Etapa 13: Burgos - Logroño.

7 de Julio de 2023. 

Etapa 13: Burgos - Logroño (fin de ruta).

Distancia:  121,92 km

Desnivel acumulado:  Positivo: 1.139 m. Negativo: 1.574 m.

Hora de Salida: 6:43 h.

Hora de Llegada: 18:40 h..

Tiempo empleado:  10 horas, 00 minutos, (Según Wikiloc).


La frecuencia de los peregrinos se hace notar en mi última etapa.

        Hoy marco el final de mi épica travesía desde Málaga, culminando un periplo que se inició hace varios días en el sur de la península ,sin embargo, en este momento no significa el cese de la aventura; más bien, representa un nuevo capítulo que se desenvolverá desde Burgos hasta Logroño.

        El reloj marca las seis de la mañana, y me despierto con la inquietud de conocer el estado de la rueda delantera. ¿Habrá logrado mantener la presión durante la noche, o me veré obligado a emplear la bomba para comenzar la jornada?

La ciudad de Burgos dormida a mi salida de hoy.

        Me asomo al lugar donde la bicicleta ha descansado, y observo que la rueda ha resistido sin perder aire, no está mal, pienso aliviado, y regreso a la habitación para disfrutar de mi desayuno compuesto por café y bollería adquirida el día anterior en el supermercado.

        Mientras saboreo mi desayuno, consulto la aplicación de mi teléfono móvil para localizar una gasolinera que me pille de paso en mi ruta de hoy, mi objetivo no es otro que adquirir un par de botes de espuma, pues la desconfianza sobre el estado de la rueda persiste.

        Una vez localizada la gasolinera y con el estómago lleno, me preparo para iniciar la ruta, sigo las indicaciones del GPS en una ciudad que aún yace adormecida, con escaso tráfico, diviso la gasolinera donde adquiero los dos botes de espuma y, a partir de este momento, emprendo la última etapa de mi travesía desde Málaga hasta Logroño, pedaleando con mi bicicleta de montaña.

Monasterio de San Juan en Burgos.

       La etapa de hoy se presenta como la más extensa de todas las que he afrontado hasta ahora. No es desconocida para mí, ya que el año pasado la completé, aunque partiendo desde Cardeñuela de Riopico y recortando aproximadamente quince kilómetros en comparación con la travesía de hoy. Además, estoy familiarizado con el perfil de elevación, que incluye en primer lugar el alto de Matagrande, seguido más tarde por el alto de La Pedraja. Estos dos ascensos añaden un desnivel considerable que requiere ser tenido en cuenta. En consecuencia, durante los primeros compases de la ruta, decido prescindir de la asistencia del motor de mi bicicleta, reservándolo para momentos en los que sea realmente necesario.

Túnel de paso en el parque del rio Arlanzón.

        Al abandonar la gasolinera, me encamino hacia el Parque del Río Arlanzón, desde donde me dirigiré hasta Castañares, aquí tras cruzar la carretera nacional N-120, que será la columna vertebral de mi recorrido hoy, buscaré la vega del río Pico.

        En el momento de cruzar por medio de un puente la autovía AP-1, me vi obligado a tomar un pequeño desvío debido a unas obras, a partir de este punto, se presentan ante mí las localidades de Orbaneja de Riopico y Cardeñuela de Riopico, ésta última localidad es donde inicié mi última etapa desde Lisboa el año anterior; parece que fue ayer.

El día salió totalmente soleado y con una buena temperatura.

        Revivo con nostalgia los recuerdos del año pasado mientras me acerco al desafiante alto de Atapuerca, la ruta transcurre cerca de las canteras antes de iniciar el ascenso, en este tramo, aprovecho a conectar la asistencia de mi bicicleta eléctrica para afrontar la subida al alto de Mata Grande, uno de los puntos más elevados de la etapa con 1,072 metros de altitud sobre el nivel del mar. Unos metros más adelante, domina el terreno la imponente Cruz de Atapuerca.

Cruz de madera en el alto de Matagrande.

        A medida que avanzo, me cruzo con numerosos peregrinos que marchan en dirección opuesta a la mía, más bien soy yo en que va en dirección contraria a las clásicas flechas amarillas, estoy inmerso en el Camino Francés, el sendero de peregrinación por excelencia hacia Santiago de Compostela, con respecto al tiempo, la mañana se presenta soleada, con un cielo teñido de azul intenso.

