Etapa 2: Casabermeja - Lucena.

   26 de Junio de 2023.

Etapa 2: Casabermeja - Lucena.

Distancia: 46Km.
Desnivel acumulado: 1.300 mts.
Hora de Salida: 6:30 h.
Hora de Llegada: 14:00 h.
Tiempo empleado total: 8:30 horas.


Campos de olivos en la provincia de Córdoba.

       Hoy he madrugado, y parece que esta será la tónica general en este recorrido por etapas, el hombre del tiempo no deja de informarnos sobre una inminente ola de calor que se acerca, la más intensa registrada hasta la fecha, batiendo otro récord y dado que me encuentro en plena Andalucía no quiero correr el riesgo de sufrir una insolación en medio de los caminos que planeo recorrer, así que, como dicen, más vale prevenir que lamentar.

        Unos prefieren madrugar, mientras que otros optan por trasnochar; la cuestión es que, en vacaciones, ¿Quién quiere levantarse a las seis de la mañana? Sin embargo, aquí me encuentro, con el desayuno frente a mí planificando los últimos detalles de esta segunda etapa que me llevará hasta Lucena.

Vaya madrugón, hoy me levanté a las seis menos cuarto de la mañana.

        La etapa de ayer resultó ser perfecta en términos de planificación y longitud del recorrido siempre prefiero terminar a una hora prudente, evitando las horas centrales del día, cuando el sol aprieta con más fuerza.

        Cuando inicialmente, en casa, estaba planeando las etapas tuve mis dudas acerca de la primera etapa, incluso hasta en el mismo día en que la llevé a cabo me cuestionaba si debería haber terminado en Casabermeja, como finalmente hice, o en Antequera.

        Dado que me encuentro ahora en Casabermeja, y voy a realizar el recorrido restante hasta Antequera comprobaré si habría sido mejor alargar el final de la etapa o si la elección inicial resultó ser la más acertada.

Comprando algo para comer durante la etapa de hoy.

        Así que emprendo la marcha y la primera parada cuando apenas me subí a la bicicleta, fue en la estación de servicio que se encuentra junto al alojamiento, ya que cuentan con un supermercado bien surtido, sin lugar a dudas, es una gran idea que en las gasolineras haya supermercados de conocidas cadenas de alimentación, ya que sus precios no son excesivos.

Primeros metros nada más salir del la gasolinera.

        En el supermercado coincido con varios trabajadores, la mayoría jornaleros, que comienzan el día, pero al revés que en mi caso les espera una dura jornada de trabajo. Un poca de fruta, pan y embutido para hacerme un buen bocadillo más dos botellas de agua, es lo que añado a las alforjas, así con todo y con ello inicio la ruta de hoy.

        A las seis y media de la mañana, aún reina la oscuridad. Después de salir de Casabermeja, apenas se distingue algo excepción del haz de luz de mi bicicleta. Sigo un camino asfaltado paralelo a la carretera, que sirve como vía de servicio para acceder a una urbanización. En este punto, me encuentro con un cruce que me obliga a retroceder unos pasos para corregir mi rumbo, ya que me había desviado un poco de la ruta que tenía marcada.

Alto del puerto del Barco.

        Después de retomar mi ruta, avanzando unos cuatro kilómetros más allá, se abandona el camino que seguía paralelo a la autovía A-45, para adentrarme en la primera ascensión del día: el Puerto del Barco. La subida transcurría por un buen pero empinado camino de tierra.

        A medida que avanzaba, y cuando llevaba diez kilómetros de la etapa de hoy, hago el primer alto de la jornada, situado a unos 830 metros sobre el nivel del mar, se trata de el Puerto del Barco.

        Nada más hacer cumbre, en la otra vertiente, asoma una pequeña población que comparte su nombre con el puerto recién conquistado: Puerto del Barco. En este rincón, el track me mandaba dejar el camino principal para hacer un giro de 90 grados y continuar mi ruta hacia una nueva dirección.

Desvío en el Puerto del Barco.

        A medida que descendía aún más, me encontré con el río Campanillas. Aunque este río estaba marcado en los mapas, no tengo  recuerdo de haberlo pasado, sino más que por un pequeño puente, el nacimiento estaría cerca de su nacimiento, lo que explicaría su tamaño modesto en estos lugares. y que en esta zona, el río aún fuera un pequeño arroyo.

