020.-


9ª Etapa: Mondoñedo - Bahamonde.



Distancia:     58.37 Km.
Altitud Ganada:  1077 metros.
Altitud Perdida: 796 metros.



Bonita corredoira con losetas de piedra.
  

      Buenos días, la etapa de hoy es un poco singular en lo que se refiere a perfil que nos toca, hasta ahora en las etapas que hemos hecho solían dejar para el final lo más duro de la etapa, sin embargo hoy las cosas cambian y el grueso del desnivel positivo lo tenemos al principio de la etapa, cabe decir que las rutas por tierras de Galicia son las que más quebraderos de cabeza me han llevado a la hora de planificar las rutas, entre la autonomía de nuestras e-bikes y los núcleos de población, que muchas son aldeas o simplemente casas aisladas sin un núcleo urbano definido, me hicieron dudar de las etapas elegidas pero de momento no hemos tenido ninguna complicación y todo va saliendo según lo planificado, la pena, la falta de peregrinos para ver algo más animado de El Camino.



A punto de salir.


Nos levantamos a eso de las siete y cuarto de la mañana, ya no hay ni rastro del numeroso grupo de chicos de la academia militar de Madrid que también hicieron noche aquí, se han portado bien han sido tan sigilosos que no nos hemos dado ni cuenta de que se marchaban.

Con todo preparado desayunamos en el mismo bar del hotel, charlamos un poco con el camarero, y con una buena impresión del sitio donde hemos pernoctado iniciamos la marcha, son las ocho y cuarto de la mañana, hoy el día esta nublado y con una fina lluvia que parece que es algo más que lo que escupe la niebla, atravesamos Mondoñedo por las conocidas calles que fueron exploradas el día anterior visitando el lugar.

Como vimos ayer existen dos variantes del camino Jacobeo, uno va por Abadín, Camino principal, que es nuevo y señalizado en el 2017 y el otro por Lousada 5Km más largo y es el llamado Camino complementario, nosotros cogeremos el Complementario, así que arrancamos.

El principio de la ruta nos hace sudar de lo lindo, aunque el camino esté asfaltado la pendiente es fuerte de narices, aún en el modo eco de la bicicleta para intentar no malgastar la batería se hace dura, aunque la niebla es intensa se intuye el verde del monte hasta la mismo borde del camino, un verde fuerte que denota que no le falta la humedad en esta zona aun estando en agosto.


Alejándonos de Mondoñero.


Una descripción de la parte del importante desnivel:

                En la primera pendiente en apenas 2,65 Kilómetros recorridos ascendemos 232 metros, un desnivel del 8,7%, casi nada. Esto hace que tengamos que darle duro a nuestra montura a pesar de ir asistidos, pero la cosa no termina aquí, sino que pasado el primer tramo llega el descanso por decir algo  porque el camino sigue ascendiendo, con menor porcentaje pero sube, en este momento se puede quitar la asistencia pero la velocidad de avance es escasamente nula apenas 6 o 7 Km/h y un sobreesfuerzo que no merece la pena, así recorreremos 7,7 Km para enfrentarnos a la siguiente pendiente, una fuerte subida de 2 Km con rampas increíblemente empinadas y así terminaría las primeras pendientes de la etapa.


Carretera de salida de Mondoñedo, un día de niebla.



              Seguimos con la crónica:


            La salida de Mondoñedo es por la calle Regueira en ascenso hasta que nos encontramos con la carretera local LU-P-3110, la  estrecha carretera se desenvuelve entre eucaliptos, pinares y verdes praderas, vemos que dejamos Mondoñedo y asoma allá abajo entre la niebla, el pedalear es algo incómodo a parte de la llovizna de la niebla, llevamos el chubasquero que nos protege de la lluvia, pero a la vez impide que nuestro sudor salga de nuestro cuerpo y se evapore, así que vamos totalmente calados.


Hórreo a pie de carretera.


            En los primeros kilómetros vemos entre la niebla al grupo de chavales que pernoctó en el mismo albergue, estaban varios de ellos en el suelo, en el primer momento pensamos que a alguno de ellos le habría dado algún calambre, pero en  realidad era que simplemente estaban descansando, juventud divino tesoro, un mito que se cae.


            Seguimos por la carretera local pasando por las aldeas de Barbeitas, Valiñadares, Maariz, Paadín, O Pedroso, En Lousada a diez kilómetros de Mondoñedo dejamos la comodidad del asfalto para atacar el último repecho descrito anteriormente, el camino está en buenas condiciones, es un camino de herradura con un piso bueno y firme, pasaremos por unas paredes, creemos que naturales en las que caerán unos hilos de agua en forma de cascaditas.


