Etapa 13: Burgos - Logroño.

7 de Julio de 2023. 

Etapa 13: Burgos - Logroño (fin de ruta).

Distancia:  121,92 km

Desnivel acumulado:  Positivo: 1.139 m. Negativo: 1.574 m.

Hora de Salida: 6:43 h.

Hora de Llegada: 18:40 h..

Tiempo empleado:  10 horas, 00 minutos, (Según Wikiloc).


La frecuencia de los peregrinos se hace notar en mi última etapa.

        Hoy marco el final de mi épica travesía desde Málaga, culminando un periplo que se inició hace varios días en el sur de la península ,sin embargo, en este momento no significa el cese de la aventura; más bien, representa un nuevo capítulo que se desenvolverá desde Burgos hasta Logroño.

        El reloj marca las seis de la mañana, y me despierto con la inquietud de conocer el estado de la rueda delantera. ¿Habrá logrado mantener la presión durante la noche, o me veré obligado a emplear la bomba para comenzar la jornada?

La ciudad de Burgos dormida a mi salida de hoy.

        Me asomo al lugar donde la bicicleta ha descansado, y observo que la rueda ha resistido sin perder aire, no está mal, pienso aliviado, y regreso a la habitación para disfrutar de mi desayuno compuesto por café y bollería adquirida el día anterior en el supermercado.

        Mientras saboreo mi desayuno, consulto la aplicación de mi teléfono móvil para localizar una gasolinera que me pille de paso en mi ruta de hoy, mi objetivo no es otro que adquirir un par de botes de espuma, pues la desconfianza sobre el estado de la rueda persiste.

        Una vez localizada la gasolinera y con el estómago lleno, me preparo para iniciar la ruta, sigo las indicaciones del GPS en una ciudad que aún yace adormecida, con escaso tráfico, diviso la gasolinera donde adquiero los dos botes de espuma y, a partir de este momento, emprendo la última etapa de mi travesía desde Málaga hasta Logroño, pedaleando con mi bicicleta de montaña.

Monasterio de San Juan en Burgos.

       La etapa de hoy se presenta como la más extensa de todas las que he afrontado hasta ahora. No es desconocida para mí, ya que el año pasado la completé, aunque partiendo desde Cardeñuela de Riopico y recortando aproximadamente quince kilómetros en comparación con la travesía de hoy. Además, estoy familiarizado con el perfil de elevación, que incluye en primer lugar el alto de Matagrande, seguido más tarde por el alto de La Pedraja. Estos dos ascensos añaden un desnivel considerable que requiere ser tenido en cuenta. En consecuencia, durante los primeros compases de la ruta, decido prescindir de la asistencia del motor de mi bicicleta, reservándolo para momentos en los que sea realmente necesario.

Túnel de paso en el parque del rio Arlanzón.

        Al abandonar la gasolinera, me encamino hacia el Parque del Río Arlanzón, desde donde me dirigiré hasta Castañares, aquí tras cruzar la carretera nacional N-120, que será la columna vertebral de mi recorrido hoy, buscaré la vega del río Pico.

        En el momento de cruzar por medio de un puente la autovía AP-1, me vi obligado a tomar un pequeño desvío debido a unas obras, a partir de este punto, se presentan ante mí las localidades de Orbaneja de Riopico y Cardeñuela de Riopico, ésta última localidad es donde inicié mi última etapa desde Lisboa el año anterior; parece que fue ayer.

El día salió totalmente soleado y con una buena temperatura.

        Revivo con nostalgia los recuerdos del año pasado mientras me acerco al desafiante alto de Atapuerca, la ruta transcurre cerca de las canteras antes de iniciar el ascenso, en este tramo, aprovecho a conectar la asistencia de mi bicicleta eléctrica para afrontar la subida al alto de Mata Grande, uno de los puntos más elevados de la etapa con 1,072 metros de altitud sobre el nivel del mar. Unos metros más adelante, domina el terreno la imponente Cruz de Atapuerca.

Cruz de madera en el alto de Matagrande.

        A medida que avanzo, me cruzo con numerosos peregrinos que marchan en dirección opuesta a la mía, más bien soy yo en que va en dirección contraria a las clásicas flechas amarillas, estoy inmerso en el Camino Francés, el sendero de peregrinación por excelencia hacia Santiago de Compostela, con respecto al tiempo, la mañana se presenta soleada, con un cielo teñido de azul intenso.