        Después de descender hasta el rio Campanillas toca la hora del ascenso, así que continué por el  camino bien compactado, después de un cortijo en ruinas me topo con una portilla o cancela que delimitaba una extensión ganadera, el ascensión continua dejando los establos al margen izquierdo del camino.

Paso entre peñas con La cancela de salida.

       Más adelante, en mi travesía, me encontré con un paso que estaba marcado por una segunda portilla que delimitaba el cortijo que acababa de dejar atrás, el camino continua un leve ascenso hasta que finalmente comienza su descenso, al principio, el sendero parecía querer desvanecerse entre la densa hierba, y experimenté un atisbo de duda: ¿se cerraría el camino por completo o continuaría hacia otro sendero más marcado?

        Con el eco de esta incertidumbre en mi mente, continué descendiendo. Mis frenos se convirtieron en aliados esenciales en esta parte del trayecto, ya que la pendiente se inclinaba con determinación, desafiando mi habilidad para mantener el control.

        A medida que avanzo, la vegetación se adelgazaba, revelando el camino que había estado buscando. La confianza regresaba, lo que hizo permitirme disfrutar del un descenso y así seguir con mi aventura.

Camino Real de Carlos III.

        El camino, ahora más claro, se relaja y parece más llano, rodeado de los montes del Torcal y de la Sierra de Cabras, unas parcelas de cereales hacen cambiar el paisaje, de alcornoques y demás masa arbórea, ahora el camino está marcado como el Camino Real de Carlos III, parece que durante unos metros coincidimos la realeza y yo.

        Se pasan por varios puentes pequeños de piedra conocidos como alcantarillas que sirven para salvar los pequeños arroyos existentes, varios son los pasos de este tipo que existen o existieron, cada uno con su nombre, como Puente de la Jurisdicción, Puente  de la Haza de cruces y Puente del Garrayo, por citar alguno.

Panel explicativo en el Camino Real de Carlos III-

        Mi travesía por los senderos se desenvuelve con una grata fluidez. Aunque la topografía presenta algunas ligeras pendientes, el firme por el que transito resulta un aspecto positivo, en estos momentos del el sol del amanecer asoma gradualmente con una tonalidad naranja que anticipa un día abrasador.

        Al alejarnos del Camino Real y continuar por el asfalto de la carretera A-7075, esta, nos regala una bienvenida pendiente descendente, un alivio para las piernas, después de avanzar durante cuatro kilómetros, nos apartamos de la carretera y voy por un camino paralelo que se serpentea detrás del Camping del Torcal y bordeando algunos rústicos cortijos, este sendero nos reconduce finalmente a la misma carretera, pero esta vez a la altura de la Venta del Conejo.

        Más adelante, de vuelta a los caminos de tierra, me adentro en el Camino de las antiguas fábricas textiles, que nos guiará hasta Antequera.
        
Inicio del Camino de las Antiguas fábricas textiles.

        Este itinerario transcurre en su mayoría junto al sereno río de la Villa, guiándome paso a paso hacia el corazón urbano de Antequera, a medida que avanzo, la historia de esta región como epicentro de la industria textil se revela ante mis ojos, grandes edificios son las antiguas fábricas, algunos en estado de ruina y otros cuidadosamente rehabilitados como alojamientos o museos, son testigos mudos de la trascendental importancia que alguna vez tuvo esta actividad en la zona.
        
Las primeras vistas al llegar a Antequera.

        Son las nueve menos cuarto de la mañana y después de haber recorrido unos 26 kilómetros, la majestuosidad de la ciudad de Antequera se levanta ante mí como un monumento a la historia, al adentrarme en su casco urbano, me doy cuenta de la importancia de esta villa y de sus notables dimensiones. Navegar por sus calles, siguiendo el trazado que había diseñado, presentó los problemas que le aparecen habituales: calles en sentido prohibido y algunas vías difíciles de transitar. Sin embargo, al final, el paseo en bicicleta por la ciudad se convirtió en una experiencia gratificante.