Torrentes de agua en las paredes de piedra.



            En la parte alta nos topamos con la autovía A-8 así que por un tramo vamos paralelos a ella,  hasta que cruzamos la carretera que va también paralela a ella es la N-634, para llegar a Gotán.

            En Gotán seguimos y a la salida de esta población pasamos por al lado de una industria transformadora de lácteos, quesos y demás, a un kilómetro escaso llegamos a Abadín, la villa que da nombre al concello, destaca su ayuntamiento por su fachada azul, a partir de ahora entramos en terra chá, que quiere decir tierra llana en gallego, de llana poco ya que es más bien un pequeño sube y baja constante, en estas tierras seguiremos pasando por verdes praderas y pastizales, son las Diez y media de la mañana y hemos recorrido 17Km.

             Avanzaremos cruzando un bonito camino que se mezcla con el verde de las inmediaciones, haciendo un tramo de gran belleza cruzaremos el río Anllo por un moderno puente de madera, ya llevamos un rato largo disfrutando de estos típicos paisajes gallegos, cuando pasamos por un hórreo con la indicación de que a 2Km hay un bar-restaurante, ideal para la parada de tentempié de la mañana.


Puente de madera para cruzar el río Anllo.


            Después del cruzar por un paso inferior la autovía y ya a pie de la carretera Nacional realizamos una pequeña parada en el Café O Barro en Martiñán, pincho y una caña para reanudar el camino con las energías renovadas, son las once y media de la mañana.


            Dejamos la Carretera Nacional en Martiñán, el camino es asfaltado pero bien integrado en el el paisaje, nos dirigimos hacia  el puente llamado Pontevella de Martiñán, que permite cruzar a la otra orilla del río Batán, este puente data del siglo XVII.


Puente Pontevella de Martiñán, que permite cruzar el río Batán


        Después el camino nos lleva hasta cruzar la N-634, nos encontraremos con el cementerio de Goiriz, un exponente de la contrucción funeraria gallega, los pináculos en forma de cruz destacan por encima del muro que lo rodea, el cura que se encontraba en las inmediaciones se acercó a nosotros al vernos sorprendidos por dicha construcción, y así nos contó que fue construido con piedra de las canteras de la zona, tambien destaca el color de la piedra gris y oscura debido al tiempo húmedo y lluvioso.  



Cementerio gótico de Goiriz, uno de los más importantes de la zona.

        Estamos casi tocando la magia de la Galicia profunda, pasaremos también ante un mudo y testigo crucero del paso de los peregrinos hacia su destino, es aquí donde el camino cambia de dirección, el camino se encuentra bordeado por losas encajadas que delimitan el paso del camino, estas losas se encuentran llenas de musgo lo que da una idea de la humedad que existe a lo largo del año.

Crucero en el camino.

             Dos kilómetros más adelante salimos a la Carretera Nacional en su viejo trazado ya que el trafico va por la circunvalación de Vilalba, después de una enorme rotonda atravesamos el polígono industrial y más adelante las casas se van haciendo más numerosas hasta que entramos en el casco urbano.

Por las calles de Vilalba.

        Nos adentramos en Vilalba, municipio y capital de la comarca de Tierra Cha, la primera parte es una calle larga y recta hasta que nos topamos con una pequeña plazuela con un singular árbol para cambiar de dirección, a esta altura también se encuentra el parador Nacional con la Torre de Andrade con los restos de la fortaleza de Vilalba.         
 

Torre de Andrade, Villalba.
            
        Aprovechamos el paso por la ciudad para rellenar nuestro bote en común y para hacer la compra para comer que se reducirá en unos bocatas con algo de fruta, entraremos en una pequeña tienda de ultramarinos, hace tiempo que perdimos la imagen de que la tendera use la balanza y anote en lápiz el precio del producto, el pan nos invitó a comprarlo en la panadería que había un poco más adelante, todo en el mismo tramo de la calle, observamos que aquí no se quieren pisar los gremios ya que la tiendita no vendía pan, la ciudad es un fenómeno extraño después de estar entre prados caminos y desconectado del resto de la gente, después de la "soledad" del camino vemos que existe otro tipo de bullicio, hoy es Domingo y eso se nota en la cantidad de gente que está de paseo, pudimos comprobar como la Benemérita supervisaba que todos los paisanos, incluidos nosotros, lleváramos nuestras mascarillas de obligado cumplimiento.