        Ahora, me dispongo a descender hacia la encantadora localidad de Atapuerca, reconocida por sus yacimientos prehistóricos. Después de recorrer aproximadamente dos kilómetros y medio de la carretera local BU-V-7012 en Agés, se presenta ante mí un nuevo ascenso en dirección al Monasterio de San Juan Ortega, conocido como el puerto de La Pedraja.

Iglesia de San Juan de Ortega.

        Con numerosos peregrinos compartiendo el Camino, la agradable mañana rodeada de bosques de pinos y robles, junto al canto de los pájaros, convierte la jornada en un placentero paseo. Aunque aún restan algunos kilómetros para concluir la etapa y la ruta, es esencial disfrutar de estos momentos que nos brinda el paisaje y la naturaleza.

        A una altitud de 1.115 metros, en el punto más elevado de la etapa de hoy, me reencuentro con el área de descanso del peregrino, conocida como "el Oasis del Peregrino", donde un lugareño ofrece frutas y frutos secos a los caminantes para que, a cambio de una propina, recuperen energías gastadas en la subida a este puerto de montaña.

Area de descanso en el alto de La Pedraja.

        La pista se transforma en un cortafuegos amplio en este punto, y más adelante, tras una significativa bajada seguida de una ascensión, se encuentra el monumento a los caídos en la Guerra Civil Española, con los enterramientos de los fusilados en esa época.

        La pista se convierte en un camino, aunque con piedra suelta, cuenta con buen firme. Desciendo hasta llegar a Villafranca Montes de Oca, un pueblo vinculado a la ruta Jacobea que sirve como antesala para abordar el alto puerto de La Pedraja.

Antesala del Puerto de La Pedraja para los peregrinos hacia Burgos.


        A partir de aquí, el camino sigue paralelo a la carretera N-120, cruzándola en diferentes momentos, y pasa por lugares emblemáticos como las ruinas de la ermita de San Félix, que se encuentran antes de llegar a las localidades de Espinosa del Camino, Villambistia y Tosantos.

Caserón en Espinosa del Camino (Burgos).

        En el recorrido, a unos 50 kilómetros de mi partida de Burgos, se encuentra la relevante localidad de Belorado, en la provincia de Burgos, que sirve como referencia crucial para los peregrinos que realizan la ruta Jacobea.

        En este momento, hago una pausa para recobrar fuerzas en la Plaza de San Francisco, mientras me acomodo en un banco, observo el trasiego de algunos peregrinos en la misma plaza, refrescándose con la fuente de agua que se encuentra en este lugar, cuando aparece un peregrino un tanto peculiar, David montado en su e-bike rodeado de alforjas, y no es para tanto ya que me comentó su periplo desde su Holanda adoptiva, ya que es Extremeño de nacimiento.

David y yo compartiendo aventuras.

           ¡Qué trotamundos tan fascinante! Me contó acerca de su increíble aventura por Europa central: primero en Holanda, Países Bajos, luego la diagonal de Francia, y ahora en España explorando Navarra, La Rioja, Burgos y ascendiendo hasta Cantabria para cruzar hacia las Islas Británicas antes de regresar a su Holanda. Su bicicleta estaba completamente equipada con GPS, alforjas repletas hasta los topes, tienda de campaña incluida, además de y una radio, no llegué a preguntarle por la emisora que tenía sintonizada durante el trayecto, pero sin duda, es una persona realmente asombrosa.

        Después de una agradable charla, cada uno tomamos nuestras direcciones para seguir con nuestras rutas, David hacia Burgos, donde iba a pasar unos días y yo mi viaje hasta Logroño.

Mural en Belorado (Burgos).

        Retomo la marcha cuando es casi mediodía, con la mirada puesta en encontrar un lugar para comer y darme un pequeño homenaje en este último día de peregrinaje, mi objetivo es detenerme y disfrutar con calma y sin apuros de esta etapa final, dejando atrás la localidad de Belorado, la primera localidad que vislumbro es Villamayor del Río todavía en la provincia de Burgos, al salir de este pueblo, me encuentro con un peregrino que resulta ser un antiguo compañero de trabajo, la sorpresa y la alegría se apoderan mutuamente al encontrarnos en el Camino, él en dirección a Santiago y yo hacia Logroño.

Un encuentro inesperado con un excompañero de trabajo.