        Ahora, me dispongo a descender hacia la encantadora localidad de Atapuerca, reconocida por sus yacimientos prehistóricos. Después de recorrer aproximadamente dos kilómetros y medio de la carretera local BU-V-7012 en Agés, se presenta ante mí un nuevo ascenso en dirección al Monasterio de San Juan Ortega, conocido como el puerto de La Pedraja.

Iglesia de San Juan de Ortega.

        Con numerosos peregrinos compartiendo el Camino, la agradable mañana rodeada de bosques de pinos y robles, junto al canto de los pájaros, convierte la jornada en un placentero paseo. Aunque aún restan algunos kilómetros para concluir la etapa y la ruta, es esencial disfrutar de estos momentos que nos brinda el paisaje y la naturaleza.

        A una altitud de 1.115 metros, en el punto más elevado de la etapa de hoy, me reencuentro con el área de descanso del peregrino, conocida como "el Oasis del Peregrino", donde un lugareño ofrece frutas y frutos secos a los caminantes para que, a cambio de una propina, recuperen energías gastadas en la subida a este puerto de montaña.

Area de descanso en el alto de La Pedraja.

        La pista se transforma en un cortafuegos amplio en este punto, y más adelante, tras una significativa bajada seguida de una ascensión, se encuentra el monumento a los caídos en la Guerra Civil Española, con los enterramientos de los fusilados en esa época.

        La pista se convierte en un camino, aunque con piedra suelta, cuenta con buen firme. Desciendo hasta llegar a Villafranca Montes de Oca, un pueblo vinculado a la ruta Jacobea que sirve como antesala para abordar el alto puerto de La Pedraja.

Antesala del Puerto de La Pedraja para los peregrinos hacia Burgos.


        A partir de aquí, el camino sigue paralelo a la carretera N-120, cruzándola en diferentes momentos, y pasa por lugares emblemáticos como las ruinas de la ermita de San Félix, que se encuentran antes de llegar a las localidades de Espinosa del Camino, Villambistia y Tosantos.

Caserón en Espinosa del Camino (Burgos).

        En el recorrido, a unos 50 kilómetros de mi partida de Burgos, se encuentra la relevante localidad de Belorado, en la provincia de Burgos, que sirve como referencia crucial para los peregrinos que realizan la ruta Jacobea.

        En este momento, hago una pausa para recobrar fuerzas en la Plaza de San Francisco, mientras me acomodo en un banco, observo el trasiego de algunos peregrinos en la misma plaza, refrescándose con la fuente de agua que se encuentra en este lugar, cuando aparece un peregrino un tanto peculiar, David montado en su e-bike rodeado de alforjas, y no es para tanto ya que me comentó su periplo desde su Holanda adoptiva, ya que es Extremeño de nacimiento.

David y yo compartiendo aventuras.

           ¡Qué trotamundos tan fascinante! Me contó acerca de su increíble aventura por Europa central: primero en Holanda, Países Bajos, luego la diagonal de Francia, y ahora en España explorando Navarra, La Rioja, Burgos y ascendiendo hasta Cantabria para cruzar hacia las Islas Británicas antes de regresar a su Holanda. Su bicicleta estaba completamente equipada con GPS, alforjas repletas hasta los topes, tienda de campaña incluida, además de y una radio, no llegué a preguntarle por la emisora que tenía sintonizada durante el trayecto, pero sin duda, es una persona realmente asombrosa.

        Después de una agradable charla, cada uno tomamos nuestras direcciones para seguir con nuestras rutas, David hacia Burgos, donde iba a pasar unos días y yo mi viaje hasta Logroño.

Mural en Belorado (Burgos).

        Retomo la marcha cuando es casi mediodía, con la mirada puesta en encontrar un lugar para comer y darme un pequeño homenaje en este último día de peregrinaje, mi objetivo es detenerme y disfrutar con calma y sin apuros de esta etapa final, dejando atrás la localidad de Belorado, la primera localidad que vislumbro es Villamayor del Río todavía en la provincia de Burgos, al salir de este pueblo, me encuentro con un peregrino que resulta ser un antiguo compañero de trabajo, la sorpresa y la alegría se apoderan mutuamente al encontrarnos en el Camino, él en dirección a Santiago y yo hacia Logroño.