Grafiti con el Jabalí de "grandes" atributos.


        Después de hacer los recados abandonamos la recta calle para hacer un par de curvas en la zona vieja de la ciudad para salir de la ciudad, un grafiti con alegorías al camino y un jabalí con unos atributos un tanto especiales nos despide de la ciudad, según pasamos el mural que no es más que un muro que delimita un solar sin construcción, giramos a la derecha para volver a la tranquilidad del camino, poco a poco van cayendo los kilómetros y las horas es la una de la tarde y llevamos treinta y ocho Kilómetros.

Pasamos por zonas de pastos con buen ganado.

Indicaciones del camino.
 

            A cuatro kilómetros estábamos pasando por varias  piezas agrícolas, ganado y aisladas edificaciones, en el camino cobijados del sol por un frondoso bosque, paramos y preparamos los bocatas y nos disponemos a dar con ellos, bueno los bocadillos resultantes fueron tremendos, yo di con él, pero Richi dejo la mitad para más adelante, quizá pensando en la merienda o la cena.
Ricardo, saciando la sed.
 
            Seguimos dirección a Bahamonde, una fuente a pie del camino sirve para saciar la sed y rellenar los bidones de agua, más adelante cruzamos la autovía A-8 por un paso elevado y después nos asomaremos a la carretera 634 para volvernos a internar entre caminos ya asfaltados, pasaremos por las aldeas de, A Lamela, Penas, llegaremos a Bahamonde en un nudo entre la autovía y la carretera Nacional, buscamos el hostal Ruta Esmeralda, que estará pasados unos metros de Baamonde.

A pie de carretera se encuentra el Hostal Ruta esmeralda.
Después de hacer los quehaceres cotidianos y preparar las bicis para el día siguiente, nos vamos al pueblo donde saciamos la sed y algo para picar, luego dando paseo por la zona de la estación llegamos al área recreativa de Baamonde que se llama Cercud, lugar que en verano está adecuado para el baño y el esparcimiento a orillas del río Parga, un socio nos contó parte de la historia de la Sociedad, en la zona recreativa destaca un dolmen realizado con grandes rocas, que no tiene nada de prehistórico, sino que lo realizó un escultor de la zona con las piedras de alguna cantera de la zona.
Iglesia de Santiago en Baamonde.



            La cena la decidimos hacer en el mismo restaurante del complejo del hostal de la ruta esmeralda, la cena estuvo a la altura así como el trato del camarero, y con ello nos despedimos hasta mañana.

Área recreativa Cercud.

 Galicia no defrauda, tanto en paisajes como en su gente dónde parece que el tiempo se detuvo en aquellos tiempos difíciles de agricultura y ganadería entre pastizales y bosque autóctonos de eucaliptos, robles y castaños.



8ª Etapa: Navia - Mondoñedo.

8 de Agosto de 2020.-


8ª Etapa:
Navia - Mondoñedo.



Distancia:     79,33 Km.
Altitud Ganada:  1604 metros.
Altitud Perdida: 1513 metros.







Ria de Ribadeo, aquí diremos adiós a la costa para adentrarnos en Galicia. 


        Hoy nos toca otra ruta larga y además nos despedimos de este mar Cantábrico que tan bonitas vistas nos ha dejado, pero no adelantemos acontecimientos porque todavía es pronto y tenemos que empezar el día.


Ría de Navia a la salida de la localidad del mismo nombre.


         Haciendo El Camino llega un momento en el que se pierde la noción del tiempo y del día en el que estamos así que hoy sin darnos cuenta es Domingo, será difícil encontrar un sitio para desayunar, por lo menos a primera hora, así que salimos dando un rodeo por Navia buscando un sitio para desayunar pero fue en vano, son las siete y media de la mañana y no encontramos ningún sitio, así que nos disponemos a seguir las flechas amarillas que indican hacia donde debemos ir.

A nuestra salida de Navia va amaneciendo.


        Lo primero que hacemos es cruzar la Ría de Navia para iniciar la toma de contacto con la etapa, después de pasar el puente abandonamos la carretera nacional, para ir subiendo en paralelo al Río Navia, dejando a la localidad de Navia a nuestra izquierda, después de unos metros nos desviamos nuevamente a la derecha para ir dirección a Jarrio, una pequeña flecha en un poste nos indica la dirección correcta, menos mal que también nos guiamos del GPS, la verdad que el camino está generalmente bien marcado, pero hay alguna zona que bien porque vamos despistados o por falta de alguna indicación nos salimos del trazado pero el camino se puede seguir sin mayor dificultad.  