        Nos despedimos deseándonos un Buen Camino y a partir de este momento, una preocupación se instala en mi mente, la presencia de amenazadoras nubes grises de tormenta que se forman en la Sierra de la Demanda, y aunque están distantes, estas tormentas se dirigirán tarde o temprano justo por donde transcurre mi ruta.

        Acelero mi paso, consciente de que las nubes me ganan terreno lentamente en esta carrera contra el tiempo, y el aire cargado de humedad, se apodera gradualmente de la atmósfera.

Viloria de Rioja, cuna de Santo Domingo de la Calzada.

        Viloria de Rioja, Castildelgado y Redecilla del Camino son las últimas localidades que atravieso de la provincia de Burgos, al entrar en La Rioja la primera localidad que me encuentro es Grañón, donde reflexiono que aún no es momento de hacer una parada, dada la amenaza inminente de  tormenta.

        Para agregar más suspense al asunto, la rueda delantera comienza a perder presión, obligándome a hacer una parada en esta localidad para inflarla y rellenarla con la espuma que compré esta mañana en Burgos.

Cortina de nubes grises que van apareciendo.

        Después de pasar por Grañón y las localidades de Santo Domingo de la Calzada ciudad importante del Camino de Santiago, donde dice la leyenda que cantó el gallo después de asado, luego vendrían las localidades de Cirueña, y Azofra, la tormenta va acechando y el color gris de las nubes lo cubre todo, el sonido de los lejanos truenos ya es audible indicando la cercanía de la tenida tormenta, llego a Nájera, una ciudad clave en el Camino de Santiago, distante 95 kilómetros de mi ruta y a solo 25 kilómetros de Logroño, son alrededor de las tres de la tarde, la hora es propicia para un merecido descanso, son las tres de la tarde y decido buscar un lugar donde comer algo.

Mi entrada a Sto. Domingo de la Calzada.

        Mientras deambulo por las callejuelas del casco antiguo de Nájera, las primeras gotas de agua comienzan a caer, estas gotas son de un tamaño considerable lo que me lleva a reflexionar sobre la posibilidad de enfrentar una tormenta más intensa, a pesar de la incipiente lluvia, no se vislumbra un respiro en el cielo gris, por lo que tomo la decisión de continuar mi camino, abandonando la ciudad de Nájera antes de que la lluvia se intensifique.

El Monasterio de Sta. María la Real en Nájera.

        Esta sección del camino es conocida por la cercanía de mi ciudad y coincidir con las rutas que realizo en mis salidas locales, el terreno se encuentra más deteriorado que lo recorrido hasta ahora debido a las tormentas de días anteriores, cuando la lluvia parece intensificarse y los relámpagos se acercan peligrosamente, decido detenerme en un subterráneo con la carretera N-120 para aprovechar y comer algo, dado que desisto de hacerlo delante de una mesa y ya a la cercanía del fin de la ruta, en este momento las gotas de agua caen con fuerza y la intensidad del viento va en aumento.

Tormenta a la salida de la ciudad de Nájera.

        Después de comerme unas barritas y ponerme el chubasquero, quedaría subir el alto de San Antón, pero viendo el estado del camino por esta y las anteriores lluvias, decido hacerlo por la antigua carretera N-120, para una vez pasado, reincorporarme al camino de la ruta Jacobea.

        Ya estoy en tierras más que conocidas y la ruta no da más de sí, solamente me queda pasar por las cercanías de Ventosa, Navarrete y hacer la entrada en Logroño por el parque de La Grajera.

Vistas del embalse de La Grajera, con nubes amenazantes.


        Mientras recorro los cuatro kilómetros que separan el embalse de la Grajera de mi hogar en Logroño, me encuentro inmerso en un momento en el que los recuerdos de este extenso trayecto se entrelazan de manera tumultuosa, sin seguir una línea temporal definida. Cada recuerdo surge de forma caótica, recordándome días específicos y momentos diversos. A pesar de la confusión mental, experimento una gran satisfacción al llegar a casa, donde mi familia me espera, ya acostumbrada a mis periplos de varios días.

        La ruta ha llegado a su fin, y ahora me enfrento a la tarea de organizar y ubicar todos los recuerdos, paisajes, pueblos y ciudades en sus lugares correspondientes. Este es uno de los motivos por los que me sumerjo en la creación de este blog: para no perder ningún detalle de mis aventuras en bicicleta con alforjas.

        Envío un cordial saludo, y espero que este relato inspire y sirva como guía para planificar futuras rutas.

Logroño, mi ciudad.




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