La iglesia del siglo XVI de San Sebastián, de Antequera, en Andalucía,

        Más o menos, realicé un paseo circular con las alforjas para dirigirme hacia el norte de la ciudad, justo en la rotonda de entrada a través de la carretera a Antequera, me encuentro con las primeras flechas que indican el Camino de Santiago Mozárabe, hasta este preciso momento, no existía ninguna indicación, ya que este camino pasaba por otra zona.
        
Al fondo la Peña de los Enamorados o del indio.

        A la salida de Antequera, en el horizonte, destaca una montaña declarada Monumento Natural de Andalucía, la Peña de los Enamorados, que separa las vegas de Antequera y Archidona. Tiene una morfología muy característica, ya que parece la cabeza de un indio tumbado, por lo que también es conocida como "El Indio de Antequera".

        Esta montaña me acompañará durante un buen tramo de la ruta, lo que despierta una lógica curiosidad. En un primer momento se pueden observar tierras de pequeñas huertas, cultivos de cereales, poco a poco me adentro en la zona característica de esta región: el olivar, dónde extienden grandes e interminables campos de olivos a lo largo del paisaje.

Camino asfaltado al salir de Antequera.
       
Inmersos entre olivos.

        Mi travesía transcurre por caminos durante doce kilómetros cuando atravieso la población de Cartaojal, pasando por su calle principal donde se encuentra su iglesia, aquí hago una pequeña parada junto a un panel indicativo que muestra el trazado del Camino Mozárabe.

        Después de dejar Cartaojal atrás, continúo por un tramo de carretera que al abandonarla sige por un camino de tierra, este camino está un poco más deteriorado debido a las aguas, pero en cualquier caso, se puede pedalear con facilidad, me encuentro rodeado de olivares y mi marcha es rápida, incluso cuando tengo que superar alguna colina que, desde la altura, me permite contemplar el paisaje característico de esta región andaluza.

Localidad de Cuevas Bajas.

        A los 58 kilómetros de mi salida llego a la población de Cuevas Bajas, percibo que la ciudad está en plenas fiestas debido a las ferias y barracas que se encuentran en la calle Real, continúo la ruta marcada en mi track, pero esta vez no se trata de una dirección prohibida lo que me impide avanzar en mi bicicleta, sino algo distinto, en esta ocasión, me encuentro con obras importantes que abarcan un buen tramo, por lo que tuve que caminar con mi bicicleta mientras reformaban el adoquinado y las aceras de la calle. En resumen, fue un tramo completamente en construcción.

       Cuevas Bajas se encuentra en el límite norte de la comarca de Antequera (Málaga) y está situado en un pequeño valle. Desde este lugar, se pueden apreciar los extensos campos de olivos que junto con la ganadería y la industria del aceite, conforman su base económica.
        
        Al salir de la población, se cruza un puente para superar el cauce del río Genil. y a los seis kilómetros entre olivos se llega a la población de Encinas Reales.

Caminos entre Cuevas Bajas (Málaga) y Encinas Reales (Córdoba).

        En Encinas Reales, a cinco kilómetros de la anterior población, siendo las diez y media de la mañana, con el sol a pleno rendimiento hace que la temperatura sea sofocante, lo bueno es que al entrar en esta población y después de pasar por el monolito que indica que es parte del camino Mozárabe, se encuentra un pequeño refugio en plena calle, allí había sombra y una fuente de agua que me permitió refrescarme y recargar energías para continuar mi travesía.

        El camino que tengo planificado después de salir de Encinas Reales está cortado por obras, es un camino de tierra el cual están afianzando con cemento, no lo dudé ni un momento seguí hacia adelante, hasta que a unos doscientos metros la maquinaria pesada de la encementación del camino ocupa la totalidad del camino, como el camino está casi a la misma altura que el olivar, no tuve más que coger un renque de árboles paralelo al camino para pasar sin problemas.

Salida de Encinas Reales con el camino cortado al tráfico.

        Un poco más adelante el camino sigue sumergido entre olivares, en esta parte del recorrido, nos encontramos con la necesidad de cruzar un pequeño arroyo que aún contiene algo de agua, dicho arroyo es el río Aznur, que forma parte de la cuenca del río Genil, el río Aznur nace en la Subbética, una comarca situada en el sureste de la provincia de Córdoba, en el centro geográfico de Andalucía.