Un encuentro inesperado con un excompañero de trabajo.

        Nos despedimos deseándonos un Buen Camino y a partir de este momento, una preocupación se instala en mi mente, la presencia de amenazadoras nubes grises de tormenta que se forman en la Sierra de la Demanda, y aunque están distantes, estas tormentas se dirigirán tarde o temprano justo por donde transcurre mi ruta.

        Acelero mi paso, consciente de que las nubes me ganan terreno lentamente en esta carrera contra el tiempo, y el aire cargado de humedad, se apodera gradualmente de la atmósfera.

Viloria de Rioja, cuna de Santo Domingo de la Calzada.

        Viloria de Rioja, Castildelgado y Redecilla del Camino son las últimas localidades que atravieso de la provincia de Burgos, al entrar en La Rioja la primera localidad que me encuentro es Grañón, donde reflexiono que aún no es momento de hacer una parada, dada la amenaza inminente de  tormenta.

        Para agregar más suspense al asunto, la rueda delantera comienza a perder presión, obligándome a hacer una parada en esta localidad para inflarla y rellenarla con la espuma que compré esta mañana en Burgos.

Cortina de nubes grises que van apareciendo.

        Después de pasar por Grañón y las localidades de Santo Domingo de la Calzada ciudad importante del Camino de Santiago, donde dice la leyenda que cantó el gallo después de asado, luego vendrían las localidades de Cirueña, y Azofra, la tormenta va acechando y el color gris de las nubes lo cubre todo, el sonido de los lejanos truenos ya es audible indicando la cercanía de la tenida tormenta, llego a Nájera, una ciudad clave en el Camino de Santiago, distante 95 kilómetros de mi ruta y a solo 25 kilómetros de Logroño, son alrededor de las tres de la tarde, la hora es propicia para un merecido descanso, son las tres de la tarde y decido buscar un lugar donde comer algo.

Mi entrada a Sto. Domingo de la Calzada.

        Mientras deambulo por las callejuelas del casco antiguo de Nájera, las primeras gotas de agua comienzan a caer, estas gotas son de un tamaño considerable lo que me lleva a reflexionar sobre la posibilidad de enfrentar una tormenta más intensa, a pesar de la incipiente lluvia, no se vislumbra un respiro en el cielo gris, por lo que tomo la decisión de continuar mi camino, abandonando la ciudad de Nájera antes de que la lluvia se intensifique.

El Monasterio de Sta. María la Real en Nájera.

        Esta sección del camino es conocida por la cercanía de mi ciudad y coincidir con las rutas que realizo en mis salidas locales, el terreno se encuentra más deteriorado que lo recorrido hasta ahora debido a las tormentas de días anteriores, cuando la lluvia parece intensificarse y los relámpagos se acercan peligrosamente, decido detenerme en un subterráneo con la carretera N-120 para aprovechar y comer algo, dado que desisto de hacerlo delante de una mesa y ya a la cercanía del fin de la ruta, en este momento las gotas de agua caen con fuerza y la intensidad del viento va en aumento.

Tormenta a la salida de la ciudad de Nájera.

        Después de comerme unas barritas y ponerme el chubasquero, quedaría subir el alto de San Antón, pero viendo el estado del camino por esta y las anteriores lluvias, decido hacerlo por la antigua carretera N-120, para una vez pasado, reincorporarme al camino de la ruta Jacobea.

        Ya estoy en tierras más que conocidas y la ruta no da más de sí, solamente me queda pasar por las cercanías de Ventosa, Navarrete y hacer la entrada en Logroño por el parque de La Grajera.

Vistas del embalse de La Grajera, con nubes amenazantes.


        Mientras recorro los cuatro kilómetros que separan el embalse de la Grajera de mi hogar en Logroño, me encuentro inmerso en un momento en el que los recuerdos de este extenso trayecto se entrelazan de manera tumultuosa, sin seguir una línea temporal definida. Cada recuerdo surge de forma caótica, recordándome días específicos y momentos diversos. A pesar de la confusión mental, experimento una gran satisfacción al llegar a casa, donde mi familia me espera, ya acostumbrada a mis periplos de varios días.