Rodeados de maizales vamos siguiendo el camino.

        El camino por el que discurrimos es de asfalto y en ascenso pasamos por el término municipal de Barqueros, las casas cada vez van estando más aisladas y ahora el camino se encuentra rodeado de maizales, la verdad es que no hemos dejado de verlos desde hacía  varias etapas.

        Las flechas nos van guiando por caminos estrechos y asfaltados acompañados constantemente del verde de la zona, pasamos algún cruce con alguna carretera comarcal, hasta que el camino nos indica que debemos transcurrir por la carretera nacional N-634, y así continuaremos hasta llegar una rotonda antes de A Caridá donde dejamos la nacional, nos adentramos en la localidad y a pie de carretera vemos un bar abierto, son las ocho y media de la mañana es el momento justo del desayuno.


En A Caridad paramos a "repostar".

        Aparcamos las bicis apoyándolas en la pared junto al bar, pedimos los asiduos cafés con leche y cruasanes, nos los tomamos en la terraza del bar en unas mesas habilitadas en el aparcamiento de la calle.


    
Cruz de Santiago
Buen Camino nos desean
 desde El Franco.





















    Proseguimos nuestra andadura, dejando atrás A Caridad, nos toca un leve descenso para ir buena parte de la ruta en llano, no tocamos la nacional salvo para cruzarla en dos ocasiones hasta llegar a San Pelayo, donde iremos mano a mano con los acantilados y el borde del mar Cantábrico,  desviándonos en algunas ocasiones del trazado tradicional para ir visitando los innumerables acantilados y playas que hay a lo largo del recorrido.

Rodeados de cereal y aproximándonos al mar.


       Después de la localidad de San Pelayo, Ricardo y yo vamos rodeados de campos de cereal, en donde el camino de asfalto se transforma en caminos de concentración parcelaria, que nos llevan hasta Cabo Blanco donde podemos disfrutar de un espectacular paisaje, viendo como el mar choca contra las rocas, después de haber desenfundado los móviles para inmortalizar la ocasión,  retrocedemos sobre nuestros pasos, o rodadas, para seguir yendo a la orilla del mar y llegar hasta la punta de La Atalaya, otro enclave que nos permite seguir disfrutando de las espectaculares vistas de los acantilados y el mar azul de la zona en la que nos encontramos.

Grandes acantilados en Cabo Blanco, (El Franco).


    Una vez que hemos  contemplado este mirador natural en Cabo Blanco, volvemos a retroceder para salir de la punta del cabo para proseguir nuestro camino sin dejar el mar a nuestra derecha,  observando desde el camino la cantidad de cuevas, recovecos y pequeñas calas de la zona, hasta llegar a la playa de La Porcía, en este lugar perdemos de vista el mar para adentrarnos un poco en el interior, apenas unos 600 metros, por decir algo para volver a dirigirnos otra vez hacia él, a la altura del monte de  Mirayos,  pasando por las Lagunas de Salave, lagunas artificiales construidas por los romanos para la explotación minera de oro, este trayecto se sale del camino de Santiago pero es fácil de seguir ya que está marcado como senda costera E-9. 

Vista desde el Mirador de Atalaya.



Vista general con la playa de la Porcía.



      En Mirayos nos encontramos con dos "jardines encantados", el primer jardín más pequeño, pero al ser el primero que vimos, sentimos la curiosidad de quien y con que motivo se había hecho, pero al recorrer un kilómetro más nos encontramos con otro mucho más grande, que parece un zoo, con los animales realizados con las formas de troncos,  ramas y materiales de la naturaleza sin modificar, en la que podemos distinguir girafas, grullas, alguna vaca etc...


Los Jardines encantados de Mirayos.


     Siguiendo el GPS y las indicaciones del G.R. E-9, entramos en la localidad de  Tapia de Casariego  por la playa de Represas, una  playa singular por estar formada por piedras y guijarros y con formaciones rocosas en la misma playa.

Playa de Represas en Tapia de Casariego.


      Entramos en Tapia de Casariego y paramos en una tienda de ultramarinos a comprar algo para la comida aunque sean las diez y media de la mañana, ya que hemos visto que es una localidad bastante importante y no sabemos si más adelante encontraremos otra tienda de alimentación, al salir de la tienda de ultramarinos, entre pitos y flautas Entramos en la oficina de turismo,  donde nos sellaron la credencial, al salir y seguir el GPS, bendito aparato,  dimos una vuelta en redondo entre calles retorcidas hasta llegar al puerto, por lo menos la vista del puerto pesquero merece la pena, después de la vuelta salimos a otra playa en la parte occidental de Tapia, es la playa de Ribera.