A pesar de su apariencia de charco, resultó ser el cauce del río Aznur.

        Después de estos contratiempos, que no son otra cosa que cosas que pueden pasar y que son parte de la aventura, sigo mi pedalear por los montes de la Bética, son caminos muy buenos de tierra y agradables como estoy acostumbrándome.
        
Caminos agradables en esta parte de la etapa, (Encinas Reales).

        El Camino hace un breve escarceo entre colinas y en un punto se llega a un mirador con unos bancos y algo de sombra, son las once de la mañana y llevo suficientes horas como empezar a pensar en comer algo, así que viendo que este sitio es un buen lugar para cumplir mis necesidades, hago la parada aquí para hacerme el bocadillo y comer unas piezas de la fruta que compre a primera hora de la mañana. 

Zona de descanso a 15 Km de Lucena.

       Disfruté de un almuerzo tranquilo, tratando en la medida de lo posible de desconectar de las rutinas diarias con sus agitaciones y preocupaciones. En este momento y lugar, el tiempo no era lo relevante; lo que importaba era estar en contacto con la naturaleza y disfrutar de ella, así como de la pasión que nos impulsa a embarcarnos en este tipo de aventuras.

        Al terminar de almorzar salgo al cruce con el camino CV-168, un camino de tierra y zahorra compactada, como los que rodaré más adelante, dicho camino lo dejo a la altura de un cortijo para desviarme hacia la derecha e iniciar el último ascenso del día de hoy.
       
Olivares en el alto del cerro antes de llegar a Lucena.
    
         Rodeado de extensos olivares y después de alcanzar el alto de un cerro, comienzo a descender hacia la ciudad de Lucena, la entrada de la ciudad es por un polígono industrial, no es el más bonito, pero esta característica es común a todos los polígonos de este tipo.

        Una vez que se pasan las fábricas ya entramos de lleno en Lucena, transitando por sus calles alcanzo el centro de la ciudad, de la calle Cuerpo de la guardia Civil sigo por la calle San Pedro,  a partir de ahora me encuentro paseando con mi bici a cuestas, doy una pequeña vuelta por la zona de la Iglesia de San Mateo la plaza Nueva y aledaños.
        
Plaza nueva de Lucena (Córdoba).

        Son Las doce y veinte de la mañana y me encuentro en pleno centro de Lucena, en la Plaza Nueva, a un lado tengo la iglesia de San Mateo y al otro el ayuntamiento, en la que destaca su fachada llena de arcos y la torre de estilo italianista.

        Rodeado de cafeterías me tomo un descanso aparcando mi bicicleta y tomándome un refresco dentro del local, ya que en la calle el sol ya calienta una barbaridad, con mucha calma fui tomándome el refresco y el pincho que suelen poner en esta zona de la geografía española.

Plaza de España de Lucena.

        En el pequeño rodeo por la ciudad, visité la Iglesia de San Martín, la plaza de España, la plaza de abastos, la torre del Castillo del Moral y el interior de la Iglesia de San Mateo.

Torre del Castillo del Moral.

        Tengo que reanudar la marcha ya que el alojamiento no está en la misma ciudad, éste se encuentra a las afueras de la ciudad en otro polígono industrial saliendo de Lucena por la vía verde del Aceite, por lo que se pasa por delante de la antigua estación de tren reconvertida en una cafetería restaurante.
        
Estación de tren de la Vía Verde del Aceite en Lucena.

          Mi llegada al alojamiento tuvo lugar alrededor de las dos de la tarde, un momento perfecto para realizar una rápida serie de tareas. Enseguida guardé mi bicicleta en el almacén del alojamiento, subí a la habitación y desempaqué todo lo que llevaba en las alforjas. Después, aproveché para tomar una refrescante ducha antes de bajar a comer lo más pronto posible. Sabía que después tendría tiempo para organizar el desorden que había creado apresuradamente.

        El lugar de alojamiento se denomina 'Hostal Restaurante El Polígono', un sitio modesto y acogedor que ofrece un servicio amable y cercano. Una vez terminada la comida, dediqué un poco de tiempo a ordenar la habitación y a cargar los dispositivos que necesitaban batería. La somnolencia típica que sigue a una comida me ganó, y me vi obligado a echarme una breve siesta."
        