        La ruta ha llegado a su fin, y ahora me enfrento a la tarea de organizar y ubicar todos los recuerdos, paisajes, pueblos y ciudades en sus lugares correspondientes. Este es uno de los motivos por los que me sumerjo en la creación de este blog: para no perder ningún detalle de mis aventuras en bicicleta con alforjas.

        Envío un cordial saludo, y espero que este relato inspire y sirva como guía para planificar futuras rutas.

Logroño, mi ciudad.




Etapa 12: Palencia - Burgos.

6 de Julio de 2023. 

Etapa 12: Palencia - Burgos.

Distancia:  102 km

Desnivel acumulado:  Positivo: 595 m. Negativo: 474 m.

Hora de Salida: 6:00 h.

Hora de Llegada: 15:30 h..

Tiempo empleado:  9 horas, 09 minutos, (Según Wikiloc).



Ruinas de Santa Eulalia de Palenzuela en Palenzuela (Palencia).

        La etapa de hoy al igual que la de ayer, no está definida por ninguna ruta conocida que se pueda seguir por flechas, como pueda ser el Camino de Santiago, GR, o similar, así que la aventura esta servida, la etapa fue creada en casa con ayuda de algún compañero en bicicleta de montaña que trazó su ruta en la app de Wikiloc.

Comenzamos con la etapa:

En la puertas del Hotel de Palencia, dispuesto para la marcha.

        Hacia las seis y media de la mañana ya me encuentro en la calle al lado del hotel con todo preparado, ya he desayunado en la habitación, ya que estoy acostumbrado que a estas horas de la mañana ni en el alojamiento ni ningún local por los alrededores esté abierto para el desayuno.

        Con los buenos deseos del vigilante nocturno del hotel inicio la andadura por una Palencia dormida a estas horas de la madrugada, solamente algún camión o máquina de la limpieza perturba el silencio nocturno.

Palencia de noche.

        El día anterior metí en el GPS las coordenadas de salida de la ciudad, allá por el cementerio municipal, saliendo de este punto las luces de la ciudad me abandonan dejándome guiar únicamente por la luz de mi gran foco y cómo no del GPS.

        Después de pasar por el túnel que cruza la autopista A-68, me encuentro con una colina de considerable altura, situada entre los montes de Magaz y Villalobón, esta elevación se alza desde los 474 metros de altitud de Palencia hasta los 868 metros en apenas tres kilómetros de ascenso, llevándome hasta la meseta del Canto del Vizcaíno.

Subiendo la colina con la ciudad de Palencia al fondo.

        Esta meseta, con alrededor de dos kilómetros y medio de longitud, una vez arriba desciende por la otra vertiente por el Pico de las Quebradas, desde luego una notable prominencia en el terreno para iniciar la ruta.

        El descenso es rápido, en este tramo no pierdo la vista del GPS ya que el cruce al que hay que girar a la izquierda se acerca con rapidez, tanto como la velocidad que alcanzo.

El amanecer se va abriéndose paso a paso desplazando la oscuridad de la noche,

        Esta parte del recorrido tiene buenos caminos con pequeños desniveles que suben y bajan, poco a poco el sol se va abriendo paso en el horizonte, y como voy hacia el este su color anaranjado me pilla totalmente de frente.

        A veinte kilómetros de Palencia llego a la primera población, se trata de Torquemada, Torquemada es una ciudad de alrededor de 1,000 habitantes, conocida por su rica historia, su patrimonio histórico, incluye la Iglesia de San Juan Bautista y el Castillo de los Duques de Alburquerque.

Iglesia de Santa Eulalia en Torquemada, Palencia.

        Son las ocho y media de la mañana, y no me encuentro con ningún lugareño, parece que en esta época estival todavía es temprano para que comience la actividad.

        Después de pasar por la plaza del ayuntamiento, llego al puente romano que me servirá para cruzar el rio Pisuerga, este puente a pesar de no ser de origen romano, su estructura conserva elementos arquitectónicos que evocan esa época, lo que ha llevado a la tradición local a referirse a él como el "Puente Romano", el puente de Torquemada es uno de los más grandes de los que se pueden admirar dentro de la Comunidad de Castilla y León, está conformado por veinticinco ojos o arcos, que comunican la villa de Torquemada con la margen izquierda del río Pisuerga

Puente "romano" sobre el Rio Pisuerga en Torquemada.