Puerto de Tapia de Casariego.


      Abandonamos Tapia de casariego y nos encontramos rodando por pistas de concentración parcelaria, coincidiendo en algún tramo con el recorrido E-9, en un antiguo lavadero y molino, cerca de Villamil, hacemos una parada para comer lo que compramos en Tapia, sin que supiera nada Ricardo, saco de la alforja un cuarto de sandía, y es que cuando la vi en la tienda me entró por los ojos. 

En este viejo lavadero - molino del arroyo Péligos paramos a almorzar.


      Una vez que nos alimentamos,  continuamos siguiendo la señalización del Camino del norte que nos lleva a la última playa que veremos hasta el último día de Camino del Norte, esta es la playa de Penarronda, que esta situada en la parte más  occidental de Asturias, Ricardo y yo vamos hacia el sur para pasar por debajo de la autovía A-8 y pasar por Barres, Lois y Figueras Castropol, seguidamente nos disponemos a atravesar el largo puente sobre la ría de Ribadeo, que separa Asturias de Galicia.

Playa de Penarronda, con ello decimos adiós al mar cantábrico.


        Un puente singular que en los años de su inauguración (1987) hizo un hito por la envergadura del proyecto que además de unir Castropol con Ribadeo con la también consecuente reducción de kilómetros, (26 Km), casi nada, un pero, el pero es que apenas hay espacio para los ciclistas en los pasos peatonales de apenas un metro de anchura, circunstancia que no se tuvo en cuenta en la ampliación del puente en 2008, así que sigo con el relato.

Puente de los Santos se extiende 612 mts. sobre la Ría de Ribadeo.


        Siguiendo las flecha cruzamos el puente dicho por la parte peatonal por el lado izquierdo y que según parece íbamos en dirección contraria ya que tendríamos que haber ido por la derecha, pero siguiendo las flechas nos mandaron cruzar por el sentido contrario, así que con el paso de apenas un metro de anchura, nuestros manillares y las alforjas tuvimos que hacer dibujos para cruzar, primero esperar porque a lo lejos se divisaba un ciclista que venia hacia nosotros y claro no hay sitio posible, la otra fue cuando estábamos en plena travesía, aparece en sentido contrario otro ciclista, menos mal que llevaba una de carretera y la alzó por encima de su cabeza para pasar él, y dejarnos pasar, al terminar de cruzar el puente, otro ciclista nos advirtió que lo habíamos cruzado en sentido contrario, vaya, otra vez lo cruzaremos bien.

Vista de Ribadeo desde la mitad del trayecto del Puente de los Santos.

        Una vez atravesamos el Rio Eo vamos hacia la izquierda para cruzar la localidad de Ribadeo, lo hacemos por la avenida de Rosalía de Castro, atravesamos una zona peatonal, para seguir nuestro trayecto rectilíneo, hasta que dejamos los bloques de casas atrás y ya nos encontramos de nuevo en el Camino, ya en Galicia más concretamente en la provincia de Lugo, me hizo una ilusión tremenda el encontrarme con un mojón indicando los kilómetros restantes a Santiago característicos de Galicia, tanto que le dije a Ricardo que me hiciera una foto con uno de ellos.


Ricardo me hizo la foto junto a un hito señalizando el Camino.


        Sin pérdida ya que es todo recto seguimos por una camino asfaltado que zigzaguea entre las haciendas, una vez que pasamos encima de la carretera Nacional 642 empieza la ascensión, nos vamos  metiendo en terreno montañoso, vamos avanzando teniendo a los dos lados, praderas y praderas donde las vacas pacen tranquilamente solo perturbadas por nuestro pasar, llevamos un poco más de la mitad de la ruta de hoy 44 Km y son aproximadamente las Doce y media, el día está nublado así que el sol no se convierte en nuestro enemigo, seguimos en nuestro avance atravesando tanto praderas con bosques de eucaliptos, altos y erguidos cual columnas sujetando el cielo.

Aún siendo agosto, nos encontramos con bonitos paisajes y altísimos eucaliptos.