Gran parte del recorrido de hoy transcurre entre olivares andaluces.

        La segunda etapa de esta aventura está llegando a su fin ahora disfruto de la tranquilidad del día, tiempo suficiente para editar el vídeo de la etapa, eliminar algunas fotos que tomé sin mucho propósito y asegurarme de que todo esté listo para el día siguiente.

        Realizo un breve paseo por la zona mientras espero la hora de la cena y luego me retiro a descansar, pues mañana se avecina otra jornada calurosa en mi camino hacia Córdoba, mi objetivo es llegar allí antes del mediodía, antes de que el calor sea más intenso.


Hasta Mañana.

        

        

Etapa 1: Málaga - Casabermeja.

  25 de Junio de 2023.

Etapa 1: Málaga - Casabermeja.

Distancia: 46Km.
Desnivel acumulado: 1.300 mts.
Hora de Salida: 9:20 h.
Hora de Llegada: 14:50 h.
Tiempo empleado: 5 horas (tiempo en Wikiloc).


Mirador Vazquez Sell.

       Buenos días, hoy comienza la primera etapa de mi ruta hacia Logroño, un viaje que planeo completar en 13 días, al menos según mis cálculos.

        Después de un merecido descanso, el despertador sonó a las siete y media de la mañana, aunque ya llevaba un rato despierto debido a la emoción que conlleva el inicio de esta emocionante aventura.

Minuto "uno" del inicio de la aventura.

       Tengo todo preparado en mi habitación y mi bicicleta que pasó la noche en el despacho de la residencia universitaria está impaciente por empezar esta aventura.

        Como el desayuno está incluido en el alojamiento, me puse en marcha en busca del comedor ya que la ubicación del mismo no me la indicaron ayer, pero no tuve dificultades en encontrar la instancia, simplemente seguí el delicioso aroma que impregnaba el lugar gracias a las tostadas recién hechas.

        En el comedor, compartí espacio con otros comensales, algunos de ellos parejas jóvenes y otros visitantes solitarios de paso por Málaga, así que con tranquilidad, me serví el desayuno y aproveché el momento para admirar la austera decoración del lugar.

        A las nueve y veinte de la mañana del domingo 25 de junio de 2023, me preparo para iniciar mi ruta anual. Mi bicicleta está cargada con las alforjas y mis expectativas están llenas de entusiasmo mientras me dispongo a emprender esta nueva hazaña. Comienzo a pedalear por el centro de Málaga, justo por donde ayer di mi paseo para explorar la ciudad.

Con la catedral de Málaga al fondo.

        Mis primeros pasos me llevan por las calles peatonales del centro hasta llegar a la Catedral de Málaga, en este punto decido inmortalizar mi paso por esta hermosa ciudad a través de una fotografía, mi ruta continúa explorando otras partes de la ciudad que no tuve la oportunidad de ver ayer, como la Iglesia de Santiago, el Teatro Cervantes y, casi llegando a las afueras, el campo de fútbol de La Rosaleda.
     
        Diseñé mi recorrido por la ciudad siguiendo completamente los carriles bici disponibles, en algunos momentos, tuve que realizar algunas modificaciones improvisadas debido a que me encontré con calles en obras. Sin embargo, no tuve problemas para navegar por esta ciudad tranquila, especialmente porque era un domingo por la mañana y sus habitantes no estaban inmersos en la agitación diaria.

Estadio de La Rosaleda de Málaga y carril bici.

        Me tomó un tiempo considerable abandonar la ciudad, y alrededor de las 10:15 de la mañana, finalmente dejé atrás las últimas casas y comencé a adentrarme gradualmente en las afueras. En ese momento, pude ver las primeras casas de campo dispersas a mi alrededor, mi salida de la ciudad siguió el Camino de Casabermeja, como era de esperar.

        Decidí no iniciar la etapa a través del Camino de Santiago, ya que me habían comentado previamente que presentaba pasajes complicados para una bicicleta pesada con alforjas, en su lugar, opté por una alternativa que, según lo que había leído, recorría caminos de montaña en buenas condiciones.