        Paso por el impresionante puente para cruzar a la otra orilla del río, ahora sigo, como hasta ahora, por buenos caminos rodeado de cereales y algún que otro campo de girasoles y de lavanda, con su característico colorido y aroma, los campos de lavanda rebosan vida, albergando una bulliciosa comunidad de insectos: mariquitas, abejorros y otros seres que desempeñan su vital papel en la naturaleza.

Extensos campos de Lavanda entre Trujillo y Palenzuela.

        Me cruzo con grandes tractores, símbolo de las grandes extensiones de labranza y recolección de los extensos terrenos por los que voy transitando, me sitúo cerca de la carretera o autovía A-62 de Palencia a Burgos, a lo lejos oigo el ruido del tráfico que por ahí transita, después cruzo por medio de un puente el ferrocarril que une estas dos ciudades, y a lo lejos se adivina a ver otra población en este caso se trata de la villa de Palenzuela, incluido en la comarca del Cerrato.

Vista de Palenzuela desde el Convento de San Francisco.


Ruinas del Convento de San Francisco en Palenzuela.

        Después de cruzar el rio Arlanzón y antes de entrar en el casco urbano se encuentran las ruinas del Convento de San Francisco en Palenzuela, un lugar que me despierta gran curiosidad, este es un lugar histórico de relevancia, utilizado por el rey Juan II para las Cortes de Castilla en 1425, se encuentra en un estado totalmente ruinoso, a pesar de ello, sigue en pie como queriendo ofrecer resistencia al paso del tiempo.

        Palenzuela no dejará de sorprenderme por su legado histórico y las ruinas que alberga como el ya mencionado Convento de San Francisco, las ruinas del castillo de la que quedan en pie sus tres altas torres, la Iglesia de Santa Eulalia que aunque está totalmente vaciada mantiene toda la estructura gótica, a lo que hay que unir a la iglesia de San Juan Bautista y la torre del reloj al lado de ayuntamiento.

Castillo de Palenzuela.

Torre del reloj, ayuntamiento y museo, Palenzuela.

Iglesia de San Juan Bautista en Palenzuela.

        Gratamente sorprendido por la riqueza arquitectónica me despido de este singular lugar, que si no fuese por el medio de transporte que me muevo no creo que lo hubiera descubierto, al igual que otras tantas a lo largo de este viaje.

        La salida es por un breve descenso que sirve para retomar en camino después de este descanso, pasaré cerca de la población de Villodrigo, pero no llegaré a cruzar el puente de acceso a esta localidad, el camino transcurre ahora a orillas del río Arlanzón, la fisonomía de secano de terreno cambia en este momento, tornándose verde por la ribera del rio.

Río Arlanzón en Villodrigo en la comarca de Tierra de Campos (Palencia).
        
        Siguiendo el camino a pocos kilómetros a unos cuatro kilómetros de Villodrigo, paso por la localidad de Villaverde de Mogina, ya estoy en la provincia de Burgos, antes de llegar a esta población, una ermita, La de la Virgen de la Vega, indica que estamos a pocos metros de la citada población.
        
Ermita de la Virgen de la Vega en Villaverde Mogina (Burgos).

       Villaverde de Mogina es una localidad que se encuentra en la comarca de La Bureba, en la provincia de Burgos, es un pueblo pequeño como los que me estoy encontrando.

        El entorno que rodea a Villaverde de Mogina es el típico de la región, con paisajes de campos agrícolas, basado también en la actividad agrícola y ganadera, con cultivos de cereales y viñedos.

En términos de patrimonio, el pueblo cuenta con la Iglesia de San Pedro Apóstol, un templo de estilo románico que data del siglo XII.

Villaverde de Mogina, en la comarca de La Bureba, provincia de Burgos.

        Es alrededor del mediodía, parece que he recorrido mucha distancia pero apenas he completado la mitad de la ruta planeada para hoy, decido adentrarme un poco en el centro de la localidad, es entonces cuando diviso la fuente en la plaza del pueblo. Es el lugar perfecto para reponer agua, así que aprovecho la oportunidad para refrescarme un poco.

        El sol a estas horas, sin hacer mucho calor deja un paisaje plano, las luz incide con fuerza apagando el espectro cromático de la zona

Iglesia de San Juan de Villazoquete, Burgos.
              