        El camino es asfaltado y es un buen sube y baja, pero no nos preocupa ya que , tanto Ricardo como yo vamos con nuestras e-bikes así que disfrutamos del paisaje y no nos damos cuenta de que van cayendo los kilómetros uno tras otro, pasamos cerca de la localidad de Vilella, más tarde de O Vilar, en Villamariz estamos en pleno ascenso al techo del día, cuando ya queda escasos metros para la cumbre e internarnos en el monte paramos a comer, nos preparamos los bocatas y damos con ellos, con el propósito de seguir, los kilómetros ya pesan pero se compensan con los paisajes maravillosos y el terreno, que pasa de caminos asfaltados y a tramos de tierra muy compactada, una maravilla para rodar, tenemos ahora la una y media de la tarde.

Inmensas praderas en la cernía de Vilella.

        La parte más alta de la jornada está una vez que llevamos transcurridos 60 Km a 356 mts de altitud, todavía nos quedan 20 Km y es un verdadero diente de sierra, quedan tres picos pronunciados y algún sube y baja, yo tenía miedo en esta etapa del camino ya que es larga y además el final es apoteósico, la mayor parte del desnivel acumulado se hace en esta última parte, pero vamos que en ello estamos, y si puedo hablar de batería, pues casi casi a tope, el que guarda tiene. (pero más cansado).

un bonito camino con el bosque a un lado y al otro las verdes praderas.

        Después del ascenso, viene el divertido descenso que se alarga hasta los seis kilómetros a la aldea de  San Justo, donde volvemos a ascender para hacer el penúltimo diente de sierra de la etapa hasta llegar a la población de Lourenzá, que en un primer momento iba a ser fin de la etapa, pero por consejos la alargamos hasta Mondoñedo, una foto fugaz al Monasterio de San Salvador, sorprende la envergadura de la construcción, la verdad que la ruta se nos esta yendo de las manos son las tres de la tarde cuando pasamos por Lourenzá y todavía nos queda subir un pico como este último que acabamos de hacer, así que viendo la batería que nos queda, damos caña al motor, que por algo lo tenemos.


Monasterio de San salvador de Villanueva en Lourenzá.


        Menos mal que el motor asiste ya que esta última parte, por lo menos para mí el resto lo puso la bicicleta, ya estaba un poco cansado por lo largo de la etapa y tenía ganas del descanso, el terreno después de alternar bosque y praderas ya se hace más montañoso y cerrado, nos adentramos en las famosas corredoiras, que son sendas que conforman una red que durante siglos ha unido las aldeas para el tránsito de ganado y personas, suelen transcurrir bordeados de muros de piedra que separan abriendo el tupido bosque, en este caso de eucaliptos, el terreno puede ser bueno o de lo más accidentado con escalones o piedras, pero por donde transitamos, se intercalan tramos de buen piso con alguna imperfección pero totalmente ciclables sin ningún tipo de problemas, otra cosa seria con tiempo lluvioso, pero menos mal que no es el caso.



Corredoiras en los últimos kilómetros de la ruta de hoy.
  
      Ya solo quedan 10 Kilómetros que parecen que se estiran pareciendo que son el doble, pasamos por la localidad de Grove nada más cruzar la autovía del Cantábrico y llegamos a Mondoñedo, bueno mejor dicho a la entrada a Mondoñedo ya que nos alojamos en el Albergue Montero, Un hotel restaurante al lado de la Nacional 634-b, la recepción fue excelente y unas instalaciones modernas y actuales, aparcamos las bicis en un cuarto cerradas con llave y nosotros nos dispusimos a la labor de todos los días al llegar al albergue, una vez finalizadas todas las tareas unas vueltas por Mondoñedo, que bien merece ser visitada con su impresionante Catedral y sus alrededores.

Monasterio de Mondoñedo.

        Vimos algunos jóvenes vestidos de medievales y es que en estas fechas, tal y como nos indicaron, se hubieran celebrado las fiestas Medievales, así que después de toda una visita cultural y con alguna cerveza planeamos un poco el comienzo de la etapa de mañana ya que tendremos que elegir entre dos opciones, un panel explicativo a pie de calle nos sacó las dudas.


Calles de Mondoñedo.
        Buscamos sitio para cenar, pero debido a las restricciones sanitarias, los restaurantes de la zona estaban completos, así que nos marchamos a nuestro albergue a cenar y como cenamos, la mar de bien.

        El albergue estaba casi lleno por un grupo de militares que habíamos visto unos kilómetros atrás, menuda panda o banda, por lo menos guerra no dieron por la noche, parece que la educación militar los lleva por buen camino, je je.