        Pocos metros después de comenzar el Camino de Casabermeja, me encuentro con un camino que presenta una pronunciada rampa con una fuerte pendiente ascendente, este camino es el acceso al Sendero Picapedreros-Boticario,  una vez que llegado a este punto, atravieso una puerta que marca la entrada al Parque Natural de los Montes de Málaga.

        Curiosamente, esta puerta es el lugar donde pasó el automóvil de Google Street View, por lo que ya la había visto este preciso lugar una docena de veces desde mi casa mucho antes de estar aquí.

Al dejar Málaga me encuentro con las primeras rampas del Camino.

        Adentrarse en la entrada del Parque Natural de los Montes de Málaga marca el emocionante inicio de una pequeña aventura que me conducirá de regreso a casa en trece días. El camino, amplio y en excelente estado, se despliega siempre cuesta arriba, invitándome a explorar los tesoros naturales de esta región. Los Montes de Málaga ofrecen una intrincada red de senderos, muy apreciada por los entusiastas del ciclismo de montaña, y este soleado domingo me encontré con un gran número de ellos, algunos solitarios y otros formando grupos más o menos numerosos.

Puerta de acceso a los Montes de Málaga.

        Resulta curioso que todos los encuentros que tuve en el camino ya habían culminado sus travesías, comenzando su día mucho antes que yo, a pesar de esto, no podía evitar sentirme afortunado, ya que tenía todo un día por delante para sumergirme en la extensa red de carriles bici, disfrutar de las señalizaciones que guían el camino y deleitarme con los impresionantes paisajes que ofrecen un refugio sereno para escapar de las obligaciones y el estrés cotidiano.

Buenos caminos denominados Senderos.

               A unos seis kilómetros de Málaga, me encuentro en un punto crucial de mi travesía, en el cruce de caminos entre el sendero "Picapedreros-Boticario" y el sendero "Lagar de Contreras", aquí la escena se torna interesante, ya que los usuarios que descienden parecen carecer de frenos, deslizándose a velocidades impresionantes, mientras que yo, por otro lado, avanzo con la parsimonia de un caracol, esta notable diferencia de velocidad pone de manifiesto la pronunciada pendiente que se cierne ante nosotros.

        En este entramado de senderos, me cruzo con numerosos caminantes que disfrutan de la montaña con su bocadillo en la mochila. Estos senderistas, con la satisfacción de un día en la naturaleza, se convierten en compañeros de aventura mientras compartimos las maravillas que nos rodean.

Senderistas y ciclistas comparten caminos.

        Tras haber recorrido unos catorce kilómetros desde el comienzo de mi travesía de hoy, rodeado de pinos y demás arbolado del monte, llego a otro cruce flanqueado con unas construcciones y en el camino una barrera que prohíbe el acceso de vehículos a esta red de senderos, además, una señal en mi ruta me anuncia que aquí llega a su fin el camino "Picapedreros-Boticario", sin detenerme ni un instante, sigo mi rumbo, y así virando hacia la izquierda continúo ascendiendo por esta red de senderos que hacen de la ruta una bonita aventura.

Final del Camino Picapedreros para continuar por el camino de Jotrón.

         En mi camino, me topé con un ciclista de montaña en su parada de avituallamiento y que se encontraba junto a una señal, la cual ofrecía varias indicaciones sobre las distancias a los puntos de referencia que aún tenía por delante. Aproveché la ocasión para entablar una breve conversación sobre el estado del terreno y de lo que me esperaba en las siguientes metros de mi recorrido, fue una breve charla que me proporcionó información útil para continuar mi marcha.


Caminos en buen estado, Indicaciones y ciclista vitaminándose.

        Después de haber recorrido ya 22 kilómetros y alcanzado una altitud de 680 metros, llegué al área recreativa de El Cerrado, un oasis en plena naturaleza ,con mesas, asadores y un espacio para estacionar alrededor de una docena de coches, además de servir como punto de acceso a diversos senderos cercanos, perfectos para que los amantes de la naturaleza puedan disfrutar de esta maravillosa zona.