        A cinco kilómetros de distancia se sitúa Villazoquete, una pequeña localidad en la que destaca su iglesia de San Juan. Esta localidad está cercana a la Autovía de Burgos A-62, en este punto, atravieso tanto las vías del tren como la autovía para continuar por la vía de servicio de esta última.

        En este momento, comienzo a tener problemas con la tecnología de la bicicleta, todo empieza cuando circulando en paralelo a la autovía y me enfrento a un desnivel que requiere un impulso adicional del motor, hasta este punto, he avanzado más o menos sin necesitar esta ayuda, pero ahora noto que el motor no está funcionando, al verificar los indicadores LED, ninguno señala ningún tipo de  problema, sin embargo, la bicicleta no responde.

Cerca de Villazoquete en un tramo de vía de servicio de la Autovía A-62

        Decido detenerme y revisar lo que sucede. Al intentar acceder a la tapa de la batería para retirarla, descubro que esta ha desaparecido, no está, se ha desprendido en algún momento durante los setenta kilómetros que he completado hasta ahora, miro hacia atrás e incluso retrocedo unos metros para intentar recuperarla, pero es en vano. 
        
        No tengo ni idea de cuándo pudo ocurrir esto, no recuerdo ningún golpe o situación brusca que pudiera haber causado la caída de la tapa, a menos que al salir de Palencia haya bajado algún bordillo que unido a que no la hubiera encajado bien podría haber sido el motivo de su pérdida, también reviso las fotos que he tomado, pero ninguna incluye la bicicleta completa.

Así que me veo obligado a dejar de lado la tapa y continuar con el plan inicial: retirar y volver a colocar la batería, es decir, resetear la bicicleta.

        Por fortuna, esto es aplicable a todos los campos donde la informática está presente, el motor de la bici responde en condiciones, sigo pedaleando, pero a partir de aquí voy con la intranquilidad de no llevar la batería cubierta, aunque ésta sea una simple tapa que lo único que hace es de guardapolvo.

Antiguo lavadero de Celada del Camino.

       Continuando mi recorrido, dejo atrás la cercanía con la autovía al pasar por Celada del Camino durante mi paso por este pueblo, pude apreciar el recién remodelado frontón, así como un antiguo lavadero con agua cristalina, hogar de ranas y renacuajos, un indicativo de la pureza del agua, algo poco común en la actualidad.

        Luego, en Villavieja de Muñó, decido hacer una parada para recobrar energías y calmarme por la pérdida de la tapa, a la que logro encontrar una solución provisional utilizando el film que suelo llevar siempre conmigo en estas aventuras.

Apaño con film de plástico para cubrir la batería de mi bici.

           Es la una de la tarde y mi parada al lado de la fuente del pueblo y mientras disfrutaba del bocadillo que preparé con los víveres comprados el día anterior, me percaté de la profunda soledad del lugar, no había señal alguna de presencia humana en los alrededores cuando, de repente, una puerta se abrió, de ella salió una mujer que, entre la tarea de recoger la ropa tendida, compartió con preocupación la sombría perspectiva que aguarda a esta villa, al igual que a otras de la región, explicó cómo poco a poco van perdiendo habitantes y también del problema de la falta de oportunidades de futuro para los
jóvenes son escasas a favor de las grandes ciudades.

Fuente de Villavieja de Muñó, (Burgos).

        Quedan aproximadamente veinte kilómetros de la ruta de hoy, así que salgo de Villavieja para afrontar los últimos kilómetros de la ruta de hoy, llegaré a la localidad de Cavía y Buniel, de ésta última me impactó la cantidad de edificios a medio construir, aparentemente víctimas de la crisis inmobiliaria y una planificación urbana deficiente. Una enorme urbanización quedó completamente paralizada, dejando a la vista edificaciones incompletas, vandalizadas y a merced de las inclemencias del tiempo. Estos esqueletos de edificios no cumplen otra función que desmejorar el paisaje de la zona.

Ayuntamiento de Cavía (Burgos).


        Sorprendido por esta visión fantasmagórica paso por la localidad de Villacienzo, a estas horas, es un lugar tranquilo, aunque la modernidad de sus edificaciones denota que nos vamos acercando a la ciudad, son las dos de la tarde y a la altura del polideportivo municipal encuentro un bar abierto, con una par de chicos de clientes, un buen lugar para realizar una parada y tomar un buen refresco.