        Continúo ascendiendo por esta impresionante pista, que me lleva a través de amplias curvas diseñadas para superar el terreno irregular. A medida que avanzo por este camino, rodeado de exuberante vegetación, me encuentro con las ruinas de antiguos caseríos, más tarde, descubriré que estas ruinas son los vestigios de molinos que alguna vez poblaron este lugar. Sin embargo, la mano del hombre intervino en el pasado, talando implacablemente los bosques y convirtiendo esta región en un área desértica.

        Afortunadamente, gracias a políticas posteriores, estos bosques fueron repoblados, y hoy en día, nos encontramos rodeados de este frondoso y exuberante monte, un testimonio vivo de la capacidad de la naturaleza para recuperarse cuando se le brinda la oportunidad.

Restos de de un molino de los muchos que hubo hace tiempo.

      El camino se aproxima a una estrecha carretera asfaltada que conduce al Hotel Humaina, un alojamiento ubicado en medio de las estas montañas de la reserva natural, más adelante, llego a uno de los numerosos miradores que salpican este camino, se trata del mirador de Francisco Vázquez Sell, desde este punto, se abre ante nosotros una panorámica de los montes de alrededor tal es así que se puede divisar la lejana ciudad de Málaga.

        Este mirador debe su nombre a Francisco Vázquez Sell, un destacado ingeniero forestal que desempeñó un papel fundamental en la restauración hidrológica y forestal de la cuenca del río Guadalmedina río que baña la ciudad de Málaga, desde aquí, también podemos observar unos grandes depósitos de agua destinados a la crucial tarea de combatir incendios forestales.

Mirador de Francisco Vázquez Sell.
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         Sigo el camino y llego a un monolito en una bifurcación de caminos, en este monolito, se encuentran las indicaciones que muestran que estamos a 800 metros de altitud, así como la dirección y distancia de varias localizaciones, es en este punto donde me encuentro con unos senderistas que me preguntan si sé por dónde tengo que ir, a lo que les respondo, que mientras la electrónica que llevo encima no falle, todo va bien.

Hito con altura y distancias en el paraje de Las Contadoras.

          En los alrededores se encuentra el Aula de la Naturaleza Las Contadoras, que está ubicada en pleno corazón del Parque Natural de los Montes de Málaga, en este centro de educación ambiental se emplaza en la Casa de las Contadoras, un edificio singular que data de finales del siglo XVII y que, en su momento fue, entre otras cosas, un lagar y una casa señorial.

        Los lagares, otras construcciones que poblaron estos lugares, ya que fue una zona de gran actividad en el pasado que va cayendo en el olvido, y de lo que quedan solamente las ruinas como mudos testigos de un tiempo pasado.

Mirador de Martinez Falero.

       Dejando atrás el monolito de Las Contadoras, continué mi camino hacia la derecha en busca de otro punto de observación: el Mirador de Martinez Falero, este lugar está envuelto por una densa vegetación, en marcado contraste con los paisajes devastados que habían prevalecido a principios del siglo XIX. Los nombres de estos miradores, como el de Martinez Falero, honraban a los ingenieros que habían trabajado arduamente para restaurar la orografía original de estos montes que alguna vez estuvieron cubiertos de exuberante vegetación.

        Mientras avanzaba por el amplio y bien conservado camino, me crucé con otros senderistas de distintas procedencias que compartían mi búsqueda de la belleza natural, en mi recorrido, pasé junto a lo que alguna vez fue un Lagar, ahora reducido a ruinas por el implacable paso del tiempo. Estas ruinas eran testigos silenciosos de una época en la que esta zona había sido próspera y bulliciosa, dedicada a la producción vitivinícola, antes de que la devastadora filoxera la redujera a la decadencia.
    
Ruinas vitivinícolas en los Montes de Málaga.

        A los 35 kilómetros de mi salida estoy en el punto más alto de la jornada es el Puerto de Salvago a 897 metros de altitud, y como se dice en el argot del ciclismo, ya todo es favorable, y qué verdad, ya he realizado lo más duro de la etapa, aquello me me hacia romperme la cabeza en mi casa cuando estaba planificando las etapas.

        Después de este alto tenemos un pequeño llaneo manteniendo la altitud, para pasar por el Puerto de Cuella, a partir de este punto el camino se vuelve asfalto que no abandonaremos en el resto de la etapa, en el descenso el paisaje empieza a verse salpicado de casas de labranza y del bosque se da paso a las huertas, se pasa por delante de la ermita de de la Virgen del Carmen.

Ermita de la Virgen del Carmen.
 
        Habiendo dejado atrás el Parque Natural de los Montes de Málaga, me encontré ahora en un camino más abierto, donde la sombra de los densos bosques que habíamos dejado atrás ya no me protegía del ardiente sol. Aprovechando la ausencia de obstáculos, avancé rápidamente en dirección a la localidad de Casabermeja, de la que aún no había reservado una habitación, ya que no sabía qué me depararía esta primera etapa de mi viaje.

        Al llegar a Casabermeja, lo primero que llamó mi atención fue un supermercado abierto, de inmediato, aproveché la oportunidad para abastecerme, compré unas botellas de agua para mantenerme hidratado y unas barritas energéticas como un recurso de reserva en el caso de que en algún momento necesitara un aporte extra de energía en mi travesía.

        
Carretera con Casabermeja al fondo, la etapa a punto de terminar.
       
          Mi travesía en bicicleta me llevó a una parada en una soleada tarde. Había llegado a una gasolinera bajo un ardiente sol, y la única sombra disponible se convirtió en mi refugio momentáneo mientras buscaba un lugar para descansar el reloj marcaba casi las cuatro de la tarde cuando decidí tomar acción y encontrar un alojamiento para pasar el resto del día y la noche.

Vistas de Casabermeja desde el acceso al hotel.

        Saqué mi teléfono y llamé al alojamiento más cercano a mi posición, que resultó ser el Hotel Casabermeja. Este hotel está estratégicamente ubicado a los pies de la autovía A-45, a pesar de estar cerca de la carretera, también estaba lo suficientemente cerca del núcleo urbano para que fuera accesible a pie.


Detalle a la entrada del hotel.

        Al llegar al hotel, me di cuenta de que no estaba buscando lujos en mi ruta en bicicleta, pero apreciaba la comodidad y el trato amable. El Hotel Casabermeja cumplió con creces mis expectativas en este sentido, la cálida hospitalidad del personal hizo que me sintiera bienvenido desde el primer momento. No era solo un cliente; me trataron como si fuera parte de la familia. Esta conexión personal se hizo aún más evidente cuando compartí mis planes de viaje por etapas hasta Logroño.

        Mi estancia en el Hotel Casabermeja no solo me permitió recargar energías, sino que también me dio la oportunidad de sentirme cuidado y apoyado en mi viaje. En ocasiones, encontrar lugares donde la cercanía entre el hostelero y el cliente es evidente agrega un valor especial a la experiencia de viaje.

        Tras llegar a mi destino y satisfacer mis necesidades básicas, como alimentarme y ocuparme de las tareas típicas de un ciclista, como lavar y tender la ropa, tomar apuntes y planificar la ruta para el día siguiente, decidí aprovechar la tarde para explorar este pintoresco rincón, situado en las faldas de una colina, sus calles empinadas y estrechas, típicas de un pueblo andaluz, y todo ello pintado de blanco, como un auténtico pueblo andaluz.

Empinada calle en Casabermeja.

        Mis pasos me llevaron a recorrer las serpenteantes calles de Casabermeja, absorbiendo la autenticidad y el encanto de este lugar. Cada esquina revelaba un rincón más pintoresco que el anterior, con su arquitectura blanca y las empinadas colinas que lo rodeaban, proporcionando un telón de fondo impresionante.

        Al regresar al alojamiento, llegó la hora de la cena, y opté por disfrutar de un sencillo plato en el propio hotel. La conveniencia de tener un lugar para cenar en el mismo establecimiento era un alivio después de un día lleno de actividad. Luego, me aseguré de preparar todas mis pertenencias para la salida de la segunda etapa al día siguiente, una rutina esencial para garantizar un inicio sin contratiempos.

Bonita panorámica desde Casabermeja.

        Con el atardecer en el horizonte y todo listo para la siguiente jornada de mi travesía en bicicleta, me retiré a descansar, agradecido por la oportunidad de conocer Casabermeja y anticipando lo que la siguiente etapa de mi viaje me depararía.