Parada para tomar un refresco en Villacienzo, (Burgos).

        Aprovecho la ocasión para buscar alojamiento en Burgos, aprovechando a aplicación de búsqueda de alojamientos, localizo un pequeño hostal en el centro de la ciudad, ya solo que da llegar a la ciudad de Burgos.

        Quedan ocho kilómetros para llegar a Burgos y el camino se vuelve algo irregular en las proximidades, discurro por tierras abandonadas, mientras el cielo adquiere un tono grisáceo y unas gotas de lluvia comienzan a caer, estas son las primeras lluvias desde que empecé mi trayecto en Málaga, sin embargo, tras estas primeras gotas, la lluvia cesa convirtiendo este evento meteorológico en una mera curiosidad.

Tierras en los alrededores de la ciudad de Burgos.

        La entrada a la ciudad la realizo por la carretera nacional N-120, que tras un kilómetro hago la entrada a la ciudad por el barrio de El Pilar donde coincidido, en sentido contrario, con el Camino de Santiago, para posteriormente ir por el carril bici buscando la orilla del rio Arlanzón hasta alcanzar el puente de Santa María para reencontrarme con el arco de Santa María.

Arco de Santa María en Burgos, esta vez en el año 2023.

        Si cruzar todavía el puente prosigo las indicaciones del GPS, pasando por la estatua del Cid Campeador, hacia el lugar de descanso, que es el Hotel Jacobeo, un hotel de una estrella, sencillo que tiene todo lo que el peregrino puede necesitar.

        Hoy ha sido uno de esos días en los que llego más tarde de lo habitual al destino, son casi las cuatro de la tarde, pero eso no importa, tras una merecida ducha y de haber realizado las tareas diarias necesarias, me dispongo a realizar el mantenimiento de la bicicleta, a parte de proteger un poco más la batería, me encuentro con otro contratiempo.

        No es otro que un pinchazo en la rueda delantera,  mientras hinchaba la rueda con la bomba, noté que el obús estaba un poco suelto, así que intenté ajustarlo con los alicates y rellené la cámara con líquido sellante.

Catedral de Burgos.

        Por el momento, parecía que el problema estaba solucionado, sin embargo, al regresar después de recoger y ordenar mis pertenencias, noté que la pérdida de aire era considerable.

        Otro contratiempo más en la penúltima etapa de mi ruta de este año. Parece que algo o alguien está en contra de mi progreso, así que volví a hinchar la rueda esperando su mágica reparación.

        Con la cabeza en este problema, hice borrón y decidí dejar a un lado mis preocupaciones y aprovechar para disfrutar de la ciudad. Me dirigí a la Plaza de la Catedral y a la Plaza Mayor, donde pude contemplar con tranquilidad la presencia de cientos de turistas que, en esta época del año, visitan la ciudad.

Periodo para la reflexión y el descanso, plaza Mayor de Burgos.

Plaza Mayor en Burgos.

        Después de pasear por las calles y hacer la compra en el supermercado para el desayuno y la comida del día siguiente, regresé al hotel con la intención de revisar el estado de la rueda. La situación no podía ser peor: sin una pizca de aire. Con paciencia, repetí el proceso de introducir espuma en la cubierta y di múltiples vueltas para asegurarme de que se distribuyera uniformemente por su interior. Una vez hecho esto, inflé la rueda con más presión de lo habitual y me dirigí a cenar.

Estatua del toro en escala real , realizada en bronce con un peso de 900kg.

        En la recepción del hotel me indicaron un lugar para ir a cenar, se trata de un bar de la zona de la calle San Lorenzo, la casa de comidas "La Comidilla de San Lorenzo", un lugar dónde los productos típico de la zona, incluida la morcilla de Burgos es su principal reseña.

Plato en el que no puede faltar la Morcilla de Burgos.

        Después de un buen plato de cena, no queda otra que ir al descansar al hotel para coger fuerzas para mañana, un a lástima mañana es la última etapa desde aquel día que inicié la marcha en Málaga, pero bueno la aventura no ha terminado, así que mañana será otro día.

Hasta mañana.